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sin ninguna referencia de ná

La fría angustia que emerge detrás de las cortinas del aire, se puede solventar con un chorro de inteligencia buena y el calor, que nace de los estímulos incandescentes de la vida, en el proceso infinito del vagar de las estrellas.

La candela puede comprender tus manos aprendiendo un oficio imaginable, y sentir (claro que se puede sentir) sentir con claridad todo aquello que haces y permutas y escoges y clamas y reinventas a partir de los elementos que te envuelven –en el ruido cotidiano del reloj- entre la brisa que lleva mariposas amargas y silencios acompasados, y esas lucecitas y también sombras.

Si a tu corazón le gusta asomarse a los abismos –como las miradillas que abandonan la seguridad de los portales- no te pienses primo/a que te encuentras ahí sólo/a. Recuerda que existe un cielo y un sueño y una tierra colmada de inciertos desafíos; y en mitad está tu mente, y todo aquello que genera: tus actos o tu indolencia…

Tu mente y la razón que ciñe todos los universos ajenos.

miércoles, 6 de julio de 2011

compases del viento amargo

COMPASES DEL VIENTO AMARGO

(Ingeniería Poética)

a mis padres y a toda mi familia de sangre y no sangre…

Su luna de pergamino

Preciosa tocando viene.

Al verla se ha levantado

El viento que nunca duerme”.

F. G. Lorca; Romancero Gitano

CAUSALIDAD HUMANA (de atRrásiempreaDelante)

¿Qué es lo que guarda mi memoria, y lo perdido, y aquello ciertamente recuperable, qué convicción o ideología o realidad dada?

Repaso las hazañas y los pequeños pormenores entrelazados. El color que sostiene lo inextinguible, y esa niebla que se va posando sobre todo, sobre lo propio y lo ajeno, hasta convertirlo en polvo que recoge la brisa.

¿A qué se reduce el recuerdo? Una vida: treinta años de alientos y desalientos, de búsquedas, de ilusiones, de destinos, de días con sus noches; una colección para la nostalgia y un arma poderosa para condicionar el futuro.

Fernando Colorines

El PRINCIPIO INESTABLE DEL SUEÑO

(¿Cuántos colores harían falta para ensuciar tanta pureza, presa del blanco perpetuo, de aquel que oculta su verdadera condición: sola, diversa y prolífica, resumida casi a una aptitud o a un único gesto, repetido hasta la eternidad por un continuo de generaciones y culturas?¿ Cuántos colores para obviar el vacío, para amortiguar el paisaje gris que nos pertenece, como el poso de un sentimiento de abandono?

Todos los colores

Aquellos posibles

¿Pero cuántos más?…)

I

Tratamos de vivir sin tocarnos apenas

sin pertenecernos verdaderamente

al omitir el precio de nuestra libertad

en las caricias que arriesgamos por miedo

nada indica una salida a la razón

nuestro cerebro evoluciona en el análisis continuo

acalladas sus capacidades originales

amarrando el sentimiento a los propósitos

esperando que se conformen las piezas del ideal

quizá colocamos demasiado lejos nuestras metas

olvidando lo que nos allega al día

el tímido escándalo de lo que no se extingue

tras el humo de banalidades efímeras

y todas las primeras impresiones

el leve rumor que se asoma siempre a deshoras

y que lleva el mismo ritmo que los astros.

II

No sé si puedo compartir

las cenizas de mis sentimientos

sin mover el fondo

del manantial transparente de la amistad.

III

Miraron en la sobremesa del viento

aquellas cadenas que se rompían

como jirones de humo inerme

alrededor de un pie muerto

las moscas continuarán bailando

el fin disipa la realidad

diluye nuestros sueños

como la vida los acuna

miraron donde caían las estrellas silenciosas

y su mirada construyó el pensamiento

y el pensamiento extravió al corazón.

IV

Despedidas en la memoria

descensos de tela amarga

corazones en los ojos

caídos por las calles del tiempo

desde las costuras de la falsa eternidad.

V

Despego las corazonadas inevitables

de la superficie de la realidad

me atraganto con los sentimientos impuros

que se arrugan ante el miedo irracional

tantas letras pagadas

para descubrir la amplitud del cosmos

el alcance de los sueños antiguos

porque mis alas tiemblan en la libertad

de los abismos existenciales

y yo no soy libre

pero libres son mis corazonadas.

VI

Un abrigo de tristezas y cristales

para entender que el miedo condiciona

sobre este azul marchito que guardo

como la mayor de mis alegrías viejas

como la única certeza de lo invisible

se vuelve mi rostro

una y otra vez

hacia ese instante perdido en mis pasos

donde la vida se parte sobre el sueño

y un columpio de luces y sombras

al final de la calle

balancea a un niño solitario

que ignora sonriendo su futuro.

LA CANCIÓN DE LA SOLEÁ PERDIDA

(¿Dónde se quedó mi armadura de color cobre esperanza con la que llamaba a las puertas del tiempo, en aquellos días en que mis labios se arrojaban al enorme abismo de la conjetura femenina, detrás de miradas metálicas e inocentes que poco a poco fueron colmando mi corazón de sueños y cenizas, y el corcho de mi habitación de fotografías extraviadas?...

¿Dónde habré guardado aquellos motivos poderosos que me empujaban a desconocer la incertidumbre y a dilatar los rincones mágicos de la noche?

¿En qué lugar me olvidé del tacto de las estrellas y de los sonidos trascendentes del viento?

Siento que me atrapa la luz de la saciedad, que el vacío irreal se une a la distancia creciente…

Y en los ecos de mis entrañas tal vez renazca alguna nueva concepción de la vida, porque sigo confiando en que todo depende de ti y de mí.)

I

En la medida del tiempo

me acechan las más diversas teorías del ser

creo que existe algo equivocado a lo lejos

atrás

en la memoria

y es por eso que

los árboles duermen intranquilos

y el aire se resiste al trueno

y las salamandras huyen de mis manos.

II

Silban lejanos desencuentros

para abrir las nuevas posibilidades

el cajón guarda rostros anónimos

y escenas imposibles de alcanzar

la muerte es una ideología

para los que viven del hambre ajena

y el amor es otro invento más

para los que únicamente se quieren.

III

Las nubes dicen que no son de algodón

y además

creen

a veces

que nosotros somos como las piedras.

IV

En la duda no se desliza el viento amargo

ni se acoplan los sonidos del placer

allá se extinguen los mundos posibles

y se diluyen las buenas intenciones

en la duda caminan mis manos

pero no tu corazón inerme

en la duda caemos todos sin excepción

pero es sólo una excepción quien sostiene la duda

porque dudando florecen también los mártires y las amapolas

V

Cuestiones para la papiroflexia del porvenir

preguntas adquiridas en la soledad de las calles

mientras recojo la mala costumbre de volver la mirada atrás.

VI

Nadie estampa sus caricias

si se duele de los denostados quehaceres compartidos

por ello

vagar rebotando sobre la máscara y el anuncio sincero

es tan difícil

como igualar las distancias entre la luna la tierra y el sol.

VII

El que rehúsa a sus sensaciones

no dispone de un sueño al que aferrar su sed

miles de ombligos anteceden a la esperanza

que discretamente se oculta tras las piedras

un abismo iniciando el temblor

de las estabilidades adquiridas

como una huella de sonidos incongruentes

a través de las delicias del sistema

aquellos conceptos fecundados

por las bellas filosofías que nos enseñaban a amar

y a olvidar a la vez

aquellas imágenes de la ilusión

arrojándose contra las paredes del día a día

tus manos

mis manos

y el ayer.

EL VIENTO AMARGO SE TRASFORMA

(Aunque me pare a mirar un instante… Hay algo de mí que se va. No se pierde, se va… adelante, aprisa, hacia una estación incierta que a veces consigue arrastrar mi vida entera, mi tiempo y mis sueños… y que es una especie de porvenir.

En verdad existe en nuestro interior un territorio universal prácticamente infinito en el que nuestro pensamiento juega un papel semejante a la materia, creando dimensiones, mundos, universos desconocidos…

Besos que aún se allegan al corazón, porque la realidad se ve alterada por la química y la física del viento)

I

Azul y alegría

ralla mi testimonio: el afán de la plenitud

invoco los elementos bajo la audiencia de mi pensar

imagino la cara del viento

la piel de la tierra

el color del agua

las formas del fuego

pretendo evadir el control de las horas grávidas en mi memoria

astros que bailan y oscilan

empuñando su destino y su caída

tiembla la nostalgia sobre el cúmulo de billetes

que traen los distintos vaticinios

la otra fe: la razón

la insuficiencia: la percepción vacía

el esqueleto del sueño o la supervivencia de la humanidad

hay una tela sobre los ojos

que nos libra de ver el final de esta calle

pero allí vamos

convencidos de impulsar con lo ajeno

los entresijos de la ilusión.

II

Encuentro muy dentro de mí

una luz clandestina

que no me pertenece

pero que es lo único que soy en verdad.

III

Apenas encuentro caricias

en las distintas incidencias de las horas

el amanecer ausente

la lejanía fotográfica de los míos

el camino al trabajo

sin una sola baldosa amarilla que pisar

la mañana al tran tran del tiempo

el mediodía de cañas y eternidades

la comida con prisas silenciosas

la canción oblicua de la tarde

y por fin el recodo perpetuo

donde el atardecer alimenta mis pupilas

progresando en los afectos compartidos

que llegan al lugar del intercambio

de un grupúsculo de seres anónimos

que conspiran creciendo juntos.

IV

Pierdo el control de esas huellas indelebles

que se posan sobre mí

desde el universo revelado por mi mente

no distingo entre la caricia y la herida

entre el gesto inocente y su finalidad parcial

entre la mirada desnuda y la máscara concreta

caigo en una red de pensamientos infinitos

que mantiene mi vida sujeta al continuo análisis

al inmarcesible placer de conquistar las situaciones adversas

con todo

yo quisiera confiar en mi persona

pero hay algo de mí mismo que rechina

que no se rinde a las convicciones aparentes

que renuncia a jugar con unas reglas inventadas

que se divierte abriendo mi corazón cuando quiere.

V

Cuento refugios de piel

que son geografía de lugar

para un único retrato del insomnio

cuento las sacudidas trascendentes

en las que restrinjo la soledad de la conjetura

y los encuentros de las irrealidades

cuento la trasmigración de los cariños

sobre la tibia mesa de los atardeceres

cuento el aire que mueve la ceniza

y la novedad que se disfraza de sombra

cuento las alegrías mucho mejor que las penas

aunque tras la pena venga la esperanza necesaria

el quejido del sueño que vive

sumo día a día

los recuerdos silenciosos

de los que dependen las arrugas

que habrán de poblar mi cara.

VI

Compases del viento amargo

lucecitas en medio de una tempestad de miradas confusas

estaciones existenciales que reniegan del azar y el destino

que convierten el pan en ausencia

y el recuerdo en una cuerda abrazada por nudos y cascabeles

ya no guardo en la conciencia

el embrujo de aquellas cruces ensangrentadas

ni el brocal de los ideales sumergidos

ni la piedad que hace falta para seguir

con todo seguir

para seguir soñando

como un garabato triste

suena la voz que un día volverá a querer

suenan los pasos que pisan por donde la luna ríe.