eSte Es uN EsPAcio rEduCiDo De lIBertaD cReaTiva y EspeRanZa aL TrAn...

sin ninguna referencia de ná

La fría angustia que emerge detrás de las cortinas del aire, se puede solventar con un chorro de inteligencia buena y el calor, que nace de los estímulos incandescentes de la vida, en el proceso infinito del vagar de las estrellas.

La candela puede comprender tus manos aprendiendo un oficio imaginable, y sentir (claro que se puede sentir) sentir con claridad todo aquello que haces y permutas y escoges y clamas y reinventas a partir de los elementos que te envuelven –en el ruido cotidiano del reloj- entre la brisa que lleva mariposas amargas y silencios acompasados, y esas lucecitas y también sombras.

Si a tu corazón le gusta asomarse a los abismos –como las miradillas que abandonan la seguridad de los portales- no te pienses primo/a que te encuentras ahí sólo/a. Recuerda que existe un cielo y un sueño y una tierra colmada de inciertos desafíos; y en mitad está tu mente, y todo aquello que genera: tus actos o tu indolencia…

Tu mente y la razón que ciñe todos los universos ajenos.

jueves, 21 de agosto de 2014

Diario de una perra en Argentina (Semanas 61y 62)



SEMANA 61
Día 428
(El colectivero malhumorado)
            Descubro entresijos cotidianos en los pensamientos de Javi, formas vividas que se agarran a su corazón con fuerza. Le sorprendo reflexionando por el gremio de conductores de los innumerables vehículos colectivos que recorren las carreteras de este país. Porque las diferentes líneas y empresas que las representan son las responsables de la movilidad de una masa descomunal de millones de humanos cada día. Cada vehículo colectivo está decorado según los gustos de cada colectivero y hay algunos con aire barroco o retro. La personalidad del conductor impregna el vehículo y logra mudar la realidad cotidiana de los humanos que lo acompañan en cada viaje. Esta mañana Javi ha tenido una discusión con uno de ellos. El humano que maneja este colectivo está siempre de mal humor y hoy ha sobrepasado la paciencia de Javi al querer dejar en la dársena a una pobre humana vieja que ha llegado justo cuando cerraba las puertas y que por más que le ha pedido que le abriera no ha habido forma de convencerle. Javi se ha levantado de su asiento y ha recriminado al conductor por su actitud, pues ha dado marcha atrás al mismo con peligro de atropellar a la humana que ha tenido que apartarse ayudada por otros humanos. El colectivero se ha enfrentado a Javi y ha terminado diciéndole que se bajara de su vehículo. Javi se ha reído y le ha dicho que intentara bajarle él si quería. El colectivero le ha mirado con odio y como el resto de pasajeros han comenzado a protestar por la hora se ha vuelto a sentar y todo ha quedado ahí. Cuando Javi ha pulsado el botón para bajarse en su parada el colectivero ha vuelto a mirarle con resentimiento. Javi temía que iba a tener de nuevo problemas con él pero finalmente ha abierto la puerta para dejarle bajar. Javi no ha perdido el tiempo y antes de hacerlo le ha gritado con toda las ganas la puta que te parió y la concha de tu madre, insultos muy utilizados en esta tierra para que el otro entendiera su contrariedad y su rabia.
            Probablemente en pocos días volverá a encontrarse con él y habrán de chocar sin remedio. Y es que Javi establece una sutil e transcendente diferencia entre que te atropellen sin querer o que traten a nadie como a la mierda.    

Día 429
(Madrugón necesario)
            Marcho en los ojos de Javi desde el amanecer. La luz me dijo que hoy podía ser un día transcendente y así me vi cerrando los míos, haciendo acopio de energía, experimentando el trance y la dicha. Ya vamos de regreso a nuestro pueblo, después de una nueva controversia urbana, en la gran ciudad, por sus ritmos frenéticos. Javi quedó muy temprano con su jefe en una plaza cercana al edificio de migraciones, por lo que el madrugón de las cuatro y media de la mañana resultó sin duda necesario. Hoy sobrevino un paso más para que Javi consiga la visa, y aunque su presencia no era precisa ha querido acompañar a su jefe en este trámite. No había tanta gente como otros días; tal vez por la hora y apenas han tardado unos minutos en sacar turno y otros cuantos para esperar que el humano encargado les atendiera. Su jefe ha presentado la documentación pero por desgracia faltaban algunos papeles. Con todo, el bagaje ha sido fructífero, por la experiencia y la información y por la charcha amistosa que Javi y su jefe han mantenido mientras volvían en el tren subterráneo. Javi tenía pensado ir cuanto antes al trabajo para no perder todo el día pero después ha decidido pasar por la universidad para enterarse de algunas cuestiones sobre la homologación de su título. Es increíble cómo en este tiempo puedo entender el contexto humano y sus distintas ramas. Mi aprendizaje en este sentido está sujeto a los innumerables instantes en los que viajo en el interior de Javi. Cada vez que así ocurre todo encaja un poco más. Del mismo modo que cuando Javi se deja llevar por su parte animal y se introduce en mi mente para resolver cualquier escollo que se le presenta. El la facultad de psicología no ha sacado nada en claro. Nadie sabe dónde puede estar su expediente pero al menos está registrado en el listado de las computadoras.
            Co estas ha tomado el vehículo colectivo de retorno, casi a las tres de la tarde con lo que ya no merecía la pena pasarse por el trabajo. Ha ido a comprarse algo rico para comer y se ha dirigido a nuestro barrio. Por ese entonces yo ya le esperaba en mí y podía oler su proximidad desde la puerta del patio. Cuando la puerta se ha abierto Javi traía cara de cansado. El madrugón y sus ecos. No obstante nos hemos echado una buena siesta, llena de sueños providenciales, de celebraciones y ofrendas a nuestros santos, y ahora ya estamos listos para dar un largo paseo por la villa.    

Día 430
(Día de cobro)
            Dinero, billetes, plata, cash… La mente de Javi enlaza palabras en su conciencia. Hoy ha sido día de cobro en su trabajo y por ello los compañeros humanos anduvieron primero nerviosos y después satisfechos. A Javi le han aumentado el sueldo, en verdad a todos ellos, y una alegría nada artificial, quizá artificiosa, rondaba sus ojos. Las cuentas del mes se saneaban y probablemente este finde semana Javi lo celebrará con bifés, whisky, pizza o fernet. El sobre con la plata engorda ahora sus bolsillos y probablemente mañana copará un nuevo ladrillo de la pared húmeda y triste que descree de hipotecas y préstamos.  

Día 431
(La alegría)
            Javi se ha levantado hoy con los ojos cargados de fuerza y alegría. Su mirada parecía atraer la luz del alba, y mientras esperaba el vehículo colectivo en la parada de la esquina todos los perros de la calle se le acercaban moviendo el rabo para olerle las manos y recibir caricias incesantes.
            Quizá por estar tan unida a él he tenido un día semejante, y mis ojos lograban que Gos y Oso jugaran por vez primera desde que nos mudamos a esta casa. Es obvio que existe una distancia infranqueable entre la alegría de los perros y de los humanos. Los humanos tratan infatigablemente de mantenerla cuando viene en tanto que a los perros nos basta su cariz efímero.
            El olor de los pensamientos de Javi me descifraba esta lucha titánica y racional. En el trabajo la ha desplegado a dosis instantánea entre los humanos especiales y sus compañeros humanos. Pedro le ha ayudado a canalizarla para recubrir con su estela el ambiente. Es lo que en nuestra tierra llaman buen rollo y acá buena onda. Javi es un defensor de la alegría, natural, sin aditivos.
            Ahora descubro el porqué de su esencia. En la pantalla lee un poema con el que anoche soñó.
Defender la alegría como una trinchera
defenderla del escándalo y la rutina
de la miseria y los miserables
de las ausencias transitorias
y las definitivas
defender la alegría como un principio
defenderla del pasmo y las pesadillas
de los neutrales y de los neutrones
de las dulces infamias
y los graves diagnósticos
defender la alegría como una bandera
defenderla del rayo y la melancolía
de los ingenuos y de los canallas
de la retórica y los paros cardiacos
de las endemias y las academias
defender la alegría como un destino
defenderla del fuego y de los bomberos
de los suicidas y los homicidas
de las vacaciones y del agobio
de la obligación de estar alegres
defender la alegría como una certeza
defenderla del óxido y la roña
de la famosa pátina del tiempo
del relente y del oportunismo
de los proxenetas de la risa
defender la alegría como un derecho
defenderla de dios y del invierno
de las mayúsculas y de la muerte
de los apellidos y las lástimas
del azar
                  y también de la alegría
            El poeta humano que la escribió se cuela muchas veces en sus pensamiento. Allí juntos se ríen. Da gusto ver a Javi contento, pues él nunca deja de defender lo que siente: la alegría, la tristeza, la rabia, el desencanto, la nostalgia. Y aunque los perros también podemos sentir todo esto, dicen que no hay nada más humano que sentir.
   

Día 432
(Fotografía urbana)
            Como hoy Javi no tenía que ir al trabajo hemos dormido hasta tarde. Se ha despertado cuando la luz del sol incidía por las cortinas de nuestra pieza haciendo resaltar el color amarillo. Javi se ha puesto a teclear y a tomar infusión con el palito metálico mientras que yo deambulaba por el patio en busca de algún hueso para mordisquear. A media mañana Javi se ha dado una ducha y se ha preparado para salir. Se ha vestido con una camisa blanca que le quedaba muy bien, ha comprobado la cámara fotográfica y me ha abierto la puerta del patio. En mi controversia y mi esperanza he cerrado los ojos para volver a abrirme en los suyos.
            Me he visto así llegando en el vehículo colectivo a la gran ciudad. Tomando el tren subterráneo hasta el centro y comenzar un recorrido urbano en el que los parques poblados de árboles se sucedían entre enormes edificios de piedra, acero y cristal. Cuando la mirada de Javi hallaba el más mínimo detalle emocional, sacaba su cámara de la mochila y captaba su trayectoria controlando la distancia del enfoque y la luz que se filtraba en un segundo. Ventanas, ramas, rostros humanos, perros, nubes, conjuntos indiferenciados han pasado por un tamiz poético que lograba con un simple clic de un dedo acceder a la atemporalidad. Javi parecía muy contento y sus ojos brillaban como ascuas avivadas por el viento. Durante horas ha seguido este recorrido hasta una colosal avenida en la que se alzaba un tremendo obelisco, por cuyos alrededores miles de humanos paseaban con gravidez o se sentaban en las múltiples terrazas, disfrutando de un día espléndido. Javi ha entrado a comer en una vieja pizzería y se ha divertido charlando con algunos de los camareros que le contaban anécdotas antiguas.
Por la tarde se ha dirigido hacia la zona del puerto. Ha estado fotografiando los barcos de pasajeros y ha visitado el museo de los inmigrantes, del cual hace poco que enteró de su existencia. En su interior ha conocido a un grupo de turistas y a su guía y ha compartido sus explicaciones sobre las distintas oleadas de inmigración que ha soportado este país desde su constitución. La más grande sobrevino a finales del siglo diecinueve, seguida de aquellas que acaecieron justo después de las guerras humanas mundiales. Después de la visita el guía del grupo le ha dicho a Javi que por qué continuaba con ellos. Está claro que han hecho buenas migas y el caso es que al finalizar la pequeña excursión por el barrio de San Telmo han acabado todos tomando cervezas y vino en un bar oscuro donde un humano de voz ajada cantaba tangos acompañado por otro humano que tocaba el bandoneón.
Javi lo ha pasado lindo. Ha estado chapurreando en inglés y se ha emborrachado de alegría y música. Una par de turistas alemanas querían llevárselo a su casa pero a Javi no ha debido de cuadrarle porque un par de minutos más tarde ya estaba despidiéndose con una rumba y con palmas, tirando por la calle Defensa hasta Catedral, metiéndose de nuevo en metro dispuesto a regresar a nuestro pueblo. Como el olor de su pensamiento es nítido sé que no podía dejar de pensar en mí, en cómo estaría después de tantas horas sola. Si supiera que estoy dentro de él tal vez no se preocuparía tanto de cómo me encuentro, quizá se hubiera ido a casa de esas dos humanas que le miraban con deseo y a las que Javi ha estado fotografiado, intercambiando sus teléfonos y direcciones; pero en el fondo siento que está bien así. Su rostro se recuesta cansado en el asiento del tren subterráneo y el aire que entra por una ventana le revuelve los pelos. Dentro de un par de horas estará de vuelta en casa, por eso yo cierro los ojos y luego los vuelvo a abrir.    

Día 433
(El día del niño)
            Hoy ha sido el día del niño en Argentina y parece como si los niños y las niñas se hubieran reproducido de pronto para asaltar con su presencia las calles, los parques y las plazas. Los humanos mayores les regalan bombones y caramelos, y en su preciado intento tratan de volverse también un poco niños.
            En nuestra calle varias familias humanas han dado una fiesta para sus cachorros y han traído unos castillos hinchables y una murga para acompasar las horas. Aparte de niños, la concentración de perros callejeros ha ido en aumento. Tanto que al comienzo de la tarde, cuando los asados se ultimaban y las sobras se extendían por las veredas, podría decirse que por cada cachorro humano habíamos unos diez perros. Uno de nuestros vecinos mecánicos ha tenido que sacar una pistola y disparar al alto para dispersar las distintas jaurías reunidas levantando un coro de aullidos y haciendo que muchos cachorros humanos lloraran.
            La fiesta ha terminado cuando uno de los niños se ha lastimado una pierna al saltar desde el interior de uno de los castillos hinchables y caer sobre unas chapas de un patio. Dicen que el día del niño en Argentina los padres se gastan más de los que tienen, nuevos niños se engendran sin actitud y se saturan las urgencias de los hospitales y centros de salud con intoxicaciones etílicas y gastrointestinales. Javi no ha parado de teclear en casi todo el día, y como se siente un niño en su interior ha estado jugando conmigo, con Gos, Oso y con el cachorro grande, el cual tenía los sentimientos enfrentados, sabiéndose cada día más adulto, pero queriendo en el fondo continuar siendo un niño, pues aún sin comprender intuye y entrevé las mentiras del mundo humano y las responsabilidades le la sociedad le exigirá.
El cachorro grande quisiera ser un niño para siempre, y no comprende que esa lucha ya ha comenzado.
 

Día 434
(Compañeros de laburo)
            Huelo los pensamientos de Javi y estos me indican sus preocupaciones y sus esperanzas. Su corazón vaticina cambios en ese horizonte próximo. En el trabajo pronto sobrevendrán nuevas fórmulas y su contrato está por venir. El trabajo con Pedro avanza y cada vez se siente más a gusto. Sus compañeros de trabajo parecen haberle aceptado por completo y es ahora cuando se están interesando por su historia y por su situación. Bien es cierto que algunos ya lo hicieron desde el inicio, aunque sus compañeros maestros mantenían con él una lucha irracional cargada de prejuicios y comparativas sin sentido. Javi se ha hecho respetar a fuerza de trabajar y de aportar apoyo, comprensión e ideas innumerables. Intentó desde el inicio romper la diferencia entre las distintas ocupaciones en el hogar. Mantenimiento, limpieza, lavandería, ropería, enfermería, auxiliares y profesorado, todos son obreros que laburan por el bien de los humanos especiales, para aportarles el máximo bienestar en el día a día. Los directivos organizan, consiguen reunir los recursos necesarios y son los responsables de que todo funcione como un reloj. Esto le llevó a tener algunos conflictos, del mismo modo que los tuvo también cuando se dieron situaciones de maltrato y violencia.
            En la actualidad nuevos escollos acaecerán y Javi estará preparado para hacerlos frente, con la fuerza de la dignidad y la tolerancia. Hay compañeros que no soporta pero que respeta como personas, y otros que se están convirtiendo en una nueva familia de la cual lo aprende todo. Los humanos especiales son lo más importante, y para Javi están por encima de cualquier conflicto, alianza o interés.    

SEMANA 62
Día 435
(La verdulería de la Boliviana)
            El barrio de la Chechela es un nido enmarañado de nacionalidades humanas que conviven en perpetuo conflicto y que con excepciones se dedican a las distintas ramas del trabajo. Los paraguayos se afanan en la construcción y la venta de faso. Los ecuatorianos a las flores exóticas y al transporte de fletes. Los chilenos tienen talleres y tiendas de electrodomésticos, los colombianos peluquerías que ocultan negocios de estupefacientes. No hay apenas uruguayos ni brasileros, tal vez porque son países con un buen nivel de vida y no hay corriente migratoria; y los bolivianos se encargan de cultivar la tierra y de sacar adelante la mayoría de las verdulerías del pueblo.  
En nuestro barrio hay varias verdulerías, dando color al verde interminable, pero en mitad de la villa hay una en concreto en la que a Javi le gusta comprar las papas y las batatas. La regenta una vieja boliviana con trenzas en su pelo cano y sombrero de colores. Siempre la encontramos mascando coca sentada en la puerta como si en vez de estar apenas a un par de kilómetros del Paraná y al nivel del mar, estuviera en un cerro de cuatro mil metros. Hace unos días le contó un vecino a Javi que los chorros atracan dicha verdulería al menos una vez al mes, pero que nunca se han atrevido a hacer nada a la mujer porque según lo que dicen es la chaman de su comunidad y el humano que la provoque algún mal lo verá multiplicado en sí mismo. Los chorros la roban porque entienden que siempre serán pobres, pero no se animan a lastimarla.
Los colores llenan la verdulería y sus cajas humildes, que huelen a esfuerzo y tierra. Las verduras son los remedios naturales para el cuerpo y la mente. A Javi le gusta comprar allá las papas y las batatas, los morrones y pimientos, las cebollas, zapallos y calabacines, las berenjenas, la yuca y los palmitos, pero sobre todo lo que más le gusta es hablar con aquella mujer vieja de cómo la pachamama obró creando tantísimos dones para alimentar a sus hijos, todos los seres que la pueblan, sin distinción de especies y razas.
Ahora mismo Javi extiende la mano para pagar la compra. En la villa truena la tormenta y suenan los tambores de las murgas y las radios. La mujer sonríe mostrando sus dientes ennegrecidos por la coca y nos echa la bendición del cóndor y el guanaco.


Día 436
(El cumple del cachorro grande)
            Cuando Javi ha llegado del trabajo no hemos ido a pasear como siempre. El patio se colmaba desde bien temprano con preparativos y limpiezas. En cambio Javi ha pasado a la casa de la vecina vieja, donde casi un centenar de gente atestaba las estancias en la celebración del cumpleaños del cachorro grande. Javi le ha dado dos regalos, un atlas geográfico al cual el cachorro no ha prestado mucha atención y una tableta de chocolate, que no ha tardado ni un minuto en devorar con una avidez monstruosa. La cumbia sonaba en el aparato de música y los vecinos, familiares y demás invitados humanos platicaban alumbrados por luz de la fiesta. Algunos cachorros jugaban a la pelota en el patio, aunque más bien el juego consistía en darnos con ella a nosotros, los bichos. No hay nada más peligroso que una jauría de cachorros humanos, saturados de azúcar y ansiedad. Si se les permitiera, destruirían el mundo.
            Por suerte sus madres de cuando en cuando les echan un ojo y les ponen las orejas rojas.
            Javi ha aparecido por la puerta con cara de cansado y me ha silbado para regresar a casa. He movido tan fuerte el rabo, escondida bajo unos hierros del galpón que se ha levantado una polvareda gris. Qué alegría descansar en la manta verde viendo cómo Javi tecleaba y las dulces horas se extinguían con el sonido de fondo de la celebración contigua.
            Bien entrada la noche, cuando Javi ya se disponía a meterse en la cama para dormir, han llamado a la puerta. Se trataba del cachorro grande, que le está tomando mucho cariño a Javi. Venía con el atlas debajo del brazo y sonriendo, y por ello ahora Javi le está mostrando con el dedo dónde se encuentra la tierra de la que vivimos y las geografías que la rodean. El cachorro grande sonríe, y le pregunta con ojos enormes si alguna piensa en ser padre.  

Día 437
(El recuerdo)
            Sorprendo a Javi leyendo algunos de sus escritos más antiguos. Pulir su sueño recién estructurado es un trabajo inconmensurable y a veces acude a sus primeras experiencias y ensayos literarios para superar sus dudas racionales. El viento se agota en la calle mientras la luz del atardecer cae sobre los tejados. Yo le miro a los ojos y huelo sus pensamientos. De pronto aparece un recuerdo en la curva de sus sienes. Un humano viejo y con cara búho le dice que su estilo de prosa es poético y su poesía peca de prosaica. Javi pestañea y le pregunta ¿y eso es malo?... El humano viejo sonríe con misterio acercándose los textos a la nariz, y los olisquea levemente antes de responder: lo mejor de ti es que tienes estilo y no te doblega el desencanto.
            Este recuerdo le mueve, y regresando sobre la pantalla, comienza a repasar en busca de grietas prodigiosas.
            Hoy un perro enorme me ha mordido en una pata y Javi se ha asustado cuando me ha visto así, sin poder apoyarla, pues ha pensado equivocadamente que me la había roto. Me ha llevado al hospital de perros y me allí han puesto un vendaje. La venda me molesta e intento sacármela cuando Javi no me mira. Los círculos nos envuelven cerrándose sobre sí mismos. Nuestros santos hacen todo lo posible, cuando en la calle se encienden las farolas y suena los ecos de la realidad. 



Día 438
(Mensajes de nostalgia)
            Por loco que parezca, en nuestra tierra ahora mismo es verano; porque en este planeta tan grande y redondo hay delirios geográficos que la física maniata y ciñe.
Por eso en el pueblo donde vivimos durante un tiempo, en aquellas montañas repletas de robles y encinas, estarán estos días repoblándose de humanos y humanas nerviosos, seres vacacionales que cuentan con unos días para desconectar de la ciudad, descansar en lo posible, comer y beber en exceso, divertirse por demás, y evadirse del calor nocturno que sufren en sus refugios urbanos. Este caudal humano es un pequeño movimiento migratorio interior que se da en la estación del estío. Las ciudades se vacían para que se llenen los pueblos y las costas. Los cachorros no tienen que ir a la escuela. Los días son más largos y las noches más cortas. Todo contribuye para que el ritmo humano se transforme o se reconstruya.
Javi padece la nostalgia de perderse tantos momentos que llegarán. Amigos y primos se acuerdan más que nunca de él y él asimismo de ellos. El móvil envía y recibe mensajes mojados de ternura y optimismo. Fotos que revelan cada minuto y cada sentimiento recorrido. Y como hoy le es imposible teclear ni escribir en su libreta se ha sentado en la puerta de casa para fumar pitillos poderosos y contemplar las estrellas distantes mientras sus dedos vuelan sobre el teléfono en llamas. Para septiembre todo volverá a su antigua esencia y la soledad y el abandono volverá a aquellas sierras. En esa época Javi sentirá de vuelta esta nostalgia descrita, y aunque no le lleguen tantos mensajes de los suyos, él se acordará de ellos como se acuerda de las cabras, de los robles y de las piedras.

Día 439
(Javi arregla la bicicleta)
            Por más que nuestro vecino se empeñara en estos últimos días en que iba a ayudar a Javi a arreglar la bicicleta, Javi ya sabía de antemano en que hoy precisamente no asomaría ni la nariz ni las manos hasta el mediodía, cuando la humana vieja le llenara el plato con un guiso. Por ello Javi se ha levantado con espíritu autodidacta, ha pedido prestada las herramientas necesarias a uno de nuestro vecinos mecánicos y se ha ido a conseguir la rueda de atrás, llevándose en su mano la vieja y ajada por el paso fenomenal del vehículo colectivo, que la dejó como el símbolo del infinito.
            Con la rueda nueva Javi se ha puesto a reparar el sillín, a limpiar la cadena, los discos y los pedales con nafta, a ajustar la rueda con el portaequipajes, la pata de cabra, el freno de pedal y finalmente la cadena y el manillar. No pensemos que ha sido tan fácil. Javi no es muy hábil en dichas cuestiones, pues siempre le sobran o le faltan tuercas, aunque su perseverancia suple su poca destreza. Los vecinos mecánicos se reían tomando cerveza en la vereda y Javi les puteaba sin clamar auxilio, cagándose en los muertos de Borges, Perón y Maradona.
            Las horas se han llevado el sol hacia los árboles de la selva, y justo cuando empezaba a rozar sus copas Javi ha terminado. Yo he levantado un ojo desde mi bola de sombras y pelos y le he visto sonreír feliz mientras se encendía un pucho y se servía un vaso de gaseosa fresca. En la casa de nuestros vecinos sonaba la música en directo de las chacareras y milongas de los sábados. Nuestra calle tenía un color maravilloso de humanos y perros jugando a vivir con actitud.
            Javi se monta en la bicicleta, dispuesto a probarla por el barrio, cuando nuestro vecino aparece por el portón del patio diciendo que porqué no le ha llamado para que le ayudara. Yo ya voy corriendo hacia la villa como una ráfaga de viento. Javi se ríe en tanto pedalea, y le grita que no se preocupe, que todo bien, y que se vaya a la loma del orto.  

Día 440
(Propuesta terapéutica)
            Poco después de que Javi se fuera hoy al trabajo nuestra vecina vieja ha venido hasta la puerta del patio a buscarle. Tenía los ojos humedecidos y cara de no haber dormido en toda la noche. Cuando se ha dado cuenta de que no estaba, ha venido hasta mí y me ha acariciado la cabeza. Poco después me ha traído un hueso y mientras cogía la ropa tendida de las cuerdas no dejaba de llorar. Las horas se han quedado suspendidas en esta escena triste y a pesar de que el día ha sido lindo y avanzaba con alegría propia, un halo de angustia crecía en el patio, envolviendo a todos sus seres. Gos y Oso parecían contagiados de la humana e incluso las gallinas extrañas y los patos apenas se han movido de sus nidos.
            Cuando Javi ha llegado por la tarde, tal vez por instinto ha pasado a saludarla y entonces ella ha desatado en llanto y rabia contando a Javi sus más profundas frustraciones. Los humanos se empeñan siempre en ir guardando todo lo malo que les sucede hasta que de improviso un buen día revientan, salpicando con esa marea negativa todo lo que tienen a su alrededor. A Javi no ha debido asombrarle su reacción, pues de algún modo ya sabe de los entresijos afectivos de esta familia que también es ahora la nuestra. Por ello cuando la humana vieja se ha descargado, vaciándose de palabras, Javi la ha propuesto verse una vez a la semana para tratar sus problemas y encontrar las soluciones juntos.
            La humana vieja ha mudado su rostro llena de agradecimiento y ha abrazado a Javi como si quisiera retenerlo en su pecho. Tanto es así, que ahora mismo, acá acurrucada en la manta verde, saboreo una de las deliciosas empanadas que nos ha traído la humana hace un rato en tanto Javi teclea concentrado con un pucho en la boca y los ojos brillantes y limpios.   


Día 441
(Feriado en el laburo)

            A veces me pregunto por qué Javi trabaja tantos días. Hay semanas que sólo tiene un día para descansar. Incluso los feriados también se los pide. Sé por sus pensamientos que está ahorrando para hacer un curso con caballos, para viajar en cuanto pueda y para arreglar la computadora. Seguimos viviendo con la misma humildad. Javi reniega de poseer tantas cosas por más que los humanos que nos conocen nos digan todo lo que necesitaríamos, tal vez para justificar todo que lo ellos acumulan. Si comemos lo del día, y continua lavando en el barreño, si la ropa se sostiene con clavos, el mejor sillón es la cama y el mejor vehículo la bicicleta… ¿para qué hipotecar nuestro corazón y nuestros movimientos con esas raíces materialistas?
            Entiendo que está haciendo todo lo necesario para conseguir un contrato de trabajo y con él la visa. De este modo su esfuerzo sí que guarda un interés. Con todo, desde que vinimos acá estamos forjando un estilo de vida libre de ataduras, adaptado a cualquier cambio que acontezca y fuera en lo posible de la llamada sociedad humana de consumo. No sabemos lo que nos puede traer el mañana y se vuela mejor con las bodegas vacías.
            Ahora veo cómo Javi dobla la esquina de la calle montado en la bicicleta. Hoy ha sido feriado pero él ha ido a trabajar. Sus ojos brillan silbándome caricias. En el manillar hay una bolsa que esconde nuestra cena. Ya frena frente a nuestra puerta pintada con nubes, la lluvia, el sol y el mar, y mientras la abre yo salto de alegría a su alrededor moviendo el rabo y el aire. Algunos vecinos nos saludan y la calle se colma de palabras aviesas y asombros nuevos. Javi pasa la bicicleta adentro y se sienta en la puerta a fumarse un pitillo armado. Escribe un par de versos en su libreta antes de contemplar el sol cayendo sobre los árboles de la selva. Me pongo con las patas hacia arriba y él me hace cosquillas en la tripa. Un par de niños descalzos pasan corriendo en dirección a la villa con las manos repletas de caramelos. Nuestra vida pretende ser sostenible, pero nunca imparcial.  

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