eSte Es uN EsPAcio rEduCiDo De lIBertaD cReaTiva y EspeRanZa aL TrAn...

sin ninguna referencia de ná

La fría angustia que emerge detrás de las cortinas del aire, se puede solventar con un chorro de inteligencia buena y el calor, que nace de los estímulos incandescentes de la vida, en el proceso infinito del vagar de las estrellas.

La candela puede comprender tus manos aprendiendo un oficio imaginable, y sentir (claro que se puede sentir) sentir con claridad todo aquello que haces y permutas y escoges y clamas y reinventas a partir de los elementos que te envuelven –en el ruido cotidiano del reloj- entre la brisa que lleva mariposas amargas y silencios acompasados, y esas lucecitas y también sombras.

Si a tu corazón le gusta asomarse a los abismos –como las miradillas que abandonan la seguridad de los portales- no te pienses primo/a que te encuentras ahí sólo/a. Recuerda que existe un cielo y un sueño y una tierra colmada de inciertos desafíos; y en mitad está tu mente, y todo aquello que genera: tus actos o tu indolencia…

Tu mente y la razón que ciñe todos los universos ajenos.

jueves, 7 de agosto de 2014

Diario de una perra en Argentina (semanas 59 y 60)



SEMANA 59
Día 414
(Nuestra tierra arde)
            Desde por la mañana he notado una chispa de preocupación en el rostro de Javi. Antes incluso de que despertara, ya he podido oler en sus sueños cierta angustia marchita, el fragor de las llamas arrasando el monte, los árboles chillando, las estepas y los brezos con ansias de desenterrar sus raíces y salir corriendo hacia las piedras y el agua.
            En cuanto ha regresado del trabajo ha estado hablando por la pantalla con algunos amigos y le han dicho que hay un gran incendio en nuestra tierra, que la sierra que amamos, en la que vivimos un tiempo, arde como un sueño que se extraviara en su consecución. Qué poco tarde en quemarse la belleza cuando cuesta tanto esfuerzo hacerla crecer. Durante el paseo Javi parecía triste y apenas ha sonreído en todo el camino. Después de comer algo se ha puesto a teclear aunque no podía concentrarse. La impotencia de estar tan lejos de las cosas importantes, no poder hacer nada, ni siquiera saber el alcance de las mismas, es algo desalentador. Ha terminado escribiendo un poema que decía:
            Si la sabia se destruye/ qué nos quedará en el mundo
            si la corteza baila con el fuego y las hojas se espuman en ceniza
            si se mece el verde con el olvido
           
viejo roble que lindas los prados/ no te duermas de abandono
mira cómo el retén abre una zanja y el pastor se apura con sus gritos
mira cómo vienen todos a salvarte
aguanta un poco todavía
no permitas que el rayo y las llamas quiebren tu memoria milenaria
y haz que tu hermana la lluvia silencie el horror

Antes de dormir, Javi me ha llamado a la cama y me he subido sobre sus piernas. Ahora sus caricias son suaves, tenues. No quiere levantar el viento en ellas, no sea que el incendio se avive. 

Día 415
(Respuestas que no llegan)
            Pasan los días y no llegan las respuestas esperadas. El titulo y la visa están en suspenso. Nadie responde a los correos de Javi, por más que se afana en intentarlo. El tiempo no le da y una especie de desgana está comenzando a conspirar contra su optimismo. A veces tiene ganas de mandarlo todo a la mierda y dar completamente la espalda a este sistema desigualitario. Hay humanos que le dicen que van a ayudarle pero luego no hacen nada. Mejor que no dijeran. Los perros no somos así. No hacemos promesas en balde, y por ello no nos tenemos que tragar nunca nuestras palabras; es decir nuestros ladridos vacíos.



Día 416
(Versos en la tempestad)
                               I
Soy hijo de obreros y nieto de campesinos/ de gentes que siempre se esforzaron por ganarse el pan a la vez que la dignidad
no tan pobre como ellos/ ignorante de otro modo/ que descubro finalmente/ después de tantas vueltas sublimes/ el mismo esfuerzo para ganarse el pan/ indignado y consciente/ es decir
sin descendencia y condescendiente
soy obrero y campesino sin dueño

                               II
Fue la primera vez que mi nariz se salvó de un accidente grave
Cuando la muerte quiso persuadirme con su alivio

de pronto me sentí un psicópata o un niño
descubrí que el amor era en verdad un trastorno bipolar infalible
que me estaba convirtiendo en un monstruo dorado transparente

 pero entonces empujé el trueno
y me tragué las ascuas

y la cadena cayó de mi cuello
haciendo un ruido absurdo de guitarras

Javi escribe en su libreta mientras yo le miro acurrucada en mi manta verde. Sus ojos brillan, chisporroteando letras ansiosas.





Día 417
(Vendedores de faso)
            En nuestra calle, para ser exactos, en nuestra pequeña cuadra hay cuatro humanos que se dedican a vender faso a otros humanos. El faso sale de una planta maravillosa de la cual se aprovecha todo menos la sombra y resulta ilegal por hipocresía; según los pensamientos de Javi porque muchos de los humanos que mueven los hilos, además de las empresas farmacéuticas y otros organismos financieros perderían mucha plata si la legalizaran, pues la producción estaría en manos de cualquiera, y sustituirían a muchos químicos nocivos y artificiales que hoy en día parecen obsoletos. De ahí la hipocresía. Sus principios activos resultan inestimables para tratar el dolor físico y mental y como vehículo sociocultural y afectivo no tiene precio. La cuestión es que unos humanos lo utilizan bien o al menos sin abusar de sus efectos, y otros los añaden a esa serie de abismos en los que los humanos se embarran frecuentemente las patas. Todo se resolvería con educación, como tantísimas cosas, pero no debe interesar tampoco a esos humanos que mueven los hilos que la gente sepa demasiado. Tal vez entonces podrían perder además de la plata el poder.
            Pero dejemos los pensamientos de Javi y volvamos a nuestra calle. Esto cuatro humanos que venden faso se pasan casi todo el día en la puerta de sus casas, tomando infusiones y fumando pipas, como cualquier verdulero que espera a que sus clientes lleguen. Javi se lleva bien con dos de ellos y a los otros dos no los puede ni ver. No se trata especialmente con ninguno de los cuatro. Dos son buenos vecinos, y los otros dos simplemente humanos peligrosos. Sin embargo hay una cosa sorprendente que les aúna aún más que su dedicación a la hierba y a otras sustancias ilegales, y es que todos ellos aman a los perros callejeros, y es por esto que cerca de sus casas se acumulan los compañeros más flacos y vulnerables, pues siempre hay un balde de agua para beber y restos para comer. Tal vez sea una perfecta simbiosis, ya que los perros les avisan por las noches con sus ladridos de cualquier movimiento y a cambio por el día tienen asegurado el sustento.
            Ahora mismo estamos pasando por delante de la casa de uno y los compañeros vienen a saludarme con alegría. Al principio, cuando nos mudamos, no eran tan amables. Javi estrecha la mano al humano que guarda la puerta y este le cuenta que anoche la cana hizo una redada y se lo llevaron detenido a la comisaría. Javi le pregunta cómo consiguió salir tan pronto y el humano le responde sonriendo que sólo tuvo que mostrarles en su agenda el número del hijo menor del intendente.  
             
           




Día 418
(Demasiado frío)
            El cielo está raso y podemos ver las estrellas distantes sentados en la puerta de casa. El viento nos alcanza desde el lejano sur y estrecha la temperatura. Javi hoy no ha ido a trabajar y apenas hemos salido de la cama. Digo salimos, porque ha hecho tanto frío que Javi me llamó anoche a la cama para calentarles los pies. Él ha estado tecleando un rato después de comer y después hemos dado un paseo por el barrio. Las calles estaban tan vacías que resultaba extraño. Algunos tejados vomitaban el humo de las salamandras. El quebracho crea el fuego que calienta los hogares humanos en la villa. El aire se ha cargado de humo, y Javi pone su parte con un pitillo de esencia viva. Se tapa la garganta. Tose, y guiña un ojo de pensamientos al recordar cada estrella en su constelación.
Día 419
(Las musas regresan)
            Javi teclea y está feliz. Desde que se levantó esta mañana no ha parado ni un instante. Las horas han transcurrido tranquilas. Yo soñando en el patio con la luz del sol, mordisqueando huesos, persiguiendo lagartijas, él conspirando contra el poder humano que somete, testificando contra la opresión, puliendo su sueño maniatado. Ha empezado a enviar algunos capítulos a algunos humanos de la familia y también a amigos para que le ayuden con sus críticas. Sin embargo hoy la luz penetraba en su sangre de vuelta y unos seres invisibles engendraban en sus pensamientos ideas.
            A la tarde, cuando el sol caía ya sobre los árboles, ya tenía en mente escribir un relato, varios poemas y nuevo libro. Ahora, desde mi manta verde veo el brillo de sus ojos y comprendo que una nueva grieta está rajando el muro del desencanto. Javi me mira por un instante, y sonriendo se enciende entre los labios el eterno y efímero pucho del impulso o la pausa.

Día 420
(Sinopsis del presente)
            Y las semanas van pasando. El invierno que se adueñó de la realidad con la niebla helada va perdiendo fuerza cada día. Las tormentas se suceden y al sol del atardecer le cuesta más y más despedirse de nosotros. Pareciera que llevamos en este barrio una eternidad cuando hace apenas unos meses que nos mudamos y puede decirse que las dificultades, que fueron muchas, no lograron contravenir nuestra inclusión en él. En la villa no hay ojos desconfiados cuando la atravesamos para ir a la selva de árboles imponentes. Gos y Oso me aceptan como un nuevo ser del patio y hemos ido configurando la segunda familia humana desde que vinimos a esta tierra. Javi se siente embarrado en ese laberinto de papeles y la lentitud de los procesos le desilusiona, le saca de sus casillas, aunque cuando pensamos por un instante que tenemos casa, trabajo y que en este aprendizaje continuo nada nos falta, al menos de lo importante, el optimismo regresa a llamar a nuestra puerta cado dos por tres. A veces el recuerdo de Che nos asalta, o la nostalgia de nuestra familia verdadera. Las cosas por allá siguen sin estar bien. La chispa podría estallar en cualquier momento y los humanos. Desde que murió el abuelo de Javi, su corazón camina con arritmias y noto que hay algo que le oprime. Javi quisiera hacer más. Su sueño no fluye como en otros tiempos. Tiene que esforzarse demasiado; trepar por las cornisas, agarrarse para que el viento no lo tire. Le gustaría teclear y escribir más pero salvo en algunos momentos de inspiración las ideas terminan en ruinas. Javi no sabe darse tregua y a veces sufre. La lucha es extenuante. No puede hacer los cursos que desearía porque es un ilegal y necesita dejar de serlo, más allá de que si no fuera por esto le daría completamente igual.
            Me encantaría poder ladrarle calma, y creo que algunas noches consigo meterme dentro de sus sueños para hacerlo. Hay días que despierta tranquillo, lleno de ganas, de ilusión, y otros en los que una rutina absurda formas legañas increíbles y apaga el brillo de sus ojos. Los humanos son un torbellino emocional. Y Javi es humano, por más que yo le vea con mirada perra.      


SEMANA 60
Día 421
(La interpretación de los sueños)
            Hoy Javi ha regresado del trabajo y lo primero que ha hecho es sacar de la mochila un libro que parecía destellar en sus manos. Se ha sentado en la puerta mientras yo deambulaba por la calle y ha comenzado a leer ávido e intranquilo, mordiéndose las uñas como siempre hace, fumando un pitillo tras otro. Resulta cómico contemplar a Javi leyendo, pues sus dedos se enturbian pasando páginas, encendiendo llamas, encajando en el diente preciso con posturas inconcebibles. No ha parado de leer en toda la tarde, y cómo el olor de sus pensamientos no se me escapan, sé que llevaba un tiempo queriendo volver a leer ese libro, cuyo autor es un humano al que admira y de cuyos pensamientos se nutre. Entre otros muchos imposibles, este humano creó un método para interpretar los sueños.
            Tal vez que Javi necesite clarificar algunos de los últimos que se han venido repitiendo las últimas semanas. Ha estado soñando con los humanos especiales, como si existieran circunstancias que él mismo reprime. También con nuestra tierra, con nuestra gente; con sus padres y sobrinos, y con las estrellas distantes. Sus sueños han mutado desde el porvenir provechoso, hasta la angustia futura. Javi se afana por comprender lo que ocurre en su interior. Y según lo que dice el libro, los sueños proyectan nuestros deseos, confieren sentido al halo irracional de la vida, son un proceso terapéutico natural de nuestra mente y nos ayudan a prepararnos para lo que viene. Representan la parte más antigua e instintiva de los humanos, la libertad y la esperanza, y en un sentido incomparable, en ellos, los humanos y los perros podemos encontrarnos.   




Día 422
(El reloj solar)
            Siete y media de la mañana, y el sol sale por el este. Debe de asomar entre las aguas del océano porque su luz huele a sal y espuma. Ahora sé que viene desde nuestra tierra para susurrarme mensajes de cariño y esperanza. Javi estará en este instante caminando hacia el centro del pueblo para tomar el vehículo colectivo que le lleve al trabajo.
Las sombras del patio comienzan a moverse. Gos y Oso permanecen enroscados junto a la puerta de la casa de la humana vieja. La puerta no tardará mucho en abrirse y entonces el día se llenará de estímulos alimenticios.
Sé todo lo que sucederá. El reloj solar marca los sucesos cotidianos. Cuando el sol toque la ventana de la humana con gafas está saldrá a recoger la ropa que se seca en las cuerdas al aire. Cuando alcance la planta de yuyos se juntarán a tomar mate y las lagartijas empezarán a salir de sus escondrijos. Cuando esté exactamente sobre el patio las gallinas extrañas y los patos se acercarán al centro pues la humana vieja les echará un poco de maíz. Cuando se asiente sobre los árboles del fondo Javi estará ya por regresar y yo interrumpiré cualquier actividad o expectativa para esperarle, tumbada junto a la puerta, con la cabeza apoyada sobre las patas.
Este reloj no es exacto porque las pequeñas variaciones alteran todo lo descrito. Y los días que las nubes cubren el cielo, todo se embrolla y acontece como buenamente quiere.


Día 423
(La puerta y la luz, todo)
            Y de pronto ha venido un día complejo, igual que otros días complejos pero amasando sombras. No hay tragedia en estos hechos sino impotencia humana. En verdad para mí ha sido un día como cualquier otro, sin demasiada controversia, pero para Javi ha supuesto todo un suplicio; eso sí, no vayamos a exagerar. Javi reconoce estos días, pues él cree que su estado anímico los determina; días que le sacan de sí mismo, en los que nada funciona bien y todo parece estropearse entre sus manos.
Por la mañana fue la puerta de la calle. Giraba la llave y no había modo de abrirla. Ha tenido que salir por la del patio y saltar el portón para poder marcharse al trabajo. Iba apurado, presa del horario y la responsabilidad. Y por fuerza ha debido llegar tarde. La mañana ha acontecido con lluvia y la calle se ha embarrado lentamente. El aire estaba cargado de electricidad y olía a pan mohoso. Los compañeros perros aullaban a nadie. Había una especie de silencio instalado sobre los sonidos cotidianos. Las horas han transcurrido de este modo, silenciosas, inconcluyentes.  
            Al regresar Javi traía un gesto de estrago. Ha debido ser una jornada dura en el hogar de humanos especiales y Javi parecía decidido a tumbarse en la cama, ver una peli en la pantalla, y no hacer nada más. Sin embargo ha estado probando de nuevo la puerta aunque la llave seguía sin encajar. No ha habido forma de abrirla y por fin lo ha dejado. Entonces ha sido la luz. El fluorescente de nuestra pieza no llegaba a encenderse sino que se quedaba parpadeando de continuo. Por más que Javi ha tratado de arreglarlo no ha habido manera, y yo desde la manta verde le veía desesperar de oscuridad. Poco después se ha dado cuenta de las goteras, han mojado la cocina y mi bolsa de pienso. El agua ha entrado también por el baño y ha empapado el calefón. Javi lo ha secado pero al encenderlo ha pegado un chispazo. Lo más probable es que se haya roto. Ahí ha sido cuando Javi se ha echado a reír y ha decidido meterse en la cama para no descomponer ninguna otra cosa.
            No sabía si acercarme a él a la cama, porque su pensamiento me decía peligro, humano asaltado de adversidad. No obstante me he subido a sus pies y he empezado a lamer sus manos. La puerta, la luz y todo lo demás son cosas sin importancia. Lo más significativo es que Javi me acaricia ahora y, en ese movimiento implícito continúa rebosando la esperanza y la fe. Nuestros santos nos protegen, logrando que tengamos presente aquello de enamorados de la vida aunque a veces duela o se arrugue.   

Día 424
(Propuesta Temaiken)
            Y después de la fatalidad nos ha sorprendido la suerte, quizá el acuerdo sonoro, la disolución del pesimismo. En el camino hay tantos giros, incluso si va en línea recta, en la vida se dan tantas variables que es prácticamente imposible determinar su sentido.
            Javi ha regresado del trabajo con ojos brillantes. El aroma de su pensamiento me descifraba el motivo. Sus jefes le han dicho que en unos días van a ir a ver cómo trabaja con el perro unos humanos que trabajan desde hace muchos años con animales en una especie de zoológico donde cientos de cachorros van a aprender los secretos de las distintas especies. Esto supone un reto para Javi y le ha llenado de motivación y alegría. Durante el paseo por la villa hemos pasado por una tienda de llaves y cerraduras y Javi ha hecho una copia nueva de la misma, también por la ferretería de nuestro viejo amigo, el cual le ha dado una especie de interruptor. Al llegar a casa Javi se ha puesto a probar las soluciones y afortunadamente han resultado efectivas. La puerta abre, la luz de la pieza se enciende y para culminar la esperanza el calefón funcionaba.
            Después de ducharse y de cenar juntos, Javi ha estado tecleando un rato. Las palabras fluían en sus dedos y antes de acostarse para dormir se ha fumado un pitillo sentado en la puerta de casa contemplando la calle vacía y el fulgor parpadeante de las estrellas distantes. Una luna creciente corría sobre los árboles y el viento frío parecía platicar con las sombras. Ahora desde la manta verde huelo sus sueños y en ellos Javi está trabajando con los humanos especiales. La diferencia con la realidad es que en vez de hacerlo con Pedro lo hace con pájaros, hipopótamos, cebras, tigres y cocodrilos.    






Día 425
(Tienda Tatto)
            Aunque Javi no ha ido hoy a trabajar nos hemos levantado muy temprano. Javi ha estado tecleando un par de horas mientras tomaba infusión con el palito metálico. Yo he estado deambulando por el patio, jugando con Gos, ya que Oso seguí dormitando hecho una bola.
            Luego Javi se ha preparado para salir y yo he pensado que me iba a tocar quedarme sola. Sin embargo Javi me ha llamado, me ha puesto mi pañuelo rojo de lunares, ese que lleva el nombre de la mujer de uno de sus santos, la Chispa, y hemos marchado hacia el centro, evitando los chaparrones aislados que traían las nubes tan fugaces como cargadas. Sus pensamientos me revelaban que nos dirigíamos a la tienda donde esbozan a Javi sus sueños sobre su piel. Cuando hemos llegado Javi ha sacado una cadena de su mochila y me ha dejado atada en la puerta, aunque poco después el dueño de la tienda ha debido decirle que me llevara con él porque me ha desatado y me ha abierto la puerta para que pasara. La tienda es pequeña, rebosante de diseños. Dragones, hadas, animales, símbolos, calaveras atestan sus paredes. Javi me ha señalado un rincón junto a una camilla y allí me he hecho una rosca mientras una humana muy simpática me traía un balde de agua. Javi se ha quitado la camisa en tanto un humano enorme con todo el cuerpo dibujado menos la cara preparaba su máquina y las pinturas. Al momento Javi se sentaba y extendía su brazo sobre la camilla. El humano le ha afeitado el brazo y ha enchufado la máquina a la corriente eléctrica. Con minuciosidad ha estado dibujando olas y espumas, coloreando de azul celeste y grises, aplicando su técnica y su arte, haciendo que el océano por instantes se avivara con el viento. El humano y Javi no han parado de hablar y de reír de la vida y de sus controversias. Se nota que se llevan bien y eso resulta importante para que los dibujos cobren sentido y transmitan aquello que para Javi representan. Durante varias horas han estado así. De cuando en cuando la humana simpática venía a acariciarme y a mirar cómo avanzaba el dibujo.
            Cuando ha terminado la sesión Javi se ha estado mirando en un espejo y después el humano enorme ha cubierto el dibujo con adhesivo transparente. Javi le ha dado la plata acordada y se ha despedido de él y de la humana simpática, mirando un almanaque para quedar la próxima vez. De regreso a casa hemos ido a un parque. Javi ha estado escribiendo en su libreta y fumándose un pitillo mientras yo correteaba con algunos perros callejeros. Las nubes han dado paso a un sol espléndido que calentaba secaba la hierba húmeda.
            Ahora, Javi se quita el adhesivo y se lava con jabón la parte nueva del dibujo que supura tinta y pus. Con papel de cocina absorbe el agua y vuelve a cubrirlo con adhesivo transparente. Me ha encantado compartir esto con Javi. Tal vez algún día yo también esté en esta constelación simbólica y optimista que se dilata por su cuerpo. Sé que Javi me ama, y parece dibujarse todo aquello que ama.      

Día 426
(Se viene la calor)
            Incomprensiblemente, esta noche ha hecho mucho calor, Javi se retorcía entre las sábanas y transpiraba en sueños hasta que se ha despertado. Yo me había tumbado sobre las baldosas, fuera de la manta verde. Ha tenido así que apagar el calefactor y echar hacia atrás la colcha. Este calor anunciaba que durante el día aún sería mucho más. Y así ha sido, resucitando varios ejércitos de mosquitos y haciendo que los humanos salieran a la calle como si llevaran mucho tiempo guardándose de ello. Todos parecían felices, comiendo helados, bebiendo sin cesar, poblando los parques y las veredas.
            A Javi hoy le tocaba ir a trabajar, pero en cuanto ha regresado, hemos marchado a dar un paseo por la villa aprovechando la luz del día que restaba y la temperatura agradable. Es como si este invierno de nieblas y frío hubiera urdido una tregua momentánea.
            Javi también se ha dado una tregua y no ha tecleado como siempre. En cambio ha puesto música en la pantalla y hemos salido a la puerta de casa a disfrutar del inicio de la noche. Pronto han acudido algunos vecinos y vecinas y han acabado tomando cervezas y gaseosas. Y como si la memoria humana fuera tan mudable como el tiempo, ninguno se ha acordado de los mosquitos y cuando han querido percatarse estaban llenos de picotazos.

Día 427
(El borde de un abismo extraño)
            La luna crece, pero Javi no la mira como debiera. Le noto distraído, un tanto nervioso, indeciso, necesitado de afecto y caricias, de momentos cargados de intimidad, de amor y de amistad. Bien es cierto que en esta aventura siempre ha antepuso sus compromisos, sus expectativas, su intención social, el ámbito colectivo, por encima de sus intereses y necesidades particulares, pues entendía que para que todo funcionara, para poder empezar desde cero, ejercer la magia humana y aprender todo lo posible debía estar muy atento al entorno y entretejer un esfuerzo tras otro sin desviarse de dicha estrategia. Su corazón se concentró así en establecer un orden conciso, tal vez porque en si mismo su corazón es demasiado caótico y si se dejara llevar completamente por el compás y las notas sería un riesgo muy grande para los dos.
            Sin embargo le conozco, y aunque las estrellas distantes, a pesar de la distancia, son capaces de llenar de colores y brillos sus ojos cada noche, precisa irremediablemente de nueva piel, de labios que besar, de sexo alternativo y súbito, de vida compartida y complementaria, de placeres ignotos. Es verdad que ha habido momentos en los que ya pudo satisfacer dicha necesidad, pero han sido tan escasos e incongruentes que quedaron en menos que nada. Hay muchas mujeres que le buscan, que le desean, aunque Javi no se da al reciclaje y luego la soledad le devora por dentro, por mucho que él mismo crea controlarla. En ninguna mujer ha encontrado todavía algo lo suficientemente especial para ilusionarse o para enloquecerse. Hay tanto machismo en ellas que le asusta comenzar esta nueva lucha en el plano de los sentimientos. Tal vez aquella ley que se impuso de evitar el contacto mientras escribía su sueño ha descompensado sus emociones. No obstante sé que Javi confía en el amor como en la vida, y sabe por experiencia que detrás de cualquier esquina, franqueando el borde de un abismo extraño, soportando la luz de las incógnitas celestes, puede aparecer cualquier estrella morocha y cegar de alegría estas células sedientas de cuerpo y baile.

No hay comentarios:

Publicar un comentario