eSte Es uN EsPAcio rEduCiDo De lIBertaD cReaTiva y EspeRanZa aL TrAn...

sin ninguna referencia de ná

La fría angustia que emerge detrás de las cortinas del aire, se puede solventar con un chorro de inteligencia buena y el calor, que nace de los estímulos incandescentes de la vida, en el proceso infinito del vagar de las estrellas.

La candela puede comprender tus manos aprendiendo un oficio imaginable, y sentir (claro que se puede sentir) sentir con claridad todo aquello que haces y permutas y escoges y clamas y reinventas a partir de los elementos que te envuelven –en el ruido cotidiano del reloj- entre la brisa que lleva mariposas amargas y silencios acompasados, y esas lucecitas y también sombras.

Si a tu corazón le gusta asomarse a los abismos –como las miradillas que abandonan la seguridad de los portales- no te pienses primo/a que te encuentras ahí sólo/a. Recuerda que existe un cielo y un sueño y una tierra colmada de inciertos desafíos; y en mitad está tu mente, y todo aquello que genera: tus actos o tu indolencia…

Tu mente y la razón que ciñe todos los universos ajenos.

martes, 6 de agosto de 2013

Diario de una perra en Argentina (9 semana)

Día 57

(La transformación del patio)



El día ha comenzado con sol, lagartijas que huelen a sal y pájaros verdes. Noa y Romeo se gemían separados por la puerta de la entrada y nuestra calle bullía de sonidos de vida, de humanos transitando. El amanecer trajo la mañana y la mañana el mediodía. El humano que vive a nuestro lado, desde muy temprano se ha puesto a recoger el patio y ha hecho montones de hierros, de latas, de plásticos y después se ha marchado varias horas para volver lleno de nervios y la cara desencajada.

Javi ha regresado por la tarde, un poco antes de lo habitual, casi a la misma hora que el humano que vive a nuestro lado y juntos han seguido limpiando y amontonando cosas. Hemos dado en un descanso suyo un paseo hasta el parque justo cuando caía el sol y los cachorros humanos volvían de la escuela. Luego Javi ha empezado a limpiar el interior del horno mientras Noa y yo le observábamos sorprendidas. Ha sacado papeles y cenizas y ambas pensábamos que ahora tendríamos más frío por las noches, pues todo esto nos aislaba del exterior. Sin embargo más tarde ha colocado dentro unas mantas y telas y cuando nos hemos metido para ver los cambios nos ha parecido increíblemente cómodo, aparte de que las telas olían a bondad y buenos sentimientos.

Al final de la tarde el patio parecía un lugar diferente. Javi y el humano que vive a nuestro lado se han pegado una buena paliza. Cuando ha llegado el humano que vive con nosotros le ha dado mucha alegría y han fumado los tres un pitillo para celebrarlo y han preparado asado en la parrilla para cenar. Las estrellas brillaban mucho en el cielo igual que en sus ojos de los humanos.

Noa y yo descansamos ahora en el interior del horno. Javi seguramente estará tecleando o leyendo sobre su cama. Esta noche la luna extraña arroja una claridad intensa que se posa sobre todos los objetos y seres, y tal vez por ello, sobre las baldosas de nuestro patio se desliza siseando y trazando curvas, una hermosa culebra de plata.







Día 58

(Dama nos visita)

Hoy hemos tenido una visita inesperada. Aparte de Romeo, que siempre para en nuestra puerta, y los perros callejeros de nuestra calle, o en alguna ocasión los hermanos petizos, a media mañana ha venido Dama, y con ella dos perros que no conocía, uno muy grande, y que daba un poco de miedo, y otro pequeñito, tanto, que parecía un cachorro. Ante dicha visita nos hemos escapado y hemos pasado el día correteando por el pueblo. Se nos han unido otros perros a lo largo de las horas, y hacia el mediodía éramos tantos que los seres humanos se asustaban cuando nos acercábamos a ellos. Habíamos formado sin querer una jauría descontrolada y entrábamos a los supermercados y a las tiendas sin que los humanos pudieran hacer nada por detenernos. Lo cierto es que me lo he pasado muy bien. No obstante después me he dado cuenta que de lo que ocurría y cuando he visto a unos humanos que nos esperaban con palos en la entrada he sentido miedo. Yo me he librado de que me golpearan pero dos compañeros han caído porque les han golpeado la cabeza y las patas. Uno lleva en la cabeza una herida abierta y le daban espasmos, a otro le han debido romper una pata, porque no la puede apoyar y aparte le sale un bulto enorme en la mitad.

Después del altercado nos hemos reunido en la plaza, pero ha habido varios humanos que nos han seguido y han comenzado a tirarnos piedras. A mí me han dado en el espinazo y me ha dolido mucho. Noa, Dama y los demás se han marchado, pero a un grupo de nosotros nos han cercado para continuar golpeándonos, por suerte otros humanos se han puesto a gritarles y a empujarles y al final nos han dejado ir.

Asustada he vuelto a casa y Javi ya había llegado. Creo que me ha estado buscando, pero no me ha regañado; aunque pienso que si supiera de dónde vengo sí que lo haría. Noa ha llegado al rato, junto con Romeo, Dama y sus dos amigos. Sé que Dama no ha tenido la culpa, pero sí que la hago un poco responsable de lo que ha ocurrido. Por lo visto el perro al que dieron en la cabeza está muerto, y el otro ha quedado muy mal herido.

Javi la ha dejado pasar al patio pero yo le he enseñado los dientes y se ha ido para fuera. Noa se ha puesto a lamerme para tranquilizarme mientras Javi nos contemplaba tratando de entender lo que ocurría. A los humanos hay muchas cuestiones sobre los perros que también se les escapan. Al revés es igual.

Pero ahora de noche, dormitando en el interior del horno, segura y confiada, mirando cómo Javi se fuma un cigarro sentado en el quicio de la puerta, reflexiono y me digo que tal vez he sido demasiado dura con Dama. Al fin y al cabo sólo vino para visitarnos. Fuimos nosotras las que nos escapamos y la seguimos. Nosotras somos las únicas responsables de lo que nos ocurrió. Cada individuo es responsable de lo que hace ¿no? Nadie nos obligó a hacer nada, y encima la pasamos bien. Dama vive en la calle y estoy segura que yo sería como ella si esa fuera mi situación. Mañana tengo que pedirle disculpas y decirle que lo siento.

Javi me mira de una forma inusual, como si oliera él ahora mis pensamientos. Me llama y yo me acerco moviendo el rabo en tanto que Noa asoma su cabeza en la boca del horno y bosteza antes de venir a compartir las caricias tranquilizadoras.





Día 59

(Javi se desilusiona)

¿Se han torcido tanto las cosas?... ¿Qué ha sucedido hoy?... Todo parecía rodar, marchar, funcionar; sin embargo cuando ha regresado a casa, Javi tenía la cara como dislocada y olía muy fuerte a desilusión. Ha tecleado en su pantalla y ha estado hablando con sus amigos y familia. Estaba enfadado, frustrado, impotente, rabioso, y es que alguna mala noticia ha debido llegarle, algo que nos afecta y que le ha dejado por unas horas bloqueado, con un relente verde sobre la piel, como una especie de musgo de indolencia que chorreaba negatividad y malos augurios.

Durante el paseo apenas ha sonreído, ni siquiera cuando nos hemos encontrado con otros perros conocidos, sólo fumaba y caminaba con la vista en el suelo. No ha cenado, no ha tecleado, únicamente fumaba y fumaba en la puerta del patio y tenía ganas de que la noche llegara para irse a dormir.

No he podido hacer nada por ayudarle, y me siento confusa, ni siquiera puedo dormir en el interior del horno. Me he colocado en el patio bajo su ventana y ahora gimo bajito para no despertarlo ni desesperarlo más mientras Noa me mira como diciendo que no me preocupe, que lo deje, que los humanos son así, igual que se llenan de vida y esperanza, a veces se desinflan y mustian, necesitados de caer hasta lo más hondo para luego levantarse y recomenzar.





Día 60

(Renaciendo a la fuerza)

Javi se ha levantado hoy con fuerza, sus ojos brillaban destellando fuego y optimismo como si en sueños hubiera meditado que no hay nada que pueda derribar sus ilusiones, que su ánimo depende completamente de su convicción y la realidad puede doblarse a su antojo. Lo primero que ha hecho es llevarnos a Noa y a mí a pasear y luego, ya en casa, ha estado tecleando sin descanso durante horas. Ha cocinado mucho y nos ha hecho a Noa y a mí una gran olla de arroz con verduras que estaba riquísimo.

Por la tarde se ha hablado con los suyos por la pantalla y se mostraba sonriente y tranquilizador. Su interior aún estaba revuelto, pero no ha dejado que le consternación le venciera. Olía a tierra y a flores, a océano encrespado, a tempestad. Cuando ha llegado el humano que vive con nosotros a casa han estado bebiendo y celebrando el día. Luego han aparecido en el patio disfrazados extrañamente, Javi de negro y con el pelo como mojado y unas gafas de sol, el otro de mujer, riéndose a carcajadas, fumando pitillos y hablando mucho, hasta que han llegando más humanos también disfrazados y se les han unido.

Luego se han ido todos juntos, por lo que me ha parecido, a una fiesta. Noa y yo nos hemos quedado aquí, acompañadas tan sólo por la luz de la luna extraña y de todas las estrellas del cielo.

Han regresado de madrugada y Javi tenía la mirada limpia, como cuando saca de su cabeza las perspectivas torcidas. Me ha acariciado sonriente y su mano me decía que nuestra aventura continúa, que no me preocupe por nada, que todo marcha bien, que juntos sobreviviremos, que aún nos queda mucho por vivir y que habrá días mejores y peores. Pero a mí me gusta cuando están así sus ojos.





Día 61

(Descanso forzoso)

La tranquilidad ha sido la nota dominante hoy. Ha hecho un poco de frío aunque lucía el sol. Javi ha estado tecleando casi todo el día, exceptuando una rato en que hemos ido a pasear por la mañana y el de la tarde. El humano que vive a nuestro lado ha estado comiendo con una humana en el patio y nos ha dado a Noa y a mí las sobras. Romeo hoy se ha debido tomar el día libre porque no ha estado apenas en nuestra puerta. Ahora sí.

Por la tarde Javi estaba nervioso. No preocupado. Como le conozco se que en éstas ocasiones se come las uñas, está como distraído, y fuma más. Tiene algo en la cabeza y en el pecho que no puede sacar mientras teclea y se nota que le consume. Menos mal que al final ha podido lograrlo porque si no igual ni puede dormir. Varias horas después ha salido al patio y se ha fumado el último cigarro sonriendo en tanto miraba cómplice al cielo estrellado. Se encontraba a gusto, contento. Después se ha ido a dormir. Me ha parecido que era temprano, y me ha sorprendido. Igual quería soñar. El caso es que ahora Noa y yo, compartimos horno e insomnios mientras escuchamos los gemidos del recién llegado Romeo.





Día 62

(Domingo extraño)

¿Y hoy porque Javi ha tenido que irse temprano? Otra vez hay algo que se me escapa. Me he pasado la mañana preocupada porque no se abría la puerta de atrás de la casa. Ni humano que vive con nosotros ni el de al lado la han abierto tampoco. Hasta el mediodía vale. Pero era ya por la tarde cuando Javi ha aparecido con una sonrisa y nos ha sacado a pasear. Es injusto que los humanos no nos den explicaciones ni cuenten con nosotros o con nuestros sentimientos o expectativas. Pero bueno, nuestra evolución, dicen, que corre paralela aunque nunca pudo juntarse ni independizarse.

Por lo demás el día ha sido soleado, con pájaros verdes y lagartijas que huelen a sal. Romeo apenas se ha movido de la puerta y Noa bostezaba unas nueve veces por minuto. Todo un record.

Ya de noche Javi se ha ido pronto a acostar. Su rostro parecía cansado cuando ha salido a fumarse un cigarro en el patio con nosotras. Ahora Noa y yo nos apretujamos en el interior del hormo, entre las telas que huelen a bondad y los antiguos resquicios de calor y ceniza. No hace frío, la noche está buena, y se escuchan ladridos y aullidos lejanos de aquellos compañeros perros del pueblo que anuncian a los intrusos o a los acompañantes clandestinos.



Día 63

(Otra semana que empieza)



Nuestra calle ha estado a rebosar de humanos. Hoy ha comenzado el día con un tremendo alboroto de cachorros humanos que pasaban frente a nuestra casa y que desde el patio se podían incluso oler. El humano que vive a nuestro lado ha empezado a pintar las paredes y estaba muy gracioso con un mono blanco que le hacía muy gordo y unas gafas de insecto transparentes. Han venido a casa dos humanos que han estado metiendo unos gusanos de colores por las paredes. Uno era tan alto como un árbol y el otro no tenía dientes. Lo sé, porque cuando se reía se le veía las encías rojas. Luego también han aparecido varios humanos más. Cuando han terminado de meter los gusanos se han puesto todos a beber cerveza y se reían mucho. Más tarde se han ido todos juntos y se han olvidado de cerrar bien la puerta, por lo que Noa y yo nos hemos escapado por el pueblo.

Horas después, mientras saboreaba un hueso tumbada en un cacho de hierba cerca del supermercado, he escuchado un silbido familiar. Javi se aproximaba caminando y me llamaba con una gran sonrisa en la cara. Me he olvidado del hueso y he corrido moviendo el rabo para darle la bienvenida. Me ha acariciado mucho la cabeza y las orejas y hemos regresado a casa. Noa y Romeo estaban en la puerta y nos han recibido con mucha alegría. Javi ha entrado y casi al momento nos hemos ido a dar un paseo. Las calles del pueblo se encontraban abarrotadas de humanos. Ya va haciendo más calor, como si el frío de otros días se desinflara. Parece que el tiempo va a mejorar porque las plantas están comenzando a florecer y cada vez hay más y más pájaros verdes y lagartijas que huelen a sal. Además ya se distinguen otros pájaros en las ramas aparte de que en el aire empiezan a observarse algunos bichos con alas. Es como si la vida se desplegara, y aunque las madrugadas aún son algo frías, el resto del tiempo la temperatura es muy suave.

Hace un rato que Javi ha salido a fumarse un cigarro al patio y a despedirse de nosotras. Esta noche es la primera que creo que no voy a dormir en el interior del horno. Me he buscado un sitito sobre las baldosas, junto a la puerta. Permanecen calientes del sol del día y huelen a felicidad, es decir, a tierra fértil, a sueños realizados e ilusiones en el porvenir.



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