eSte Es uN EsPAcio rEduCiDo De lIBertaD cReaTiva y EspeRanZa aL TrAn...

sin ninguna referencia de ná

La fría angustia que emerge detrás de las cortinas del aire, se puede solventar con un chorro de inteligencia buena y el calor, que nace de los estímulos incandescentes de la vida, en el proceso infinito del vagar de las estrellas.

La candela puede comprender tus manos aprendiendo un oficio imaginable, y sentir (claro que se puede sentir) sentir con claridad todo aquello que haces y permutas y escoges y clamas y reinventas a partir de los elementos que te envuelven –en el ruido cotidiano del reloj- entre la brisa que lleva mariposas amargas y silencios acompasados, y esas lucecitas y también sombras.

Si a tu corazón le gusta asomarse a los abismos –como las miradillas que abandonan la seguridad de los portales- no te pienses primo/a que te encuentras ahí sólo/a. Recuerda que existe un cielo y un sueño y una tierra colmada de inciertos desafíos; y en mitad está tu mente, y todo aquello que genera: tus actos o tu indolencia…

Tu mente y la razón que ciñe todos los universos ajenos.

martes, 7 de enero de 2014

Diario de una perra en Argentina (Semana 31)

SEMANA 31

(2014)

Día 211

(Nochevieja argentina)

Javi se ha marchado a trabajar con los humanos especiales; y el día también se sabía especial. En el aire podían olerse las nostalgias y las expectativas de la humanidad y la naturaleza que los contiene. Che y yo hemos pasado la mañana deambulando por los campos de flores contiguos o recorriendo la polvorienta pradera. Los árboles inconmensurables echaban una sombra tibia que se difuminaba en su raíz y los caballos y los burros jugaban a revolcarse sobre la hierba y a darse bocados afectivos.

Cuando ha regresado se ha aseado y afeitado, movimientos que me advertían su inminente y renovada partida. Nos ha dejado atadas después con la cadena debajo del camión y con los ojos humedecidos nos ha acariciado y sonreído unos segundos antes de ir hacia el portón y tomar el vehículo colectivo por la gran carrera hacia abajo. Mi nariz se mostraba sensible, atrayendo el perfume de las plantas y la respiración de los autos y camiones que circulaban sin descanso mientras en mi recuerdo bullían los aromas de la contrariedad, el desarraigo y la ilusión, como si me avisara de la importancia de estos instantes que escapaban a mi entendimiento.

Entonces he cerrado los ojos y al volverlos a abrir veía con los ojos de Javi. Bajábamos del vehículo colectivo y nos hallábamos en el sitio de los perros. Aquellas calles, casas y árboles que fueron nuestro hogar no hace tanto y que nos vieron nacer en esta tierra. Javi saludaba a algunos humanos conocidos y muy pronto hemos llegado a la Calle Maipú, apenas a media cuadra de la plaza del pueblo. Noa ha comenzado a ladrar y a mover el rabo de alegría en cuanto nos ha olido y el humano que vivía con nosotros nos ha recibido en la puerta. El que vivía al lado también y ambos han abrazado a Javi con emoción. Aquellos recuerdos sobre los estragos y la incertidumbre, sobre su envidia incomprensible, sobre los complejos sentimientos que circulan a veces por la mente humana mostrando su cortejo de bondades y maldades, se han diluido como granos de sal en la esperanza y Javi les ha perdonado para poder remediar todo lo vivido. Noa parecía feliz de verle le lamía las piernas y las manos, oliéndome también a mí dentro de él. Los tres han estado hablando y bebiendo cerveza y más tarde han cenado un asado en la parrilla y han brindado por el año que acababa y el que comenzaba deseándose lo mejor. A Javi le brillaban mucho los ojos tras hablar por la pantalla tecleadora con su familia y sus amigos; en ese brillo había dicha y tristeza y una colección de pensamientos indescifrables. La distancia no existe si uno se encuentra unido de verdad a los suyos y se valoran cosas que antes ni siquiera eran sentidas.

El Fernet, el faso y la merca le han ayudado a amplificar las sensaciones y ha sido una sorpresa descubrir la ebriedad humana mientras las estrellas distantes parecían acercarse destellando en el cielo colmado de cohetes y otros fuegos de artificio. Nos hemos ido a celebrar el 2014 y hemos tratado así con muchos humanos y humanas. En estas fechas es como si todos se aplicaran en sus metas y se apoyaran en ellas para empezar por fin a cumplirlas. Me ha resultado un poco artificial y vacío, como si una trampa autoinfringida de incoherencias, mentiras y engaños les envolviera de entusiasmo para tiempo después descubrirse en lo que son. Las horas han pasado hasta que el amanecer ha acudido para doblegar los sueños y los deseos. Sin embargo Javi ha negado el amanecer y ha continuado bailando y festejando. Hasta media mañana no se ha ido a descansar pero en sus sueños continuaba celebrando, con su gente, pensando en lo ellos estarían haciendo. Su liberación volaba sobre su piel y rodaba por sus pestañas. No es fácil estar aquí, habiendo dejado allá todo lo construido con los años. Luchar contra las dificultades, alimentar los sueños y proteger las utopías.

Che me ha despertado chupándome el hocico. Y en mi cognición de perra, de nuevo en mi propio cuerpo, me preguntaba por qué me dolía tanto la cabeza seca por la sed.



Día 212

(1 de Enero del 2014 en Argentina)

Y acá nos vinimos huyendo de los escepticismos sociales y la falta de trabajo humano en nuestra tierra. Javi lo decidió para movilizar sus dudas y desconfianzas, y también para realizar una serie de promesas que en su día se hizo a sí mismo, es decir, a su corazón. Por ellas cada día teclea, nos cuida a todos como si fuéramos parte de su familia humana, pugna contra las circunstancias y las adversidades, trabaja duro con los humanos especiales, monta a Pepe y le conoce y resiste las acometidas del corazón y el pensamiento. Aún queda mucho por recorrer y por aprender y yo tendré que hacer todo lo posible para ayudarle. Che también, aunque su juventud a veces se lo impide.

Al comenzar la tarde, en pleno calor, y mientras la gran carretera devolvía millones de coches a la gran ciudad, ha regresado a la pradera y nos ha soltado para que corriéramos libres después de casi estar todo un día atadas. Ha llenado un cubo de agua y nos ha dado de beber, luego ha sacado un enorme trozo de asado que ha repartido entre los tres. Negro no ha querido comer y nos hemos quedado todos muy preocupados. Últimamente come muy poco y ha perdido mucho peso. Yo apenas me he movido de su lado pues entiendo que se encuentra muy sensible y que necesita mimos. Ha estado fumando pitillos de yerba tumbado sobre la tela colgada entre los árboles. Sus pensamientos marchaban de acá hacia allá y se entremezclaban ambas orillas en la mitad. Allá las cosas siguen mal. La sociedad despierta pero no lo suficiente. La represión toma formas inconcebibles para el resto de especies animales. El gobierno ayuda a su indolencia aprobando nuevas leyes coercitivas que ahogan al pueblo y protegen los intereses de quienes mandan. Las humanas ya no pueden abortar y han prohibido las manifestaciones. Todo retrocede. Sus derechos ciudadanos se tuercen y se extinguen. Acá las circunstancias permiten caminar pero arriesgando la intuición, la esperanza, y por tanto la vida. El mundo marcha sin control y los humanos resisten sin rendirse ni evolucionar.

Javi teclea ahora para resistir. Está muy cansado para hacerlo pero se obliga y con tesón lo consigue. Las estrellas distantes brillan dentro de sus ojos y la pradera respira paz. Che y yo descansamos sobre nuestro colchón de gomaespuma y los mosquitos entran por los agujeros del techo de la casa-chabola. Todo está bien. Todo continúa hacia un destino, que tarde o temprano se desvelará.



Día 213

(Un respiro del calor)

De madrugada comenzó a llover muy fuerte con gran estruendo de truenos. La temperatura ha bajado haciendo retroceder el calor acumulado en la tierra y el aire. Por la mañana los gansos estaban felices, chapoteando y moviendo sus plumas y caía tanta agua que no daban ganas de salir del colchón de gomaespuma.

Con todo Javi se ha calzado las botas altas, entre el barro y los charcos, y después de soltar a los caballos el pony y los burros, se ha marchado a trabajar con los humanos especiales. Noa y yo nos hemos quedado bajo el techo del corralón y hasta que no ha parado de llover al comienzo de la tarde no hemos salido de allí.

Cuando Javi ha regresado se ha vuelto a ir sobre la bicicleta por la gran carretera hacia arriba. Pronto aparecía de nuevo por el portón, con varias bolsas de comida y los ojos brillantes de hablar con los suyos. El viento soplaba frío del sur refrescando la atmósfera como si el verano retrocediera o acabara. Sin embargo sólo ha hecho que comenzar. Lo de hoy ha sido un simple respiro para que tomemos fuerza para lo que sigue.

Ahora la pradera respira tranquilidad mientras se escapan gotas de lluvia desde las nubes. Reverdece la hierba por instantes y los animales se alivian del polvo y la sed. Javi teclea y sonríe. Sus pensamientos huelen a optimismo. Piensa lo bien que vamos a dormir esta noche, pues no habrá que encender el ventilador, podrá taparse con la frazada de sábanas y no habrá de preocuparse del calor y los mosquitos.



Día 214

(La Santa Muerte)

El día ha pasado con rapidez. Che y yo correteando por la pradera y Javi tecleando y componiendo la casa-chabola y los alrededores. El calor se ha suavizado levemente y todos respirábamos con alivio. En una de mis correrías, cerca del alambrado, he conseguido atrapar una cotorra verde. He ido a enseñársela a Javi y me ha mirado con tristeza. Sin embargo después le ha sacado las bonitas plumas de las alas y la cola y me ha devuelto para que terminara lo que he empezado, devorándola con apetito.

Negro parece enfermo y no quiere comer. Se está quedando en los huesos y no sale del interior de su casita. Javi está muy preocupado. Negro es muy viejo y Che y yo sentimos que le ha llegado su hora. Con todo, las gallinas han comenzado a poner huevos de nuevo. Por la tarde Javi se ha ido en el vehículo colectivo y ha regresado varias horas después con su otro santo tatuado en el brazo. La santa muerte que ahora nos guarda solicita su pago y con suavidad viene para llevarse a Negro al otro lado.

Por la noche ha llegado hasta el portón un coche y Javi se ha marchado en él para estar toda la noche fuera. En mi visión humana le he distinguido en un pueblo llamado campana, que tiene un puerto importante, donde enormes barcos traen por el río grandes contenedores de metal y contaminación. Ha estado con su amiga Agus bebiendo y riendo y escuchando música por algunos bares. Ebrio y contento ha tomado un vehículo colectivo para regresar y se ha quedado dormido. He tenido que ladran dentro de su cabeza para despertarle antes de llegar a nuestra parada y ahora viene caminando con los ojos muy brillantes y cara de cansancio, subido sobre el sol, sin saber que Negro ya ha muerto, en un despiste, con ganas únicamente de acariciarnos y de dormir.





Día 215

(Adiós al compañero Negro)

Con los ritmos humanos nos levantamos al mediodía. Javi con ojeras y dolorido, pues le ha salido una herida muy fea en la pierna, que parece infectada y de la que le sale mucha pus. Al ir a saludar a Negro ha encontrado su cadáver, con la piel seca y los ojos fijos y ha debido causarle mucha impresión ya que no podía dejar de llorar y no tenía fuerzas suficientes para sacarlo de su caseta. Me hubiera gustado ser humana para poder consolarle y decirle que el viejo Negro descansa en paz, que su muerte ha sido dulce y natural, y que no había nada que reprochar o apuntar en ello. Únicamente podía ir al igual que Che para lamerle las manos y las lágrimas, aunque esto lograba desatar más su llanto. Le ha venido bien, pero siempre se hace difícil observar a los seres que queremos así de tristes. Lo ha colocado en la carretilla y se lo ha llevado al fondo de la pradera. Cavar su tumba ha sido un suplicio pues la tierra seca se resistía a la pala además que tenía que ser grande por el tamaño de nuestro amigo. Cuando caía el sol Javi ha terminado. Poco después lo ha enterrado mientras Che y yo nos acercábamos para olerle por última vez y decirle adiós. Entonces hemos empezado a aullar bajito y a Javi se le han humedecido los ojos de nuevo. La pradera se ha quedado sin su guardián más importante. Reposa merecidamente junto a un árbol. Javi ha colocado sobre él unas piedras formando una espiral. A partir de ahora nos tocará a Che y a mí hacer el relevo. Las estrellas distantes brillaban hoy más que otras noches y los árboles imponentes desnudaban su silueta frondosa y profunda.

Ahora Javi se acuesta sin poder teclear y nosotras hacemos lo mismo en nuestro colchón de gomaespuma. Sus pensamientos desprenden un aroma nítido. Estos dicen que una vez más la vida se ha expresado para subrayar que nada es para siempre, y que al menos pudimos conocer y disfrutar un tiempo junto a tan excepcional y fiel compañero. Negro bueno y bonito, que desde que vinimos a la pradera nos acogió como sus hermanos.



Día 216

(Todo se junta)

Me preocupa Javi. Tiene los ojos ensangrentados. Un agujero en la pierna y una especie de tristeza olorosa y profunda que se alza por lo ocurrido con Negro, por tas últimas incidencias en la pradera y en nuestra vida, por los esfuerzos continuos y el trabajo duro, por la soledad a veces inmensa y buscada y otras por la reivindicaciones afectivas, por la nostalgia y el afán, por los sueños al alcance que vampirizan la energía, por el pulso con la existencia y las preocupaciones que surgen como racimos crecientes. Sé que resurgirá del dolor, pero necesitará tiempo para que el abismo supure y se seque. Ahora anda en sí mismo, encerrado, para no generar nuevos trazos pesimistas. Guarda en su corazón los buenos sentimientos, a los que protege de las circunstancias adversas, y nos acaricia con levedad tratando de que nadie pueda percibir su zozobra. Su humanidad le lleva a comportarse así y Javi es fiel a ella como un perro.

Hoy se ha marchado a trabajar con la oscuridad en su frente. Tal vez sea un tributo que debe pagar a último santo de su brazo, una nueva prueba para su compromiso que ha de afrontar para poder proseguir nuestro camino hacia el porvenir y la esperanza. Ha regresado por la tarde, casi sin fuerzas y se ha puesto a teclear de inmediato. Che y yo no nos hemos ido hoy a corretear por los campos contiguos y hemos estado muy pendientes de él. El calor ha comenzado a apretar desde el mediodía y ahora que ya se ha hecho de noche no refresca, produciendo nubes inmensas que se agarran al horizonte.

Javi sale a fumarse un cigarro a la puerta de la casa-chabola, después de curarse la pierna, el brazo, los ojos y el alma. Observa el vacío que mana del interior de la caseta de Negro y se acerca a mirar dentro. Las dos gallinas guardan su ausencia y su calor. Todos vamos a echar de menos a nuestro amigo, y por ello necesitaríamos hoy aquí a todas las estrellas distantes del cielo. No obstante debemos bregar con todas las dificultades, juntos, unidos, como la familia que somos. Esta es nuestra aventura y nuestro viaje. Y lo que hoy es estrago y debilidad Javi logrará convertirlo mañana sin duda en optimismo.



Día 217

(Las fuerzas salen de adentro)

El corazón late; bombea sangre y expectativas, reconoce y padece, y por su puesto sueña. En medio de las pérdidas y las adversidades, nuestros ojos brillan, destellan fuerza que sale de adentro, de nuestra parte más profunda y protegida. Los golpes llegan, nos alcanzan, pero estamos resguardados por nuestros propios pensamientos y estos transforman la realidad difícil para allegarla a nuestras manos y a lo que estas fabrican cada día.

La pradera debe continuar sin Negro. Todos le recordaremos para siempre por ser parte de nosotros mismos. Las gallinas tratan de equilibrar la vida extraviada regalándonos de nuevo sus huevos para que Javi cubra sus milanesas de carne y haga de vez en cuando y con nostalgia una rica tortilla. Che nos acompaña con su corazón impuro y colmado de bondad, como si siempre hubiera sido así. Un pato ha aparecido esta mañana, y está haciendo un nido cerca de los árboles inconmensurables. Ha debido escaparse de su cautiverio y utilizando su brújula invisible ha conseguido encontrar la pradera. Los pájaros de colores y los que cazan compiten por el espacio aéreo que nos circunda. Los gansos aplican los conocimientos del clan en su sociedad maravillosa y creciente. Los caballos pastan tranquilos y son en su sosiego, los más sabios. Las burras pronto parirán y nos traerán alegría. El pony resiste a sus heridas aunque parece más delgado. Las ratas comienzan a respetarnos o a temernos, y ya ni siquiera se las ve cerca de la charca. Los animales que viven bajo la montaña de pales han comenzado a salir algunas noches, como si un misterio guardara su ausencia y hubieran estado durmiendo varias lunas. Las defensas contra los mosquitos funcionan y Javi nos mantiene con las pipetas a salvo de las picaduras de pulgas y garrapatas. Los bichos custodiamos y asumimos este equilibrio. Mientras Javi, trae a la pradera y a nosotros las realidades humanas, que al final son las que más nos afectan y determinan.

Otra semana de este modo escapa o se suma a la ecuación. Javi se ha marchado a trabajar y nosotras nos hemos quedado sueltas para proteger nuestro ecosistema. Cuando ha regresado ha compuesto la casa-chabola y se ha puesto a teclear. Ahora, después de cenar todos juntos, él se ha tumbado a fumar un pitillo de yerba sobre la tela colgada para observar las estrellas distantes y la silueta de los árboles imponentes. Su pensamiento se filtra y nosotras lamemos sus pies y nuestras patas. En este inmenso vació que sentimos dentro de nosotros nunca dejó de surgir con intensidad la luz.

No hay comentarios:

Publicar un comentario