eSte Es uN EsPAcio rEduCiDo De lIBertaD cReaTiva y EspeRanZa aL TrAn...

sin ninguna referencia de ná

La fría angustia que emerge detrás de las cortinas del aire, se puede solventar con un chorro de inteligencia buena y el calor, que nace de los estímulos incandescentes de la vida, en el proceso infinito del vagar de las estrellas.

La candela puede comprender tus manos aprendiendo un oficio imaginable, y sentir (claro que se puede sentir) sentir con claridad todo aquello que haces y permutas y escoges y clamas y reinventas a partir de los elementos que te envuelven –en el ruido cotidiano del reloj- entre la brisa que lleva mariposas amargas y silencios acompasados, y esas lucecitas y también sombras.

Si a tu corazón le gusta asomarse a los abismos –como las miradillas que abandonan la seguridad de los portales- no te pienses primo/a que te encuentras ahí sólo/a. Recuerda que existe un cielo y un sueño y una tierra colmada de inciertos desafíos; y en mitad está tu mente, y todo aquello que genera: tus actos o tu indolencia…

Tu mente y la razón que ciñe todos los universos ajenos.

martes, 23 de septiembre de 2014

Diario de una perra en Argentina (Semanas 66 y 67)



SEMANA 66
Día 463
(De formación profesional)
            En esta tierra Javi está encontrando la libertad para ejercer su oficio sin trabas. Aquella parte que depende del sistema no avanza. Los títulos, los documentos requeridos, las tasas y los productos legales se encajan en un desagüe perpetuo, sin embargo Javi se cuela entre las grietas de esta realidad absurda y está logrando afianzar su ejercicio, de formación profesional.
            Además de hacer terapia con nuestra vecina vieja, ahora ha comenzado también con el cachorro grande. Su pensamiento me revela que esta semana comenzarán asimismo su madre y el vecino humano que vive en el fondo. Otra vecina de nuestra calle ya le ha pedido igualmente ayuda, y un amigo del vecino humano mencionado lo pretende del mismo modo. Como Javi no cobra las sesiones, todos parecen contentos. Si empezara a cobrarlas ganaría un buen sobresueldo, pero Javi prefiere aplicar otras cuotas, que sustituyen el dinero por el cariño. A la vecina vieja le ha pedido que a cambio del tratamiento ella tendrá que enseñarle a cocinar los guisos de acá. El cachorro grande va a limpiar nuestra casa los sábados. Su madre va a hacer parte de nuestra colada y el humano que vive en el fondo tendrá que arreglar el techo del baño, roído por las humedades. Su amigo, que es carnicero, pagará sus servicios con bifés y pedazos de vacíos, y la otra vecina parece dispuesta a hacerlo con pan casero; con lo que todos, dada la humildad de sus vidas y el sueño transigente de mejorarlas, salen ganando.
            Dedica una tarde a la semana para evaluar los problemas y buscar el potencial humano en cada uno de ellos. La vecina vieja afirma sentirse mucho mejor y como Javi le enseñando a tratar los cambios de humos del cachorro grande se respira otro ambiente. Con el cachorro grande se está vinculando en lo posible para afianzar su confianza. Él es el núcleo de la familia, y todo, lo bueno y lo malo, gira en torno a él. Los síntomas y las soluciones fluyen en sus palabras y acciones, y es por ello que Javi ha de encontrar una senda en las galerías de su interior y enseñarle a expresar sus sentimientos. El vecino del fondo ejerce de padre pero no lo es y su madre ha de empezar a poner límites porque si no su cariño en derroche podría volar hacia el cielo y el olvido. El problema de la otra vecina es la soledad, y el del amigo una tremenda adicción a las drogas. Javi debe encontrar las raíces de tanta adversidad, ofrecer las herramientas necesarias para que la savia suba hasta las hojas.
Dentro de cada ser humano, al igual que dentro de cada ser, se hallan las réplicas a los acontecimientos traumáticos, a las emociones negativas, y las soluciones para voltear la mirada y los actos que los definen. Javi es un profesional antisistema, y aunque no paga su número colegiado ni cuenta con ninguna homologación consecuente, es terapeuta en cuerpo y alma, de vocación y suerte, educador y consejero, chamán de su tribu y su familia, ilusionista y obrero de la ilusión y la esperanza; y, como su trabajo con los humanos especiales nos da para tirar para adelante, no desea que el dinero manche por ahora esta verdad.        


Día 464
(Los colores)
            La primavera va llegando lentamente a nuestro pueblo. La noto por las mañanas, pues no son tan frías como antes, cuando Javi se marcha a trabajar y yo me quedo deambulando por el patio, con Gos, Oso, los patos, los gatos y las gallinas extrañas.
            Hoy ha soplado todo el día viento del Oeste, y venía cargado de humedad. Los mosquitos y otros insectos traían en sus alas la pintura necesaria para pintar de colores los tejados, los marcos de las ventanas, las puertas de las casas y los edificios, los ojos de todos los seres y las flores que guardan el polen entre sus pétalos ansiosos.
 
Día 465
(Los humanos especiales terminan de construir la cucha)
            Huelo los pensamientos de Javi y estos me llevan al pasado reciente. El día oculta su causalidad y las imágenes se suceden. Veo a Javi con los humanos especiales, rodeando una pequeña construcción de ladrillos. Todos sonríen y llaman a Pedro para que se acerque. Acaban de terminar la cucha, su nueva casa, aunque Pedro no parece hacer mucho caso y corre levantando gotas de agua y rocío entre el pasto alto hacia el fondo del parque.
            Ahora Javi teclea mientras yo le observo atenta desde mi manta verde. Sus ojos brillan y destellan. Los sonidos de la calle se cuelan entre las cortinas. Sé que Javi se siente feliz cuando consigue finalizar un trabajo con los humanos especiales. Pedro es su mejor herramienta, y el cariño es la fuerza que les empuja. Dentro de poco Pedro se podrá mudar a su nuevo hogar, y los humanos especiales sentirán, sin comprender, un sentimiento de orgullo común que recordarán para el resto de sus vidas. 


Día 466
(Correcciones narrativas)
            Javi teclea y teclea. Pule su sueño; lo erosiona como el viento y el agua hace con las piedras y las montañas. Poco a poco el granito se deshace y aparecen las vetas de diamante y hierro. El mineral no se extingue, se fusiona, se mezcla y combina en la fragua de su mente hasta que se pone al rojo vivo. Es ascua y luz y energía. Las páginas se suceden y un rumor de esperanza y optimismo penetra en nuestra casa desde los dedos nerviosos de Javi.
            Hoy no ha ido a trabajar, pero su descanso es ambiguo, sin tregua.             


Día 467
(Café literario)
            Hasta bien entrada la mañana Javi no se ha despertado. Yo lo hago al escuchar su movimiento, cuando su cabeza se alza entre las sábanas, bostezante. Mi primera acción es acudir a su cama para lamerle las manos y saltar hacia sus caricias. Sé que esta es una de las cosas que a Javi más le gustan de mí. Nada más levantarse ha estado componiendo la casa, haciendo la colada, barriendo el piso, tendiendo la ropa y recogiendo los trastos y restos después de una semana de descontrol. Cuando Javi teclea se olvida de limpiar y la basura y la suciedad se va acumulando día a día. Ha abierto las ventanas para ventilar la habitación, y mientras hacía todo esto yo jugaba en el patio con Gos y Oso a encontrar huesos antiguos.
            Al mediodía hemos ido a dar un paseo por la villa. Los niños corrían tras una pelota en los potreros, como quien corre tras sus sueños, y como el sol calentaba con fuerza algunos humanos llenaban el parque tomando infusiones con palito y comiendo panecillos dulces. El barrio parecía un hervidero de vida y los perros callejeros hacían rebosar las veredas de aullidos.
            Javi ha estado arreglando la rueda de la bicicleta con el humano del fondo, y por ello después de echarse una pequeña siesta, se ha marchado sobre ella hacia el centro del pueblo. Me ha sorprendido el silbido que me llamaba para acompañarle. Hemos ido así por calles menores, evitando el tránsito de autos y motos. Javi iba rápido, con lo que yo tenía que correr a toda prisa, y cuando hemos llegado a la plaza grande, los dos teníamos el corazón acelerado. Enseguida ha aparecido una compañera de su trabajo, esa que huele a bondad y galletitas, y luego de caminar una cuadra y de dejarme atada con la bicicleta en una farola han entrado en una especie de librería cafetería. Dentro había un montón de humanos rodeando una mesa enorme. Mi nariz me ha revelado que todos ellos aman los libros y que todos, al igual que Javi, también escriben. Durante un par de horas han estado charlando y leyendo algunos textos, en tanto tomaban café e intercambiaban inquietudes y experiencias. Javi ha leído un poema que les ha gustado mucho. Decía:
Ella llamó al timbre
de sus asperezas
y él contexto
con un silencio
                                 [desclasificado

está tan linda
                                           pensaba él
con sus zapatos de humo
con la camisa abrochada
hasta el último olvido
con el pelo recién cortado
por las indecisiones
                                  y las nostalgias
con su carita de muerte
al mejor postor
con su conciencia de ser
un acabo de luna
                                    de mar
                                                          de paisaje
con su boca entregada
los labios insomnes
los dientes vencidos
ensangrentado el espacio
por afiladas palabras

tan linda
                                        pensaba él

y recogía muy despacio
los jardines de sus ojos
la altiplanicie de su pecho
los rincones desolados
                            de su vientre
                                           y  de su espalda

pero sólo era un recuerdo
apenas una imagen frente a otra
un envite desgastado por el
                                             [tiempo
un cromo
para una colección inexistente

sin embargo
tan linda
                                             pensaba él
que me mata y no me entero
que se fue con despedida
                                          y sin pensarlo
casi como debe ser

sin pensar
                    con despedida
                                           tan linda
                                                                la muerte

que me mata y no me entero
que me mata y no me entero

            Al terminar la velada, le han hecho prometer que acudiría al siguiente encuentro, y tras desatarme a mí y a la bicicleta nos hemos dirigido a una pizzería y Javi ha encargado la cena. De regreso en casa, Javi ha invitado a cenar al cachorro grande y más tarde se ha puesto nuevamente a teclear.
            Ahora huelo sus sueños tumbada en mi manta verde y descubro a Javi sentado en el borde de un abismo, mirando una luna verde que prácticamente oculta el cielo que tiene en frente. La claridad es tan intensa que parece de día. De pronto Javi aúlla como si fuera un perro, con todas sus fuerzas y la luna, después de deformarse, estalla, quedando el cielo en completa oscuridad, hasta que lentamente las primeras estrellas distantes comienzan a crear un equilibrio entre la luz y las sombras.      

Día 468
(La virtud)
            La mente de Javi es un océano de ideas, algunas son firmes y silentes y otras fluctúan con el viento y gritan al mutar. En nuestro viaje, algunas han ido cambiando al compás de las nuevas experiencias y otras se han convertido en un poso de tierra, en una orilla definida de probabilidades donde Javi y yo con él, ponemos nuestras patas.
            Una virtud que Javi está desarrollando y que aprende en parte también gracias a mí cada día es la paciencia. Tener paciencia supone equilibrar la espera, vivir sin ansias e igualmente sin conformismos. La paciencia permite a Javi trabajar con los humanos especiales, construir lentamente sus sueños, establecer relaciones sinceras, sin forzar las cosas, aguardar con tranquilidad los pasos legales que mejorarán nuestra situación. Mi paciencia propia es la que me hace esperar a Javi cada tarde en la puerta del patio, comprendiendo las vicisitudes del mundo humano, y por su puesto el cuenco de comida, y la caricia, y el olor.
            Ahora siento su olor acercándose por la calle, pues ya regresa del trabajo. Mi rabo se mueve anticipando la alegría, y mis orejas se alzan como si ya quisieran escucharle abrir la puerta. En apenas unos segundos todo ocurrirá.
            La filosofía humana establece la virtud como una forma ideal de capacidad o destreza. Ni Javi ni yo creemos en las formas ideales. Tal vez porque nuestra filosofía es de corte callejero. Y es que la perfección no existe; únicamente el tierno compromiso con nuestra búsqueda de libertad y vida.  

Día 469
(Hamburguesas vegetales)
            Javi se ha marchado a trabajar sobre la bicicleta y yo me he quedado en el patio durmiendo en mi casita de madera. Hoy ha hecho bastante calor, así que dormitar a la sombra de los árboles ha sido un gusto. Gos y Oso se han peleado varias veces por la mañana hasta que nuestra vecina humana ha salido enfadada y les ha tirado una zapatilla.
            Cuando Javi ha regresado a casa por la tarde hemos salido a pasear por la villa. Después hemos recorrido algunas calles hasta llegar a una tienda extraña, cuyos olores mi nariz no concebía. Mientras Javi compraba allí algunas cosas yo he estado jugando con algunos compañeros callejeros.
            Nuestra cena ha sido extraña y sólo el pensamiento de Javi me ha revelado el enigma. Ha preparado unas hamburguesas vegetales en la sartén. La forma y la textura era igual que las de carne, pero el sabor se diferenciaba. Estas hamburguesas las suelen comprar los humanos que han renunciado a comer carne animal y cuya dieta se compone únicamente de vegetales y algunas veces de lácteos. El mundo humano es sorprendente. Los perros no poseemos controversias de este tipo. Comemos aquello que nos encontramos. La conciencia de los humanos les permite distinguir y elegir. Javi no es vegetariano, pero sí que tiene algunos amigos y amigas que lo son. En esta tierra hay una gran corriente vegetariana, a pesar o precisamente porque este es el país de la carne. A Javi le gusta experimentar ambas corrientes. Lo importante es carecer de fanatismos y respetar lo que cada cual elija.


SEMANA 67
Día 470
(Buenas noticias)
            A Javi le brillan los ojos con intensidad; y es que las últimas noticias vienen cargadas de ilusión y optimismo. Su sueño avanza y cada día va corrigiéndolo con un rumbo preciso. Los envíos parecen gustar y las críticas ayudan mucho para saber lo que está bien de lo que no. Algunos amigos de Javi le están contando que las cosas por nuestra tierra siguen igual, pero la suerte que a ayer les fallaba empieza a girar a su favor. Sus primos y sobrinos, su abuela, sus tíos y sus padres se encuentran bien y después de aquellas semanas cargadas de nostalgia y ciertos sentimientos turbios, todo vuelve a la normalidad. El verano allá termina y acá está por venir la primavera. Qué es el este mundo, donde mil realidades nos rodean y nos llaman.
            Todo ha de seguir, y los pensamientos de Javi calibran nuestro estado. Mi cotidianidad se ha convertido en un recreo de patio y calle. Gos y Oso ya son parte de mi familia canina por más que al principio fuera difícil. Oso continúa sin darme demasiada bola aunque me acepta, y Gos está aprendiendo a jugar conmigo, pues no sabía hacerlo. Sucederán nuevas cosas, unas buenas y otras malas; sin embargo Javi y yo acrecentamos nuestra simbiosis. Unidos somos más fuertes, y cada vez lo estamos más.
            Habrá que esperar que sigan llegando buenas noticias, y que la situación en nuestra tierra, al igual que en esta que nos acoge, mejore, construyendo pequeñas felicidades y desafíos para nosotros y nuestros seres queridos. Mi nariz me dice y me aproxima al mañana. Desde mi manta verde huelo el mundo y la vida, y es un olor imprescindible y enigmático.

Día 471
(El buen laburo)
            Javi se ha marchado a trabajar sobre la bicicleta. El buen laburo empieza con el sol y termina a la tarde, cuando éste declina. En el intervalo Javi inventa el eco, la actividad, la relación inmarcesible y el cariño.
            Cuando regresa a casa está cansado pues le pone muchas ganas; aunque con el paseo se viene de nuevo arriba, pues sabe que después le aguarda la pantalla tecleadora y el impulso de sus dedos y sus ideas.
            Dicen los humanos, al menos algunos, que laburar, trabajar, dignifica al hombre, a la mujer, y da sentido al tiempo. Pudiera parecer que los perros no trabajan, pero no es así. Antiguamente ayudábamos al ser humano a encontrar los rastros de los animales que cazaban y les protegíamos de los peligros del mundo. Hoy en día no es diferente. Yo ayudo a Javi a encontrar las señales de los sueños que persigue, pues el instinto que le transmito es indispensable para hacerlo, y le protejo del mayor peligro de esta vida, la soledad y el sinsentido, lamiendo sus lágrimas y aportándole toda la alegría y el cariño de mi corazón.
            Hay trabajos pesados y trabajos humildes. El buen laburo se forja así con esfuerzo y produce recompensas para nada vacías.

Día 472
(Radio Escobar 15.0)
            Después de una mañana soleada, al abrigo sombriento del patio, mordisqueando algún hueso viejo enterrado por Gos, ladrando a los autos de la calle, atenta al movimiento de las lagartijas en la pared y los pájaros de las ramas, recorriendo los distintos baldes de agua, escarbando junto al portón de la entrada y en el galpón del fondo, durante un instante he olido la llamada de Javi, llamada que me anunciaba sin duda un acontecimiento especial. He cerrado los ojos y al pestañear me encontraba en el interior de sus ojos, viendo a través de ellos. Caminábamos así por una calle en las afueras del pueblo, al otro lado de la gran carretera. Hemos llegado a una puerta y Javi ha tocado el timbre. Nos ha salido a recibir una de sus compañeras de trabajo, esa que huele a bondad y galletitas, y a la que Javi tiene enorme estima. Nos ha hecho pasar a una especie de habitación acristalada, con muchos equipos electrónicos y un micrófono. Del otro lado del cristal había otra humana sonriente que ponía música en un aparato y se afanaba para prepararlo todo. 
            Unos minutos más tarde ha aparecido un humano muy particular con el pelo largo y una sonrisa tibia, y después ambos han entrevistado a Javi preguntándole cosas sobre la novela y su vida en esta tierra. Javi ha tratado de explicar la situación que viven en el sur de Europa los países y los humanos que los habitan; cómo cientos de miles, al igual que Javi, han de bregar contra la adversidad de verse parados y frustrados, y han de tomar difícil la decisión de macharse a probar suerte en otro lugar dejando a sus seres queridos. Ha hablado también de la guerra que hubo allá y de cómo hoy el contexto está repleto de semejanzas. Los privilegiados aguantando mezquinamente el cambio necesario de la sociedad  y empleando el aparato represivo del estado a su favor, los políticos vendidos, el paro, la injusticia y el incipiente hambre. Tal vez a los humanos de acá les cueste aceptar que esto suceda en el primer mundo, como ellos lo llaman. Sin embargo Javi ha tratado de ofrecer unas cuantas pinceladas de realidad que buscan levantar puentes de solidaridad y entendimiento.
            Tras la entrevista, Javi ha regresado a casa, aunque yo ya no iba dentro de él. Le he estado esperado tras la puerta del patio, pues sabía que cuando llegara iba a necesitar mi alegría. Ahora le huelo acercándose por nuestra calle. Y percibo la zozobra en su interior, toda la confusión y la impotencia removida, que en unos pocos segundos habré de lamer salvaguardándole del terrible desencanto.

Día 473
(Facultad de psicología)
            Javi se ha levantado muy temprano, a pesar que hoy no tenía que ir a trabajar. Hemos dado un pequeño paseo por el barrio, se ha aseado después de componer levemente la casa y me ha dejado en el patio para luego salir por la puerta. Por un momento he ansiado marcharme con él, pero sus pensamientos me avisaban que se dirigía a la gran ciudad, sin duda para dar un nuevo paso en su andadura burocrática. No tenía ganas de sentir tales controversias y he decidido así pasar el día bajo mis propias realidades y dejar que a su regreso, su aroma me desvelara lo vivido.
            Ha retornado al comienzo de la tarde, muerto de hambre y cansancio, aunque un trazo de sonrisa borrosa me indicaba que no todo había ido mal. Hemos comido juntos arroz con verduras y durante la hora de la siesta, sus sueños, me han mostrado todo lo que quería saber.
            Javi ha recorrido la ciudad por sus entrañas, en aquel extraño tren que se mueve por túneles y galerías. Ha tenido que cambiar varias veces de línea para llegar al destino señalado. Un colosal edificio situado en una avenida populosa del centro de la ciudad rodeada de parques. En este lugar, ha estado aguardando una cola para preguntar a un humano agradable algunas cuestiones confusas, y éste le ha explicado qué ha de hacer para terminar de homologar su título. Javi tiene que realizar un curso en un par de meses. Después habrá de examinarse y ya. El edificio no era otro que la facultad de psicología, y tras resolver sus dudas, Javi ha empezado a ser consciente de este hecho y a observar atentamente a su alrededor. Cientos de carteles reivindicativos decoraban las paredes. Había uno, conmovedor, que repasaba los nombres de los desaparecidos durante la dictadura, y otro firmado como, el brote, que aludía a una agrupación libertaria. Javi se ha puesto a hablar con algunos humanos y humanas, y ha pasado un buen rato escuchando sus historias. Todo le traía el recuerdo de aquella época de estudiante, en su facultad, en Madrid, con aquellos compañeros y compañeras que contribuyeron para cambiarle la vida, para trasformar su visión de las cosas. Asimismo el esfuerzo cotidiano de viajar todos los días desde Guadalajara, los exámenes finales y los nervios, el ambiente revolucionario y esperanzador. En su sueño ha hecho un repaso de todo lo acontecido, y ha perfilado nítidamente el amor fugaz de una humana que vendía libros en un pequeño puesto de la entrada, la cual le había mirado a los ojos fijamente al llegar, como si se sorprendiera de verle o le conociera de algo, justo antes de que Javi se acercara a ella para besar sus labios rojos y rellenar de locura y vida todos los abismos que concentraba.     

Día 474
(El arco)
            Hoy apenas hemos salido de casa. Paseo por la mañana, paseo por la tarde, y en el intervalo, Javi tecleando en la pantalla. Este día ha sido de patio, de descanso y suerte, de vereda y huesos y pequeñas siestas improvisadas, de comida con los vecinos y lectura con cachuflo al sol en la puerta.
            Lo único destacable ha sido cuando Javi, ayudado por el cachorro grande ha construido un arco, una portería, para que el cachorro con sus amigos pueda jugar al fútbol en el patio. Era una promesa que Javi le había hecho al cachorro, promesa a cambio de responsabilidad. Lo han hecho con unos tubos de plástico, un rollo de celofán y unos palos convertidos en contrafuerte. Cuando han terminado el cachorro parecía muy contento y no han perdido el tiempo para estrenarla jugando.
            Tal vez por eso ahora el cachorro friega los cacharros sucios de la comida y barre las ramas del patio. Esto forma parte de la terapia que Javi hace con él. Dosis de libertad y esfuerzo y dosis de empatía. Javi le mira fumándose un pucho y le guiña un ojo. El cachorro protesta y Javi le carga para comprobar hasta dónde llega su vínculo y de ese modo poder amplificarlo. 




Día 475
(Vuelve la primavera)
La primavera puede ser la época del año más bonita en esta tierra. Tal vez para una perra como yo no sea tan relevante la estación ni el clima, pero en la mente de Javi bullen las flores y las oportunidades. Después de nuestro segundo invierno, quizá más complejo que el primero, a pesar de estar más acostumbrados, de tener nuestra casa, nuestra vida más asentada, y más apoyos,  o precisamente por ello, hoy se termina el ciclo, y se nota en los árboles y en las plantas, aunque también en cotidianidad humana, y en la lluvia que ya está por venir.
Las noches no son tan frías. Javi ya no tiene que encender el calefactor, ni taparse con varias mantas, las mañanas no amanecen con esa niebla fría que hacía crujir los huesos y ceñir los contornos. Los días se alargan y el sol se duerme un ratito más tarde. Los pájaros pueblan las ramas y en las veredas crece la hierba verde que los perros solemos comer para asentar el calcio. Ahora la lucha torna otra vez contra los mosquitos, que a la tarde vienen desde el río enorme para desesperar a todo ser vivo, y en general el mundo humano despierta en color y bullicio.
 Hoy Javi se ha ido a trabajar en bicicleta, y a su regreso el paseo por la villa se ha prolongado más de lo habitual. A Javi le brillan mucho los ojos. Sus pensamientos se concentran sobre sus sueños, y como nada se rompe ni se marchita, un sentimiento de felicidad natural se ha instalado en nuestros pasos. Yo no tengo de qué quejarme. Con los meses he ido ganando en libertad. Aunque los cambios supusieran pequeños retrocesos, hemos conseguido juntos que el miedo se diluyera de a poco, abrazando la vida y sus golpes. Las vecinas humanas me colman de atenciones e incluso el cachorro grande, aunque Javi ni se lo imagine, está siempre al tanto de mí. Hay unas cuantas personas que le quieren mucho más de lo que se imagina. A veces le preguntan si tiene pensado volver algún día a nuestra tierra, pregunta que esconden afecto y consideración, y a las que Javi responde con dudas, pues no está claro el cuándo pero sí el cómo y el porqué.
            Y es que como la primavera, volveremos cuando se cumpla nuestro ciclo; es decir cuando así lo sintamos. Mientras tanto sólo queda seguir bregando y aprendiendo, confiando en que por más que en ocasiones resulte difícil, al final lograremos realizar las pequeñas hazañas que construimos desde que vinimos acá.


Día 476
(Lunes, che!)
            Huelo las milanesas friéndose en la sartén y miro a Javi fijamente para que me alcance una. Ya sé que es lunes, ché!... Pero el desafío y este olor me mata.
            Ahora Javi las coloca sobre un papel grueso y prepara un poco de jugo. Afuera, en la calle, suena la bocina de un humano que vende dulces y que pasa cada tarde a esta hora para agarrar a los niños que terminaron sus deberes. Hoy ha debido ser un día duro en el trabajo de Javi, porque tiene cara de cansado. Ha estado hablando con sus padres por la pantalla tecleadora y enviando algún mensaje a sus amigos. Se acerca a la mesa con el plato y se pone a comer. Sé que es su costumbre comer primero, por ello no me pongo nerviosa, y espero pacientemente pero sin perder detalle de sus movimientos. Si sus brazos, por cualquier motivo declinan más de un punto empiezo a mover el rabo, y si sus ojos me buscan me levanto. Él sabe perfectamente lo que estoy pensando. A veces tengo la sensación de que él también ve y siente a través de mí, y en nuestros sueños somos uno, ocasionalmente con cuatro patas, y frecuentemente con dos.
            De pronto se levanta y mis nervios se acentúan. Por un instante tengo un reflejo de incertidumbre, pero un segundo después Javi deja el plato en el suelo con una milanesa sonriente. Es lunes, ché, sí. Qué lindo que los regalos carezcan de intención.
           

jueves, 11 de septiembre de 2014

Diario de una perra en Argentina (semanas 63, 64 y 65)



SEMANA 63
Día 442
(Nube de pegatinas)
            De pronto suenan palmas invisibles en nuestra pieza y en la cocina. Javi está sentado en la puerta de casa contemplando la calle y sus procesos, escribiendo y fumando con gravidez, yo acurrucada a sus pies, disfrutando los de los últimos rayos del sol de la tarde y de la suave temperatura. Los días comienzan a alargarse y a arañar minutos a las sombras. La luna llena ilumina ese azul oscurecido del cielo sobre los árboles cuando los pájaros invaden las ramas para descansar sus colores y silbidos. Los niños corren en jaurías por los patios, tirando los libros de la escuela sobre los charcos, mientras sus madres preparan la eterna cena del porvenir. Javi canta con el pensamiento una canción de uno de sus santos que dice: Hostia que me entra la fatiga… Ay eso ha sido de fumarme las olivas… Pero la niña mira el petardo…y aluego me mira a mí…
            Una niña se para a unos metros frente nosotros. Es muy morena y con una larga trenza que le cae por la espalda. Sus ojos brillan de esperanza. Ahora se acerca tímidamente, hurgándose con un dedo la nariz. ¿Qué están haciendo señor?... Pregunta a Javi, entando se limpia un moco en su falda. Yo ya sé lo que Javi va a responder a esta niña, porque lo huelo en su interior de forma nítida. Estamos, acá mirando la luna…, dice,  porque si no lo hiciéramos de este modo la luna dejaría de existir.
            La niña observa a Javi largamente y después hacia la luna. Su sonrisa expresa que le ha gustado la explicación, aunque nadie imagina por qué. Alarga su mano y me acaricia las orejas. Yo me pongo tripa arriba y le permito hacer. La niña se ríe con fuerza y al momento echa a correr. Vos no sos de acá… Vos no sos de acá… Grita antes de doblar la esquina y desaparecer. Javi anota algo en su libreta y entonces murmura… Sólo quiero mirar a las nubes… y ya no existe medicina… Ay porque he vuelto a enamorarme, a enamorarme… De esta nube que es de pegatinas…
            Las palmas invisibles se cuelan desde dentro de la casa. El azul se convierte en negro, y los sentimientos en murciélagos sin radar.

Día 443
(Día para el orto)
            Javi se ha levantado con la sensación de que algo andaba mal dentro de él. Se ha tocado la cabeza como si esperara no hallarla dónde siempre. Algún engranaje estaba estragado o doliente. O la integridad sin integrar y la luz sin encender. El tedio se ha apoderado de sus manos y no tenía de ganas de ir a trabajar –aunque ha ido; ni por la tarde de pasear, aunque lo ha hecho; ni si quiera de escribir; aunque esto no- Su mente destilaba sombras y nieblas y es por eso que ha empezado a rodearle una especie de cordón pesimista que hacía que todo le saliera como el culo. En el trabajo ha discutido con alguna compañera, su jefe le ha contado que había un problema con un documento y que aún habrían de esperar un poco más para seguir los trámites, se le ha reventado la rueda de la bicicleta y casi tiene de nuevo un accidente, se ha roto la cerradura de la puerta del patio, se ha estropeado otra vez la luz de nuestra habitación, se han roto la media docena de huevos para la cena y para colmo no había señal de internet.
            Ahora está ahí, fumándose un pitillo sentado en la puerta de casa contemplando las estrellas distantes. No quiere moverse ni hacer nada más, salvo aspirar y expirar el humo. Con todo ha logrado hablar por la pantalla con sus padres y reemprender la terapia con nuestra vecina. No vaya ser que las luces se apaguen por completo y la tierra de nuevo se abra bajo nuestras patas o pies. 

Día 444
(Morir de nostalgia y renacer)
            Lo que le ocurría a Javi era una vez más nostalgia viva. Acechando, los días a veces nos muerden sin querer y han sido los mensajes de cariño lo que a Javi le han estragado los sentimientos. En esta semana, en aquellas montañas en las que vivimos un tiempo, en la sierra que Javi lleva grabada a fuego en su interior, se celebran las fiestas del verano. Su familia y sus amigos están todos allá reunidos y le echan en falta.
            Hoy cuando Javi ha regresado del trabajo se ha puesto a teclear en la pantalla. Ha escrito dos artículos para la revista que publica la asociación cultural. Uno en memoria de su abuelo Víctor y otro saludando a sus seres más queridos, explicándoles la tragedia y la maravilla de nuestra distancia. Cuando los ha enviado al correo de uno de sus primos la sensación de muerte positiva se ha transformado en renacimiento, y como siempre sucede con la nostalgia, cuando nos desprendemos para observarla, resulta dulce y natural.
            Por ello Javi estaba muy contento. Me ha preparado una olla de arroz con verduras y me ha llenado de mimos. Después ha ido a comprar vino y gaseosa y ha invitado a cenar a los vecinos del fondo. Ahora está ahí con ellos platicando de lo cotidiano, aunque por lo que me dice su nariz su mente se encuentra con los robles, dibujando pequeñas anécdotas clandestinas, imaginando lo que hará en este instante los suyos: colmando el local de esperanza y continuidad, preparando el botellón y la fiesta nocturna en su recorrido, amagando a la noche sin horas, contraviniendo una vez más el rulo siniestro en el que se mueven, en nuestra tierra flaca, como una manada primordial.
            Nadie es completamente necesario. La vida extiende sus ciclos y se apura para alcanzar el futuro.  

Día 445
(El motor del sueño)
            La bicicleta ha quedado otra vez apoyada en la pared de la cocina. Desde el patio he ido oliendo el camino que Javi recorre cada día para llegar a su trabajo. He cerrado los ojos y al abrirlos le he visto laburar con Pedro y los humanos especiales, pero poco después le he dejado allá y me he venido para mordisquear un hueso de vaca que me ha dado la vecina con gafas. El día ha sido tranquilo. Algunas nubes acariciaban al sol en lo alto del cielo y del río enorme ascendían los acordes de los barcos y los peces en las alas de los mosquitos. Oso ha estado persiguiendo a unos de los nuevos pollitos de las gallinas extrañas y Gos apenas se ha movido de la puerta. Las lagartijas no han aparecido entre las grietas de siempre, sino que se han descolgado desde el tejado echando carreras entre los ladrillos. Nuestros vecinos mecánicos se han pasado el día chupando cervezas y escuchando milongas pegadizas que hablaban de amores de desamores, y de otras certezas humanas. De este modo los motores que arreglaban empezaban a soñar con imposibles y momentáneamente se engripaban hasta que sus manos sucias y humildes daban con el resorte adecuado.
            Javi ha regresado con los ojos muy brillantes y después del paseo por la villa ha estado escribiendo versos en su libreta. Desde la manta verde he contemplado su febril indiferencia al desencanto y cómo iba hilvanando alegrías y realidades. Por la noche estaba tan cansado que se ha olvidado de cenar, y ahora que puedo oler sus sueños tumbada en la cama a su lado, compruebo que sitúa todos los rostros importantes sobre una barca de tela y que es un concilio del viento y la corriente, corazón luminoso en su optimismo, para traerlos todos acá.
            Suena su teléfono móvil y tras oír una voz humana conocida se levanta como un muelle. Su cara y sus movimientos me indican que todo va a romperse para crecer, que me tocará dormir esta noche en el patio y aguardar nuevamente su retorno. Que la noche es un embudo de maravillas humanas por el que cae la plata y sus sombras. Que la joda previsible esconde una garrapata festiva que Javi ansía desde lo más profundo de su corazón. Que el motor ruge y destella, que ya corre para acelerar el tiempo y soñar sin soñar. 

Día 446
(Recontraresaca)
            Javi se ha metido entre las sábanas con una mujer. Ha aparecido con ella a media mañana, apestando a alcohol y deseo. La mujer se ha ido unas horas después mientras Javi dormía como un tronco. Se ha llevado una llave y una botella vacía, y antes de marcharse ha venido acariciarme a la manta, como si quisiera comprar mi silencio.
            El sueño se ha extendido como una nube y hasta la media tarde Javi no se ha despertado. De nada han servido los sonidos chirriantes que llegaban desde la calle, las radios a todo volumen, los gritos de los vendedores callejeros, los ladridos de los perros que los perseguían, los llamados a la puerta de los vecinos, los martillos, las máquinas excavadoras, los terremotos en la corteza de la tierra, ni siquiera los mosquitos que rondaban sus orejas.
            La resaca ha sido tan brutal que se ha comido el paseo, las ganas de comer, no las de beber agua del grifo, y ha sido tan contagiosa que me he pasado el día bebiendo agua del barreño y del inodoro. Hasta la noche Javi no se ha movido de la cama viendo películas o fumando pitillos. Su cuerpo le dolía y rechinaba, aunque era un dolor que le hacía sonreír a gusto. En la habitación aún huele a esa mujer desconocida. Es una hembra poderosa, de piel oscura e incandescente. Javi se estremece de placer al recordarla y sonríe consciente del peligro. El muy boludo todavía no se ha dado cuenta de lo de la llave.   

Día 447
(Tormenta de piedras)
            Para mí que Javi ha provocado la tormenta de piedras, la terrible granizada que ha caído al mediodía sobre el pueblo estropeando los tejados y los techos de los autos. El cielo amenazaba gris sombra desde la mañana, y tras unos días de calor casi tropical, se encontraba éste en su seno con las masas frías de la sensatez estacional.
            Javi se ha quedado muy sorprendido al descubrir lo de la llave unos minutos antes de tener que irse a trabajar. Por suerte la mujer le había mandado un mensaje para explicarle. Ha sido cuestión de afecto, aunque a Javi se le han encendido varias alarmas y le ha pedido encontrarse en unas horas para cerrar el embalaje.
            Para Javi el amor y la libertad han de estar en la misma orilla. Si no es así corre riesgo el mundo de llenarse de guerras individuales. No le valen las mentiras ni le sientan bien. El respeto debe ser una vanguardia, aunque por delante de ella camine la ilusión.
            Tomando un café después del trabajo, de venir a buscarme para que le acompañara, ha estado hablando con la mujer, y ésta, tras escuchar sus palabras, le ha tirado la llave a la cara. Javi no le ha pedido en ningún momento que se la devolviera. De hecho ha sido prácticamente al revés. Sonriendo, me ha acariciado la cabeza y luego de pagar la cuenta hemos regresado a casa bordeando la estación y las vías del tren.
            No ha tenido mucha suerte con las humanas que ha conocido acá. Las siente diferentes, por cuanto le juzgan loco en cuanto conocen su forma de pensar y de amar. No entienden que Javi no busque una pareja, que crea que las relaciones, tal y como las propone la sociedad humana hoy en día, van en contra de su propia naturaleza, que la mayoría de los humanos se engañan con eso del amor para siempre, que no es otra cosa que el miedo a la soledad lo que les empuja, o el conformismo lo que mantiene dicha homilía, que son posesivos y racionalizan dicha posesión como si la consumieran como un cucurucho o un jugo amargo. Javi logró hace un tiempo resolver esta ecuación absurda. No niega la intensidad de los sentimientos cuando éstos acontecen, pero tampoco quiere negar aquello que ocurre más allá del filo de la almohada e incluso de la amistad, es decir el anillo y la cadena.

Día 448
(Decisiones)
            Hay cuestiones que fluyen. Bien es cierto que el cauce venía algo bajo, pero de nuevo las lluvias emocionales van llenando los acuíferos y los manantiales. Menos mal que los sueños se resisten: la novela escrita, el aprendizaje cotidiano, el trabajo y la ilusión afectiva, los versos subversivos, la libertad y la alegría momentánea, el camino despierto, las metamorfosis animales. Otras en cambio parecen encajadas. Son aquellas que más tienen que ver con las burocracias humanas y ese sistema corrupto y desigualitario llamado democracia. La visa continúa siendo una incógnita y el contrato de trabajo un espejismo. Javi se desespera esperando y mientras nuevas oportunidades surgen. Javi tiene un compromiso firme con los humanos especiales, con las personas que le dieron una oportunidad y con Pedro, pero los plazos se agotan y ha de pensar en su avance, en su crecimiento.
            Por más que estira sus dedos sólo puede alcanzar parte de la verdad. Y está llegando el momento de tomar nuevamente algunas decisiones. Si serán acertadas o no únicamente nos lo dirá el tiempo. Aunque el hecho de tomarlas es el mejor ejercicio para la esperanza. Mi decisión personal es seguir a su lado, oliendo sus sentimientos y sueños, entregándole todo mi apoyo y mi cariño, lamiendo sus lágrimas cuando está triste, acurrucándome en sus pies cuando algo le asusta, mezclando su felicidad con la mía, desde mi manta verde o desde cualquier otra. Ya demostramos que necesitamos muy poco, pero para prolongar nuestro vuelo común, el viento ha de soplar.


SEMANA 64

Día 449
(Respuestas transcendentes)
            Javi ha leído en la pantalla tecleadora algo que ha desatado una tremenda alegría en su corazón. Se ha puesto a saltar y me abrazado levantándome por el aire. Ha sido tan fuerte que las paredes de nuestra casa se ha abombado y el patio se ha colmado de colores, tanto es así que las gallinas extrañas y los patos ya no sabían cuál era cuál intercambiando nidos y pollitos. Por fin ha encontrado un apoyo importante para poder corregir su sueño y prepararlo como él quiere. La respuesta ha venido desde nuestra tierra. Acá aún no ha conocido a nadie que le pueda orientar en este sentido, aunque Javi no está dispuesto a rendirse. Por lo que huelo en sus pensamientos sé que ha estado enviando algunos capítulos a algunas personas y que las respuestas posteriores han resultado transcendentes.
            Contemplando las estrellas distantes Javi se fuma un pitillo. Calibra la posibilidad de nuestro retorno con las cuestiones que aún tenemos que hacer y vivir acá. La balanza se mantiene en equilibro. Javi canta ahora una canción de uno de sus santos y nuestra calle se pinta de esperanza rítmica.     

Día 450
(Capacitación y violencia)
            Javi ha regresado hoy del trabajo con los ojos nublados, extraviados en la incertidumbre. Sus pensamientos huelen a incomprensión y sus sentimientos no están dispuestos a asumir lo vivido. Y es que mientras sus jefes han montado una nueva capacitación para establecer cuáles son las conductas inadecuadas de los humanos especiales para los trabajadores del hogar, una de las profesoras ha agredido a uno de ellos, aunque esta vez, que no es la primera, la han pillado en plena agresión.
            Más allá de la cagada y de la dificultad para resolver algunas situaciones dentro de los talleres, lo que Javi no soporta es la soberbia que dicha profesora ha lucido después de que le llamaran la atención, justificándose de mil formas y echando la culpa como siempre a los demás, sin ver en ningún momento su responsabilidad y sin manifestarse arrepentida siquiera.
            Tal vez por ello Javi piensa que quizá en la próxima capacitación deberían establecer las conductas indeseables de los trabajadores y de los directivos para el bien de los humanos especiales, para respetar sus derechos y su dignidad como seres humanos. Y sobre todo adecuar unas consecuencias proporcionales a la violencia y el miedo que ellos padecen.

Día 451
(Huelga humana)
            El país, toda su fuerza humana se ha paralizado. Lo huelo en el aire. Las escuelas están cerradas, al igual que la mayoría de los comercios. Los transportes, vehículos colectivos, trenes, las carreteras, las gasolineras y las fábricas, han interrumpido su impulso productivo. Javi se ha ido a trabajar a pesar de ello, y es que en el hogar de humanos especiales todo sigue, pues ellos necesitan como cualquier día quienes les cuiden. 
            Cuando Javi ha regresado por la tarde, venía cansado. Al parecer esta semana han faltado algunos de sus compañeros y las labores se han ido acumulando. Una compañera le ha acercado hasta el centro y en sus ojos brillan las dudas provisorias.
            Su pensamiento se sumerge en las directrices sociales y no encuentra solución en su estructura. Ha estado preguntando a compañeros y amigos el porqué de esta huelga y nadie ha sabido responderle con claridad. Resulta evidente que la economía de esta tierra sufre hoy por las deudas de su pasado y que la corrupción y la oligarquía se llevan la plata como el río que lleva dicho nombre. Con las riquezas que atesora es un misterio que tantos humanos vivan en la miseria, pero al descubrir la precariedad en la educación y los valores vulnerados por quienes sostienen y ciñen el sistema, se entiende tanta inseguridad, tanto individualismo y sobre todo tanta inconsciencia social.
            No es distinto de lo que sucede en nuestra tierra, aunque existe un recorrido distinto. Javi no puede evitar comparar cada elemento y determina una vez más la falla democrática. Escuchando la radio en la cocina trata de comprender cómo un simple sindicalista, un tipo que por lo que dicen ha dormido en la cama de tantos políticos de ideologías enfrentadas puede lograr paralizar todo un país. El populismo acá es muy fuerte, y de cuando en cuando cada actor del juego exhibe su tremendo poder. Los gobernantes inaugurando sueños que se oxidarán tras las elecciones, los empresarios prometiendo nuevos contratos ambivalentes donde siempre faltará un puñado de pesos para vivir bien, y los sindicalistas acusando a unos y a otros de robar mientras ultiman sus nuevas sedes y se gastan la guita del obrero asando todas las vacas de la provincia.
            Javi se da un respiro y se arma un pitillo sentado en la puerta de casa. La calle está tranquila. Los cachorros están contentos, pues se han librado de las clases, los trabajadores que secundaron el parón también lo están, aunque a final de mes lamenten este día. En la capital ha habido manifestaciones, y en ellas detenidos. El mundo humano puede ser una trampa o un embudo. 
Los perros en cambio no hemos secundado la huelga. Desde bien temprano, y como cada día hemos poblado las veredas en busca de restos, hemos jugado y corrido por los descampados, hemos protegido las casas y hemos entregado nuestro amor a nuestros dueños. De este modo me acerco ahora a Javi, percibiendo que su mente se desliza, y le lamo con ternura las manos.     
           
Día 452
(Truco o trato)
            Debe ser tremendamente difícil hablar algunas cosas para los humanos. A veces veo a Javi indeciso, pendiente de deshojar su corazón, sujeto a la esperanza que nunca llega; y así ha de ser, porque la espera puede extenderse hasta la desesperación.
            Llevamos varias semanas sin luz en nuestra habitación y Javi ya no sabe cómo decirle a nuestra vecina casera que la arregle. La puerta del patio también sigue rota y Javi tiene que trabarla cada noche con un palo. Está claro que no necesitamos demasiadas comodidades y que incluso rechazamos algunas, pero en las cosas básicas somos inflexibles, es decir, Javi lo es.
            Tal vez es por esto por lo que Cuando ha regresado del trabajo ha ido a llamar a nuestra vecina casera y le ha recordado los arreglos. La sola mención de que no va a pagarle el alquiler o que va a utilizarlo para conseguir que alguien solucione lo de la luz y la puerta ha logrado que la vecina reaccione.
            Javi no entiende por qué se los humanos han de pasar por ciertos apuros para generar movimiento y afecto. Hoy, yo lo sé, le gustaría ser un perro flaco y quebradizo, para olvidarse por momentos de la estrategia del truco o trato, defenderse a mordiscos de los ataques, y elegir libremente a quién quiere olerle el culo.


Día 453
(Correcciones)
            Javi ha aprovechado su día libre para avanzar en la corrección de su sueño; yo para dormir mucho, demasiado sobre la manta verde y por hacer vida en el barrio junto a algunos compañeros callejeros.
            El humo ha sustituido el aire de la casa, porque cada vez que Javi quedaba trabado con alguna frase o pasaje, maquinalmente se ponía un pucho en la boca. Hoy no ha atendido a la vecina vieja que ha venido a buscarle para comer, ni al vecino del fondo que ha hecho lo mismo para ofrecerle una infusión con el palito metálico. Javi ha abrazado las horas en su trabajo y la pantalla tecladora no ha tenido descanso.
            La suerte ha sido el pastel de papas que Javi ha comprado a media tarde en un kiosco después de nuestro paseo. Era tan grande que me ha tocado un buen pedazo y mientras Javi se ponía a corregir de nuevo en la pantalla, yo me he entretenido en morderme las patas y en soñar con cualquier desafío.

Día 454
(Restaurando la identidad)
            Sé que Javi hoy ha estado en el sitio de los perros porque ha venido oliendo a Noa, al humano que vivía con nosotros y a filetes de churrasco y papas.
            Acaba de llegar y se ha apurado para abrir la puerta del patio. Ahora salimos de casa para emprender un paseo nocturno bajo las estrellas distantes y la temperatura suave nos ayuda. Puedo oler sus pensamientos y estos me dicen que su mente hoy está más allá que acá, que nuestra tierra le ha invadido el corazón y la distancia le pincha los ventrículos. Su prima Andrea le ha enviado un regalo y esta tarde se lo ha entregado el humano mencionado, un familiar suyo ha estado de viaje en nuestra tierra y su prima no ha perdido la oportunidad. Por ello Javi luce ahora la camiseta de su equipo, con los ojos brillantes pero vueltos hacia su interior. Las dudas le asaltan y concibe todas las cosas que se está perdiendo, cosas importantes, que no podrá volver a recuperar y que las que vivimos acá no sustituyen.
            Unos tipos en una moto vienen desde el final de la calle y como siempre Javi pone su mano en la navaja que lleva oculta en el bolsillo de su pantalón, y dobla por la mitad de la cuadra para comprobar que no nos siguen. La moto pasa y Javi respira. Los paseos nocturnos por la villa no son muy recomendables, pero creo que ambos lo necesitábamos. Yo para estirar las patas, y Javi para restaurar en parte su difusa identidad.  

Día 455
(La materia)
            Toda la materia está compuesta por unos elementos esenciales. Dichos elementos nacen en el interior de las estrellas, y sólo cuando éstas mueren y estallan, logran expandirse por el universo extraordinario hasta que se dan ciertas condiciones favorables que los transforman en materia: inerte y la viva. Los animales no somos diferentes de las plantas o de las piedras en nuestra composición. Únicamente las diferencias en los niveles moleculares marcan el límite; de ahí que a veces algunas rocas parezcan que estén vivas y que haya humanos con un corazón tan duro y terroso. En el pensamiento de Javi aprendo estas cuestiones al igual que él aprende de mí aquella sabiduría instintiva que su especie dejó de lado y que le ayuda a distinguir el vaso del espejismo, el sentimiento impuro de la mentira.
            Hay algunos humanos que piensan que la materia tiene también espíritu, y otros que el espíritu es colocado en la materia por un dios. Javi cree que el espíritu es la energía primordial y que la materia la posee porque fue ella quien la creó. Javi no cree en dios y en esto se parece a nosotros los perros. Los perros no tenemos dioses, y por ello, la mayoría de los que los humanos inventan no nos permiten la entrada a su paraíso.
            Muchos humanos son hoy en día materialistas. Quizá la misma naturaleza del ser humano sea material, pues desde el principio trato de dominarla y después de consumirla. Los perros también somos materialistas, porque nos gustan los huesos, aunque como las caricias no son materiales, somos también, al igual que los humanos un tanto espirituales. Javi opina que no es malo ser materialista si en dicho propósito hay sostenibilidad y carencia de egoísmo. El mundo es de todos sus seres, y al igual que la materia por si misma es armónica, el espíritu que la concibe también debería serlo.
            De este modo el problema no es la materia sino el espíritu. Y el que Javi guiñe un ojo a las estrellas distantes mientras se fuma un pitillo es un ejemplo de que no existe nada indivisible.  

SEMANA 65
Día 456
(Verdad parcial)
            Algunos humanos buscan la verdad de un modo obsesivo, casi como la necesitaran para entender que existe un sentido de la vida o un plan maestro; otros en cambio prefieren vivir engañados, porque en el engaño se sienten más cómodos. Entre unos y otros los hay también despiertan de pronto, por un golpe de suerte o de infortunio, por sumar adecuadamente las incógnitas o por chocarse de frente con ella, y entonces levantan sus ojos queriendo contemplarla en ese instante dado. Después regresan a su deliciosa molicie y se olvidan. Los perros nos parecemos a estos últimos. Nuestra nariz nos revela a veces una verdad parcial, y luego nuestro estómago la difumina.
            El pensamiento de Javi me cita en esta encrucijada. Me sumerjo en las galerías que componen su personalidad, del mismo modo que él se integra en mi espíritu, sacando su animal interior, arañando la superficie de la realidad, mordiéndola. Javi entiende la verdad como algo absoluto, pero indistintamente imperfecto. La verdad para él puede ser y lo será la mentira para otro. Y piensa que empujar a la propia verdad a alguien es tan humano como imprescindible, aunque los demás de la misma manera nos empujan hacia las suyas. La diferencia entre las versiones de la verdad está en el cómo. El entendimiento, la tolerancia, la falta de agresividad son las claves positivas. El miedo, la fuerza bruta y la manipulación serían algunas de las negativas. Por ello en el camino de la educación hay dos sendas irreconciliables que se miran. Enseñar la verdad es la meta de ambas. Pero resulta evidente que no es igual que nos enseñen la verdad con paciencia, comprensión y caricias, que con gritos, castigos y golpes. Esto sirve para un humano, un perro y cualquier especie de este mundo.
            Recuerdo todas y cada una de las veces que Javi me mandó un manotazo en la nariz y siempre fue para advertirme que la vida me transcendía, que no debía matar por matar, o hacer de mis miedos una vanguardia afectiva. No obstante recuerdo con mayor entusiasmo aquellas ocasiones en que mi verdad coincidía con la suya, y entonces sus manos me llenaban el alma de sueños y caricias.

Día 457
(Se hizo la luz)
            Algunos pequeños problemas comienzan a solucionarse. Esta tarde ha venido un amigo de nuestro vecino humano del fondo y ha arreglado la luz de la habitación. Javi estaba tan contento que hoy ni siquiera se ha acordado de teclear. Ha agarrado su libro rojo y negro y ha estado leyendo tumbado sobre la cama hasta bien entrada la noche.
            Al preparase para dormir he olido en su pensamiento, la posibilidad irracional de dejarla encendida, pero después de sonreír, se ha armado un pitillo, y la apagado para ver mejor por la ventana el brillo de las estrellas distantes, el movimiento perpetuo de las sombras y la llama temblorosa del mechero.

Día 458
(Inventiva plena)
            Javi utiliza un destornillador cada vez que cierra la puerta del patio, pone un palito en la canilla por donde sale el agua que va a parar al calefón, porque si no lo hiciera el agua se derramaría por el piso, enciende con un alfiler la cocina de gas para hacer la cena, y usa un pequeño cuchillo como picaporte, sujeta-interruptores y unta-jabón. En los platos mezcla las cuentas y las conchas para hacer pulseras y pendientes y el cazo para hervir sueños y afeitarse algunas mañanas. La cama es por el día un sillón, y las sillas porta múltiples cosas. Los clavos de la pared hacen de percheros y los posters son ventanas de esperanza. La bicicleta es una máquina del tiempo y nuestra puerta de casa un balcón a la realidad.
            La inventiva humana no es distinta a la de otras especies. El mundo animal es diverso en sus manifestaciones imaginativas, y más cuando dos especies se unen en simbiosis. Así mi manta verde es una aeronave de incertidumbres felices, mi trasportín una cueva que sube hasta el cielo de cenizas, mi lengua es experta en chupar lágrimas de tristeza y nostalgia, mi nariz teoriza matemáticas para la esperanza y mi cuerpo se transforma en una manta para calentar los pies.

Día 459
(Dialogo hispano-argentino)
            Javi y nuestro vecino humano del fondo hablan sin descanso. Algunas tardes, como hoy, después de nuestro paseo por la villa y de cenar temprano, se juntan para platicar de las diferencias y de las semejanzas entre nuestra tierra y la suya.
            Suelen tomar una infusión con el palito metálico y fuman ansiosos puchos y pitillos. No hay fanatismos en sus palabras, y eso me alivia. Por ello puedo oler sus pensamientos respectivos e hilar el diálogo fundamental.
            -Pero entonces acá es como allá, che. Los políticos se la roban y no van a cana.
            - A dos manos, primo. En España cuanto más plata robas menor es la probabilidad de ir a la cárcel.
            -¿Cómo te lo morfás?...
            -El problema es los pobres se acaban robando unos a otros, porque creen que la justicia no caerá sobre ellos. La justicia es para los pobres.
            -Más vale. El intendente o el ministro coloca al narco, vende castillos en el aire y saca comisiones terrenales…
            -Es decir, de cada terreno
            -Se la aguanta, ¿viste?... Y todo por el bien de sus hijos putos.
            -Es el sistema. Si educamos a los canijos…
            -¿A los pendejos?
            -Sí, si educamos a los pendejos para ser materialistas, los preparamos para la corrupción del porvenir. Es jodido, pero el dinero manda.
            -Manda y falta, boludo. No hay trabajo suficiente.
            -Si hay trabajo, cabrón. O lo habría, si la lucha no fuera sólo por la plata.   


Día 460
(Dos kilos de carne)
            Tumbada en la manta verde estoy feliz. Mi estómago ronronea de placer, y me tiro un eructo, con el que Javi se sonríe. Me conoce y sabe que ahora me encuentro realizada, dispuesta a dormitar y a soñar con campos, rastros y montañas.
            Hoy nos despertamos tarde, deliciosamente cuando la luz del día pintaba de amarillo intenso las cortinas de la habitación, y Javi rompía un sueño que le tenía enredado entre labios y playas. La barca zozobraba sobre las olas y Javi ha abierto los ojos para no verla naufragar.
            Ha estado tecleando un rato y después hemos ido a dar un paseo. Al mediodía se ha sentado en la vereda de nuestra casa a fabricar pendientes y pulseras. El sol golpeaba las paredes blancas, descansando entre las ramas de los árboles. Gos, Oso y yo sentíamos su influjo y dormitábamos a gusto junto a la puerta. Nuestra calle era una palanca sobre la que mundo se levantaba para respirar.
            Por la tarde Javi se ha marchado al sitio de los perros. Lo sé porque me ido con él, en su mirada. Y por ello le he visto llegar a aquella casa en la que vivimos por un tiempo, saludar a Noa, al humano que vivía con nosotros, a su cachorra y al que vivía al lado. Lo han pasado muy bien charlando y tomando vino con gaseosa. Luego han ido a comprar la cena a la carnicería, y han sido tan desmesuradamente optimistas, tal vez faltó algunos de los amigos a los que invitaron, que unas horas más tarde Javi ha regresado con una bolsa maravillosa que contenía dos kilos de carne en sobras que ahora viven felizmente en mi interior.

Día 461
(La despensa de la Calle 9 de Julio)
            Hoy es otro domingo más en nuestra aventura por esta tierra maravillosa. Javi ha ido a trabajar hasta media mañana. Ha recuperado sus viernes y ahora está librando por fin dos días. Tenemos más tiempo para estar juntos y para salir a pasear a conocer. Javi se ríe de mí porque he agarrado algunos kilos. Nuestra vecina humana vieja me trae muchas cosas de comer cuando él no está en casa. Javi lo sabe y por ello ha empezado a darme menos comida cuando llega. Los perros somos insaciables, pero de esta pequeña ambición dependía nuestra supervivencia. Lo llevamos en los genes.
            Nuestro paseo de la tarde nos ha conducido por las calles de un barrio que no conocía. Las casas también son muy humildes como en el nuestro, aunque los patios y jardines son más amplios, rebosantes de plantas, árboles y flores. En algunas de ellas pastaban con tranquilidad caballos y cabras, y las gallinas escarbaban a cientos el suelo colmado de hierba. Javi ha estado hablando con algunos humanos y poco después tomábamos un camino hacia el centro del pueblo. Javi ha estado tomando café casero sentado en un banco de la plaza. Le gusta observar a los humanos prójimos y escribir versos en su libreta. Mientras yo jugaba con algunos perros callejeros y buscaba en la basura de las papeleras algún rastro de comida. Los humanos son su inspiración. La mía un trozo de milanesa entre dos rebanadas de pan. Las horas han transcurrido felices hasta que hemos regresado a nuestro barrio. De vuelta hemos parado en una despensa en la que a Javi le encanta comprar.
            Una despensa es algo así como un supermercado chiquitito. Hay a montones, y aunque todo es un poco más caro, los humanos acuden a ellas porque el trato es más cordial y les pilla más cerca de casa. A Javi le encanta sumergirse en aquel caos de productos, donde al lado de las pastas están los jabones, o el pan entre las bebidas, los caramelos invaden las estanterías, y el fiambre aparece debajo de cualquier género. Javi ha comprado unos filetes de churrasco, unas papas, jugo de pomelo y medio kilo de pan. Regresamos por 9 de Julio, para torcer por Bolivia y entrar en la Chechela. El sol roza la copa de los árboles y agoniza de placer. Los niños corren por las calles y las músicas de las radios se mezclan. Javi me silba y yo me pongo a caminar a su altura. Un colectivo nos pasa rozando. Gos y Oso nos reciben en la vereda moviendo el rabo y el cachorro grande aparece en la puerta vecina para decirle a Javi que su abuela le espera para tomar infusión con el palito metálico. 

Día 462
(La peluquería)
            Cierro los ojos y los abro. Estoy dentro de Javi. Le veo reflejado en un espejo muy grande, sentado en una silla extraña, de color rojo. Una humana muy linda le está cortando el pelo mientras Javi le indica que de atrás no, que tenga cuidado con las patillas, que meta la máquina por los lados y otras cosas. La humana se ríe pues no debe estar muy acostumbrada a este tipo de cortes. Después de una larga temporada sin cortarse el pelo, Javi regresa a sus viejas costumbres. Recuerda ahora tantos momentos con su tía Belén, que era quien siempre le cortaba el pelo en nuestra tierra.
            Ahora me fijo en los humanos que aguardan su turno o están asumiendo su metamorfosis con algunos de los otros peluqueros. Un gran televisor colgado en la pared pasa la típica telenovela y en una mesa del fondo hay un montón de revistas del corazón, de automóviles y de fútbol. Hay banderas de los equipos más importantes y la decoración resulta barroca, casi navideña, combinándose los santos católicos con los paganos, las guirnaldas con las luces de neón.
            La humana peluquera termina y con un espejo ovalado le muestra a Javi el resultado. Javi da su aprobación y le da dos besos. Una niña que espera con su madre para que la peinen le mira con extrañeza. Ahora le dice a su madre que quiere el mismo corte para ella y su madre le responde riendo que va a tener que empezar a dejarse largas las patillas.