martes, 23 de septiembre de 2014
Diario de una perra en Argentina (Semanas 66 y 67)
SEMANA 66
Día 463
(De formación profesional)
En esta tierra Javi está encontrando
la libertad para ejercer su oficio sin trabas. Aquella parte que depende del
sistema no avanza. Los títulos, los documentos requeridos, las tasas y los
productos legales se encajan en un desagüe perpetuo, sin embargo Javi se cuela
entre las grietas de esta realidad absurda y está logrando afianzar su
ejercicio, de formación profesional.
Además de hacer terapia con nuestra
vecina vieja, ahora ha comenzado también con el cachorro grande. Su pensamiento
me revela que esta semana comenzarán asimismo su madre y el vecino humano que
vive en el fondo. Otra vecina de nuestra calle ya le ha pedido igualmente
ayuda, y un amigo del vecino humano mencionado lo pretende del mismo modo. Como
Javi no cobra las sesiones, todos parecen contentos. Si empezara a cobrarlas
ganaría un buen sobresueldo, pero Javi prefiere aplicar otras cuotas, que
sustituyen el dinero por el cariño. A la vecina vieja le ha pedido que a cambio
del tratamiento ella tendrá que enseñarle a cocinar los guisos de acá. El
cachorro grande va a limpiar nuestra casa los sábados. Su madre va a hacer
parte de nuestra colada y el humano que vive en el fondo tendrá que arreglar el
techo del baño, roído por las humedades. Su amigo, que es carnicero, pagará sus
servicios con bifés y pedazos de vacíos, y la otra vecina parece dispuesta a
hacerlo con pan casero; con lo que todos, dada la humildad de sus vidas y el
sueño transigente de mejorarlas, salen ganando.
Dedica una tarde a la semana para
evaluar los problemas y buscar el potencial humano en cada uno de ellos. La
vecina vieja afirma sentirse mucho mejor y como Javi le enseñando a tratar los
cambios de humos del cachorro grande se respira otro ambiente. Con el cachorro
grande se está vinculando en lo posible para afianzar su confianza. Él es el
núcleo de la familia, y todo, lo bueno y lo malo, gira en torno a él. Los
síntomas y las soluciones fluyen en sus palabras y acciones, y es por ello que
Javi ha de encontrar una senda en las galerías de su interior y enseñarle a
expresar sus sentimientos. El vecino del fondo ejerce de padre pero no lo es y
su madre ha de empezar a poner límites porque si no su cariño en derroche
podría volar hacia el cielo y el olvido. El problema de la otra vecina es la
soledad, y el del amigo una tremenda adicción a las drogas. Javi debe encontrar
las raíces de tanta adversidad, ofrecer las herramientas necesarias para que la
savia suba hasta las hojas.
Dentro de cada ser humano, al
igual que dentro de cada ser, se hallan las réplicas a los acontecimientos
traumáticos, a las emociones negativas, y las soluciones para voltear la mirada
y los actos que los definen. Javi es un profesional antisistema, y aunque no
paga su número colegiado ni cuenta con ninguna homologación consecuente, es
terapeuta en cuerpo y alma, de vocación y suerte, educador y consejero, chamán de
su tribu y su familia, ilusionista y obrero de la ilusión y la esperanza; y,
como su trabajo con los humanos especiales nos da para tirar para adelante, no
desea que el dinero manche por ahora esta verdad.
Día 464
(Los colores)
La primavera va llegando lentamente a
nuestro pueblo. La noto por las mañanas, pues no son tan frías como antes,
cuando Javi se marcha a trabajar y yo me quedo deambulando por el patio, con
Gos, Oso, los patos, los gatos y las gallinas extrañas.
Hoy ha soplado todo el día viento
del Oeste, y venía cargado de humedad. Los mosquitos y otros insectos traían en
sus alas la pintura necesaria para pintar de colores los tejados, los marcos de
las ventanas, las puertas de las casas y los edificios, los ojos de todos los
seres y las flores que guardan el polen entre sus pétalos ansiosos.
Día 465
(Los humanos especiales terminan
de construir la cucha)
Huelo los pensamientos de Javi y
estos me llevan al pasado reciente. El día oculta su causalidad y las imágenes
se suceden. Veo a Javi con los humanos especiales, rodeando una pequeña
construcción de ladrillos. Todos sonríen y llaman a Pedro para que se acerque.
Acaban de terminar la cucha, su nueva casa, aunque Pedro no parece hacer mucho
caso y corre levantando gotas de agua y rocío entre el pasto alto hacia el
fondo del parque.
Ahora Javi teclea mientras yo le
observo atenta desde mi manta verde. Sus ojos brillan y destellan. Los sonidos
de la calle se cuelan entre las cortinas. Sé que Javi se siente feliz cuando
consigue finalizar un trabajo con los humanos especiales. Pedro es su mejor
herramienta, y el cariño es la fuerza que les empuja. Dentro de poco Pedro se
podrá mudar a su nuevo hogar, y los humanos especiales sentirán, sin
comprender, un sentimiento de orgullo común que recordarán para el resto de sus
vidas.
Día 466
(Correcciones narrativas)
Javi teclea y teclea. Pule su sueño;
lo erosiona como el viento y el agua hace con las piedras y las montañas. Poco
a poco el granito se deshace y aparecen las vetas de diamante y hierro. El
mineral no se extingue, se fusiona, se mezcla y combina en la fragua de su
mente hasta que se pone al rojo vivo. Es ascua y luz y energía. Las páginas se
suceden y un rumor de esperanza y optimismo penetra en nuestra casa desde los
dedos nerviosos de Javi.
Hoy no ha ido a trabajar, pero su
descanso es ambiguo, sin tregua.
Día 467
(Café literario)
Hasta bien entrada la mañana Javi no
se ha despertado. Yo lo hago al escuchar su movimiento, cuando su cabeza se
alza entre las sábanas, bostezante. Mi primera acción es acudir a su cama para
lamerle las manos y saltar hacia sus caricias. Sé que esta es una de las cosas
que a Javi más le gustan de mí. Nada más levantarse ha estado componiendo la
casa, haciendo la colada, barriendo el piso, tendiendo la ropa y recogiendo los
trastos y restos después de una semana de descontrol. Cuando Javi teclea se
olvida de limpiar y la basura y la suciedad se va acumulando día a día. Ha
abierto las ventanas para ventilar la habitación, y mientras hacía todo esto yo
jugaba en el patio con Gos y Oso a encontrar huesos antiguos.
Al mediodía hemos ido a dar un paseo
por la villa. Los niños corrían tras una pelota en los potreros, como quien
corre tras sus sueños, y como el sol calentaba con fuerza algunos humanos
llenaban el parque tomando infusiones con palito y comiendo panecillos dulces.
El barrio parecía un hervidero de vida y los perros callejeros hacían rebosar
las veredas de aullidos.
Javi ha estado arreglando la rueda
de la bicicleta con el humano del fondo, y por ello después de echarse una
pequeña siesta, se ha marchado sobre ella hacia el centro del pueblo. Me ha
sorprendido el silbido que me llamaba para acompañarle. Hemos ido así por
calles menores, evitando el tránsito de autos y motos. Javi iba rápido, con lo
que yo tenía que correr a toda prisa, y cuando hemos llegado a la plaza grande,
los dos teníamos el corazón acelerado. Enseguida ha aparecido una compañera de
su trabajo, esa que huele a bondad y galletitas, y luego de caminar una cuadra
y de dejarme atada con la bicicleta en una farola han entrado en una especie de
librería cafetería. Dentro había un montón de humanos rodeando una mesa enorme.
Mi nariz me ha revelado que todos ellos aman los libros y que todos, al igual
que Javi, también escriben. Durante un par de horas han estado charlando y
leyendo algunos textos, en tanto tomaban café e intercambiaban inquietudes y
experiencias. Javi ha leído un poema que les ha gustado mucho. Decía:
Ella llamó al timbre
de sus
asperezas
y él
contexto
con un
silencio
[desclasificado
está tan
linda
pensaba él
con sus
zapatos de humo
con la
camisa abrochada
hasta el
último olvido
con el
pelo recién cortado
por las
indecisiones
y las
nostalgias
con su
carita de muerte
al mejor
postor
con su
conciencia de ser
un acabo
de luna
de mar
de paisaje
con su
boca entregada
los
labios insomnes
los
dientes vencidos
ensangrentado
el espacio
por
afiladas palabras
tan linda
pensaba
él
y recogía
muy despacio
los
jardines de sus ojos
la
altiplanicie de su pecho
los
rincones desolados
de su vientre
y de su espalda
pero sólo
era un recuerdo
apenas
una imagen frente a otra
un envite
desgastado por el
[tiempo
un cromo
para una
colección inexistente
sin
embargo
tan linda
pensaba él
que me
mata y no me entero
que se
fue con despedida
y sin
pensarlo
casi como
debe ser
sin
pensar
con despedida
tan linda
la muerte
que me
mata y no me entero
que me
mata y no me entero
Al terminar la velada, le han hecho
prometer que acudiría al siguiente encuentro, y tras desatarme a mí y a la
bicicleta nos hemos dirigido a una pizzería y Javi ha encargado la cena. De
regreso en casa, Javi ha invitado a cenar al cachorro grande y más tarde se ha
puesto nuevamente a teclear.
Ahora huelo sus sueños tumbada en mi
manta verde y descubro a Javi sentado en el borde de un abismo, mirando una
luna verde que prácticamente oculta el cielo que tiene en frente. La claridad
es tan intensa que parece de día. De pronto Javi aúlla como si fuera un perro,
con todas sus fuerzas y la luna, después de deformarse, estalla, quedando el
cielo en completa oscuridad, hasta que lentamente las primeras estrellas
distantes comienzan a crear un equilibrio entre la luz y las sombras.
Día 468
(La virtud)
La mente de Javi es un océano de
ideas, algunas son firmes y silentes y otras fluctúan con el viento y gritan al
mutar. En nuestro viaje, algunas han ido cambiando al compás de las nuevas
experiencias y otras se han convertido en un poso de tierra, en una orilla
definida de probabilidades donde Javi y yo con él, ponemos nuestras patas.
Una virtud que Javi está
desarrollando y que aprende en parte también gracias a mí cada día es la
paciencia. Tener paciencia supone equilibrar la espera, vivir sin ansias e
igualmente sin conformismos. La paciencia permite a Javi trabajar con los
humanos especiales, construir lentamente sus sueños, establecer relaciones
sinceras, sin forzar las cosas, aguardar con tranquilidad los pasos legales que
mejorarán nuestra situación. Mi paciencia propia es la que me hace esperar a
Javi cada tarde en la puerta del patio, comprendiendo las vicisitudes del mundo
humano, y por su puesto el cuenco de comida, y la caricia, y el olor.
Ahora siento su olor acercándose por
la calle, pues ya regresa del trabajo. Mi rabo se mueve anticipando la alegría,
y mis orejas se alzan como si ya quisieran escucharle abrir la puerta. En
apenas unos segundos todo ocurrirá.
La filosofía humana establece la
virtud como una forma ideal de capacidad o destreza. Ni Javi ni yo creemos en
las formas ideales. Tal vez porque nuestra filosofía es de corte callejero. Y
es que la perfección no existe; únicamente el tierno compromiso con nuestra
búsqueda de libertad y vida.
Día 469
(Hamburguesas vegetales)
Javi se ha marchado a trabajar sobre
la bicicleta y yo me he quedado en el patio durmiendo en mi casita de madera.
Hoy ha hecho bastante calor, así que dormitar a la sombra de los árboles ha
sido un gusto. Gos y Oso se han peleado varias veces por la mañana hasta que
nuestra vecina humana ha salido enfadada y les ha tirado una zapatilla.
Cuando Javi ha regresado a casa por
la tarde hemos salido a pasear por la villa. Después hemos recorrido algunas
calles hasta llegar a una tienda extraña, cuyos olores mi nariz no concebía.
Mientras Javi compraba allí algunas cosas yo he estado jugando con algunos
compañeros callejeros.
Nuestra cena ha sido extraña y sólo
el pensamiento de Javi me ha revelado el enigma. Ha preparado unas hamburguesas
vegetales en la sartén. La forma y la textura era igual que las de carne, pero
el sabor se diferenciaba. Estas hamburguesas las suelen comprar los humanos que
han renunciado a comer carne animal y cuya dieta se compone únicamente de
vegetales y algunas veces de lácteos. El mundo humano es sorprendente. Los
perros no poseemos controversias de este tipo. Comemos aquello que nos
encontramos. La conciencia de los humanos les permite distinguir y elegir. Javi
no es vegetariano, pero sí que tiene algunos amigos y amigas que lo son. En
esta tierra hay una gran corriente vegetariana, a pesar o precisamente porque
este es el país de la carne. A Javi le gusta experimentar ambas corrientes. Lo
importante es carecer de fanatismos y respetar lo que cada cual elija.
SEMANA 67
Día 470
(Buenas noticias)
A Javi le brillan los ojos con
intensidad; y es que las últimas noticias vienen cargadas de ilusión y
optimismo. Su sueño avanza y cada día va corrigiéndolo con un rumbo preciso.
Los envíos parecen gustar y las críticas ayudan mucho para saber lo que está
bien de lo que no. Algunos amigos de Javi le están contando que las cosas por
nuestra tierra siguen igual, pero la suerte que a ayer les fallaba empieza a
girar a su favor. Sus primos y sobrinos, su abuela, sus tíos y sus padres se
encuentran bien y después de aquellas semanas cargadas de nostalgia y ciertos sentimientos
turbios, todo vuelve a la normalidad. El verano allá termina y acá está por
venir la primavera. Qué es el este mundo, donde mil realidades nos rodean y nos
llaman.
Todo ha de seguir, y los
pensamientos de Javi calibran nuestro estado. Mi cotidianidad se ha convertido
en un recreo de patio y calle. Gos y Oso ya son parte de mi familia canina por
más que al principio fuera difícil. Oso continúa sin darme demasiada bola
aunque me acepta, y Gos está aprendiendo a jugar conmigo, pues no sabía hacerlo.
Sucederán nuevas cosas, unas buenas y otras malas; sin embargo Javi y yo
acrecentamos nuestra simbiosis. Unidos somos más fuertes, y cada vez lo estamos
más.
Habrá que esperar que sigan llegando
buenas noticias, y que la situación en nuestra tierra, al igual que en esta que
nos acoge, mejore, construyendo pequeñas felicidades y desafíos para nosotros y
nuestros seres queridos. Mi nariz me dice y me aproxima al mañana. Desde mi
manta verde huelo el mundo y la vida, y es un olor imprescindible y enigmático.
Día 471
(El buen laburo)
Javi se ha marchado a trabajar sobre
la bicicleta. El buen laburo empieza con el sol y termina a la tarde, cuando
éste declina. En el intervalo Javi inventa el eco, la actividad, la relación
inmarcesible y el cariño.
Cuando regresa a casa está cansado
pues le pone muchas ganas; aunque con el paseo se viene de nuevo arriba, pues
sabe que después le aguarda la pantalla tecleadora y el impulso de sus dedos y
sus ideas.
Dicen los humanos, al menos algunos,
que laburar, trabajar, dignifica al hombre, a la mujer, y da sentido al tiempo.
Pudiera parecer que los perros no trabajan, pero no es así. Antiguamente
ayudábamos al ser humano a encontrar los rastros de los animales que cazaban y
les protegíamos de los peligros del mundo. Hoy en día no es diferente. Yo ayudo
a Javi a encontrar las señales de los sueños que persigue, pues el instinto que
le transmito es indispensable para hacerlo, y le protejo del mayor peligro de
esta vida, la soledad y el sinsentido, lamiendo sus lágrimas y aportándole toda
la alegría y el cariño de mi corazón.
Hay trabajos pesados y trabajos
humildes. El buen laburo se forja así con esfuerzo y produce recompensas para
nada vacías.
Día 472
(Radio Escobar 15.0)
Después de una mañana soleada, al
abrigo sombriento del patio, mordisqueando algún hueso viejo enterrado por Gos,
ladrando a los autos de la calle, atenta al movimiento de las lagartijas en la
pared y los pájaros de las ramas, recorriendo los distintos baldes de agua,
escarbando junto al portón de la entrada y en el galpón del fondo, durante un
instante he olido la llamada de Javi, llamada que me anunciaba sin duda un
acontecimiento especial. He cerrado los ojos y al pestañear me encontraba en el
interior de sus ojos, viendo a través de ellos. Caminábamos así por una calle
en las afueras del pueblo, al otro lado de la gran carretera. Hemos llegado a
una puerta y Javi ha tocado el timbre. Nos ha salido a recibir una de sus
compañeras de trabajo, esa que huele a bondad y galletitas, y a la que Javi tiene
enorme estima. Nos ha hecho pasar a una especie de habitación acristalada, con
muchos equipos electrónicos y un micrófono. Del otro lado del cristal había
otra humana sonriente que ponía música en un aparato y se afanaba para
prepararlo todo.
Unos minutos más tarde ha aparecido
un humano muy particular con el pelo largo y una sonrisa tibia, y después ambos
han entrevistado a Javi preguntándole cosas sobre la novela y su vida en esta
tierra. Javi ha tratado de explicar la situación que viven en el sur de Europa
los países y los humanos que los habitan; cómo cientos de miles, al igual que
Javi, han de bregar contra la adversidad de verse parados y frustrados, y han
de tomar difícil la decisión de macharse a probar suerte en otro lugar dejando
a sus seres queridos. Ha hablado también de la guerra que hubo allá y de cómo
hoy el contexto está repleto de semejanzas. Los privilegiados aguantando
mezquinamente el cambio necesario de la sociedad y empleando el aparato represivo del estado a
su favor, los políticos vendidos, el paro, la injusticia y el incipiente hambre.
Tal vez a los humanos de acá les cueste aceptar que esto suceda en el primer
mundo, como ellos lo llaman. Sin embargo Javi ha tratado de ofrecer unas
cuantas pinceladas de realidad que buscan levantar puentes de solidaridad y
entendimiento.
Tras la entrevista, Javi ha
regresado a casa, aunque yo ya no iba dentro de él. Le he estado esperado tras
la puerta del patio, pues sabía que cuando llegara iba a necesitar mi alegría.
Ahora le huelo acercándose por nuestra calle. Y percibo la zozobra en su
interior, toda la confusión y la impotencia removida, que en unos pocos
segundos habré de lamer salvaguardándole del terrible desencanto.
Día 473
(Facultad de psicología)
Javi se ha levantado muy temprano, a
pesar que hoy no tenía que ir a trabajar. Hemos dado un pequeño paseo por el
barrio, se ha aseado después de componer levemente la casa y me ha dejado en el
patio para luego salir por la puerta. Por un momento he ansiado marcharme con
él, pero sus pensamientos me avisaban que se dirigía a la gran ciudad, sin duda
para dar un nuevo paso en su andadura burocrática. No tenía ganas de sentir
tales controversias y he decidido así pasar el día bajo mis propias realidades
y dejar que a su regreso, su aroma me desvelara lo vivido.
Ha retornado al comienzo de la
tarde, muerto de hambre y cansancio, aunque un trazo de sonrisa borrosa me
indicaba que no todo había ido mal. Hemos comido juntos arroz con verduras y
durante la hora de la siesta, sus sueños, me han mostrado todo lo que quería
saber.
Javi ha recorrido la ciudad por sus
entrañas, en aquel extraño tren que se mueve por túneles y galerías. Ha tenido
que cambiar varias veces de línea para llegar al destino señalado. Un colosal
edificio situado en una avenida populosa del centro de la ciudad rodeada de
parques. En este lugar, ha estado aguardando una cola para preguntar a un
humano agradable algunas cuestiones confusas, y éste le ha explicado qué ha de
hacer para terminar de homologar su título. Javi tiene que realizar un curso en
un par de meses. Después habrá de examinarse y ya. El edificio no era otro que
la facultad de psicología, y tras resolver sus dudas, Javi ha empezado a ser
consciente de este hecho y a observar atentamente a su alrededor. Cientos de
carteles reivindicativos decoraban las paredes. Había uno, conmovedor, que
repasaba los nombres de los desaparecidos durante la dictadura, y otro firmado
como, el brote, que aludía a una agrupación libertaria. Javi se ha puesto a
hablar con algunos humanos y humanas, y ha pasado un buen rato escuchando sus
historias. Todo le traía el recuerdo de aquella época de estudiante, en su
facultad, en Madrid, con aquellos compañeros y compañeras que contribuyeron
para cambiarle la vida, para trasformar su visión de las cosas. Asimismo el
esfuerzo cotidiano de viajar todos los días desde Guadalajara, los exámenes
finales y los nervios, el ambiente revolucionario y esperanzador. En su sueño
ha hecho un repaso de todo lo acontecido, y ha perfilado nítidamente el amor fugaz
de una humana que vendía libros en un pequeño puesto de la entrada, la cual le
había mirado a los ojos fijamente al llegar, como si se sorprendiera de verle o
le conociera de algo, justo antes de que Javi se acercara a ella para besar sus
labios rojos y rellenar de locura y vida todos los abismos que concentraba.
Día 474
(El arco)
Hoy apenas hemos salido de casa.
Paseo por la mañana, paseo por la tarde, y en el intervalo, Javi tecleando en
la pantalla. Este día ha sido de patio, de descanso y suerte, de vereda y
huesos y pequeñas siestas improvisadas, de comida con los vecinos y lectura con
cachuflo al sol en la puerta.
Lo único destacable ha sido cuando
Javi, ayudado por el cachorro grande ha construido un arco, una portería, para
que el cachorro con sus amigos pueda jugar al fútbol en el patio. Era una
promesa que Javi le había hecho al cachorro, promesa a cambio de
responsabilidad. Lo han hecho con unos tubos de plástico, un rollo de celofán y
unos palos convertidos en contrafuerte. Cuando han terminado el cachorro
parecía muy contento y no han perdido el tiempo para estrenarla jugando.
Tal vez por eso ahora el cachorro
friega los cacharros sucios de la comida y barre las ramas del patio. Esto
forma parte de la terapia que Javi hace con él. Dosis de libertad y esfuerzo y
dosis de empatía. Javi le mira fumándose un pucho y le guiña un ojo. El
cachorro protesta y Javi le carga para comprobar hasta dónde llega su vínculo y
de ese modo poder amplificarlo.
Día 475
(Vuelve la primavera)
La primavera puede ser la época
del año más bonita en esta tierra. Tal vez para una perra como yo no sea tan
relevante la estación ni el clima, pero en la mente de Javi bullen las flores y
las oportunidades. Después de nuestro segundo invierno, quizá más complejo que
el primero, a pesar de estar más acostumbrados, de tener nuestra casa, nuestra
vida más asentada, y más apoyos, o
precisamente por ello, hoy se termina el ciclo, y se nota en los árboles y en
las plantas, aunque también en cotidianidad humana, y en la lluvia que ya está
por venir.
Las noches no son tan frías. Javi
ya no tiene que encender el calefactor, ni taparse con varias mantas, las
mañanas no amanecen con esa niebla fría que hacía crujir los huesos y ceñir los
contornos. Los días se alargan y el sol se duerme un ratito más tarde. Los
pájaros pueblan las ramas y en las veredas crece la hierba verde que los perros
solemos comer para asentar el calcio. Ahora la lucha torna otra vez contra los
mosquitos, que a la tarde vienen desde el río enorme para desesperar a todo ser
vivo, y en general el mundo humano despierta en color y bullicio.
Hoy Javi se ha ido a trabajar en bicicleta, y
a su regreso el paseo por la villa se ha prolongado más de lo habitual. A Javi le
brillan mucho los ojos. Sus pensamientos se concentran sobre sus sueños, y como
nada se rompe ni se marchita, un sentimiento de felicidad natural se ha
instalado en nuestros pasos. Yo no tengo de qué quejarme. Con los meses he ido
ganando en libertad. Aunque los cambios supusieran pequeños retrocesos, hemos
conseguido juntos que el miedo se diluyera de a poco, abrazando la vida y sus
golpes. Las vecinas humanas me colman de atenciones e incluso el cachorro
grande, aunque Javi ni se lo imagine, está siempre al tanto de mí. Hay unas
cuantas personas que le quieren mucho más de lo que se imagina. A veces le
preguntan si tiene pensado volver algún día a nuestra tierra, pregunta que
esconden afecto y consideración, y a las que Javi responde con dudas, pues no
está claro el cuándo pero sí el cómo y el porqué.
Y es que como la primavera,
volveremos cuando se cumpla nuestro ciclo; es decir cuando así lo sintamos.
Mientras tanto sólo queda seguir bregando y aprendiendo, confiando en que por
más que en ocasiones resulte difícil, al final lograremos realizar las pequeñas
hazañas que construimos desde que vinimos acá.
Día 476
(Lunes, che!)
Huelo las milanesas friéndose en la
sartén y miro a Javi fijamente para que me alcance una. Ya sé que es lunes,
ché!... Pero el desafío y este olor me mata.
Ahora Javi las coloca sobre un papel
grueso y prepara un poco de jugo. Afuera, en la calle, suena la bocina de un
humano que vende dulces y que pasa cada tarde a esta hora para agarrar a los
niños que terminaron sus deberes. Hoy ha debido ser un día duro en el trabajo
de Javi, porque tiene cara de cansado. Ha estado hablando con sus padres por la
pantalla tecleadora y enviando algún mensaje a sus amigos. Se acerca a la mesa
con el plato y se pone a comer. Sé que es su costumbre comer primero, por ello
no me pongo nerviosa, y espero pacientemente pero sin perder detalle de sus
movimientos. Si sus brazos, por cualquier motivo declinan más de un punto
empiezo a mover el rabo, y si sus ojos me buscan me levanto. Él sabe
perfectamente lo que estoy pensando. A veces tengo la sensación de que él
también ve y siente a través de mí, y en nuestros sueños somos uno,
ocasionalmente con cuatro patas, y frecuentemente con dos.
De pronto se levanta y mis nervios se
acentúan. Por un instante tengo un reflejo de incertidumbre, pero un segundo
después Javi deja el plato en el suelo con una milanesa sonriente. Es lunes,
ché, sí. Qué lindo que los regalos carezcan de intención.
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