miércoles, 11 de marzo de 2015
Diario de una perra en argentina (Semanas 90, 91 y 92)
SEMANA 90
Día 624
(Reconocer sentimientos)
La nostalgia irrumpe de pronto en el
corazón de Javi, y es como una ola cargada de espuma en aceleración que rompe y
arrastra hacia dentro aquello que toca. La nostalgia siempre está ahí, formando
un paisaje reconocible, donde los rostros y los sentimientos se agrupan
convirtiéndose en una especie de atmósfera dulce y respirable. Sin embargo, a
veces, la nostalgia también se comprime y puede resultar asfixiante. Cuando
llegan malas noticias, cuando a Javi le atacan las dudas y sufre el peso de la
distancia, del tacto roto y la imprecisión de la angustia, la nostalgia es ese
choque inevitable que te abraza y aprieta los pulmones y el cerebro.
Si a su abuela Antonia la ingresan
de nuevo en el hospital de humanos, si su primo Samuel se vuelve a caer y su
ánimo con él, si alguno de sus amigos vive la desilusión o la angustia, si la
muerte ronda y se sitúa sobre los hombros de un ser querido, Javi se arruga y
se bloquea durante días. Su energía se resiente y a pesar de reaccionar, amparándose
en aquello que resulta terapéutico, tiene que conectar los astros y las flores,
para curarse, absorber optimismos a su alrededor, sentir el viento, el sol y la
luna, y trabajar con mayor intensidad para despertarla nuevamente.
Hay momentos en que Javi ocupa su
pensamiento con el otro lado, intentando que esta orilla no se derrumbe. En
ellos, el trabajo en el hogar de humanos especiales puede vencerle momentáneamente,
la soledad emocional le desespera, y los colores del barrio, de la gente no son
suficientes para aplacar este estado cercano al delirio. No tiene hambre, no
necesita nada, salvo fumar y destruirse. No puede leer ni teclear, y sus noches
se transforman en un torbellino de sábanas insomnes, sudor, sonidos, recuerdos
y augurios.
Solo queda esperar que un acto
mágico reconcilie una vez más sus sentimientos con la vida. Javi busca incansable,
y sabe que la magia puede estar a la vuelta de la esquina o destellando en esos
ojos que se cruzan.
Día 625
(Amasar esperanza)
La mente de Javi arroja pensamientos
e imágenes mientras se fuma un pitillo en la puerta de casa y la tarde en
nuestro barrio se anuda a un sol que se cae de pronto. Varias manos que se
tocan y se confunden revolviendo la levadura y la harina, añadiendo la sal y el
agua, los humanos especiales declinando sus sentimientos sobre los
ingredientes, y esa masa reciente que los recibe, estrujada, golpeada,
aplastada y acariciada a intervalos, para obrar lentamente el pan. Los ojos
brillan y el esfuerzo se vuelve una delicia. No se escuchan gritos, tan sólo
los corazones que se aplican.
Javi mira ahora hacia el cielo y
sube con sus ojos allí una nueva estrella distante. Y aunque luce solitaria, pronto la
acompañarán muchas otras.
Día 626
(El accidente)
Hoy nos hemos despertado con el
calor en las pestañas. Javi apagó el ventilador por la noche y el amanecer ha
pegado las sábanas sobre su piel y ha cubierto de vaho las baldosas de la
cocina. Se ha ido a trabajar sobre la bicicleta y yo me he quedado como siempre
en patio, con Gos, Osos, las gallinas extrañas, los patos y el resto de bichos
de nuestro pequeño ecosistema. Regresaba a la tarde, sin la bici, con cara
cansada pero risueña, abrigando en sus ojos emociones incombustibles y un haz
de imágenes nítidas que he ido observando durante el paseo por la villa.
Una compañera de trabajo, que apenas
llegó al centro de humanos especiales hace unos días, ha tenido un accidente de
lo más absurdo, pero del cual podía haber salido malparada de verdad. Mientras
ayudaba a Javi y a Pedro se le han enredado los pies y ha caído hacia atrás
golpeándose contra el borde de una mesa de cemento con la cabeza. Javi no se ha
separado de ella hasta que no ha comprobado que se encontraba del todo bien. No
ha comido, ha aguardado a su lado hasta que ha aparecido la ambulancia por el
portón, la ha acompañado al hospital y después de vuelta al centro. Por suerte
ha sido sólo el susto y el golpe, aunque va a tener que guardar reposo un par
de semanas. Sin embargo hay algo más. Javi no se extingue en su impulso, y sus
sentimientos se presentan por ello inabarcables. Los momentos que ha vivido con
ella, sujetando su cabeza, bajo la mesa de cemento, confortando su dolor, tratando
de alejar sus temores y haciéndola reír, pueblan ahora su mirada, temblando sus
manos en el misterio. Y es que cuando ella trataba de racionalizar con su mente
lo sucedido Javi alimentaba de certezas su corazón. El acto mágico acontecía
enfrentando las señales con los desasosiegos.
Ahora está sentado en la puerta de
casa y marca un número de teléfono para hablar con ella. Yo no puedo dejar de
mirarle, porque sus ojos brillan de un modo desconocido. Le pregunta cómo se
encuentra y la conversación se distiende sobre la copa de los árboles, como si
el viento desnudara las palabras. Javi sonríe luego de colgar, y abriendo su
libreta empieza un libro de poemas que tiene por conjuro un sueño cargado de amor
e incertidumbre, que será el último destello de intención en el porvenir.
Día 627
(La mordida)
Poco después de que Javi se ha
marchado al trabajo, he saltado el portón del patio y he salido a la calle a
reanudar mis conjeturas. Y éstas son las siguientes: por un lado reinventar el
tiempo y el espacio y por otro sostener la libertad con mi nariz.
Así he estado rastreando cada rincón
del barrio, como si quisiera fotografiar sus carnes y sus huesos, cada lugar
por el pasamos, en el fijamos nuestra vista y nuestro oído, en el que quedó
nuestra huella, nuestra marca, o simplemente el exvoto de nuestra sombra
delicada.
Los perros de la calle me conocen. Algunos
son amigos y otros simplemente no. Yo también fui como ellos y huelen en mí el
estigma. Sin embargo hoy soy una perra enamorada de un humano, porque un humano
me dedica todo su amor, y aunque dicho humano sea de un modo sencillo tan
callejero como nosotros. Tal vez por ello todavía recelan, y a veces tratan de
morderme. Y como Javi, tengo que sufrir estas discordias de la territorialidad
y las fronteras, pues ni los perros nos libramos de esto. Aunque mi mordida es
más profunda y decidida y mantiene a raya tanto los ataques reales como los
delirios.
Día 628
(El cumple equívoco)
Hoy Javi y yo hemos pasado todo el
día juntos. La pantalla tecleadora se volvió a romper hace unos días, aunque
Javi no parece muy preocupado y escribe continuamente en su libreta. Por la
mañana hemos ido a pasear hasta el río enorme y de regreso Javi ha comprado
algo de comer en una de las despensas del barrio. Luego hemos pasado por el
kiosco de nuestra calle y Javi ha estado hablando un rato con la kiosquera
linda. En los ojos de ella destellaban pescaditos de tristeza aunque Javi la ha
hecho sonreír como siempre. La humana le quiere, lo puedo oler, al igual que
Javi, pero su corazón es un confuso. Javi se mantiene al margen, y sus
pensamientos se preguntan si existirá una humana en esta tierra libre de
determinismos emocionales, prometiendo camelarla hasta el reventar este
imposible para levantar un puente transoceánico que acerque unos centímetros
más nuestra tierra y esta.
Por la tarde se ha preparado, se ha
bañado, afeitado, se ha puesto su mejor camisa, ha llenado los baldes de agua
del patio y se ha marchado al sitio de los perros, para celebrar el cumpleaños
del humano con el que vivimos durante un tiempo y que nos acogió en su casa. Lo
sé porque un rato después de que lo hiciera, me acurrucado junto al galpón del
fondo y he cerrado los ojos para abrirlos inmediatamente en los suyos. El vehículo
colectivo nos llevaba por la gran carretera hacia abajo y nos dejaba para
cruzar la pasarela conocida y avanzar por la calle que tantas veces recorrimos
con Noa y Dama para equilibrar nuestros sentidos.
En casa de los hermanos Quevedo muchos
humanos y humanas bebían y depuraban las horas. Javi se ha propuesto pasarlo lo
mejor posible y se ha divertido como en tantas ocasiones, conjurándose con los
duendes y los fantasmas. Porque aunque aquellos humanos le profesan cariño y le
aprecian, siempre existe un límite más allá del cual se alimentan de envidias y
cegueras. El carácter de Javi atrae a las humanas, tal vez su aspecto
desalineado y extraño, o sus ojos limpios de prejuicios. La cuestión es que
luego de unas horas comprimidas sobre un espejo y un vaso, se han dirigido a un
boliche que se encontraba a las afueras del pueblo. Allí Javi, en contacto con
otros humanos ha estado explayando su alegría, hablando con unos y con otros,
trayendo la luna y las estrellas al techo del bar con palabras y gestos intencionales.
No obstante, en un descuido, el humano que vivió con nosotros un tiempo se ha
encelado con Javi porque una humana que fue su compañera no se separaba de él.
Le ha hablado mal y han tenido que salir afuera a discutir aquello que no tenía
sentido. No ha ocurrido nada más, porque Javi consciente de sus sentimientos,
ha estado evitando a la humana y se acercaba continuamente al humano para
decirle que no fuera tonto, que nunca traicionaría su confianza y su amparo,
que era su hermano, su familia y otras cosas. El humano poco a poco se ha ido
relajando, pero se ha marchitado con su invento. La humana palidecía como una
flor de humo, y Javi se entregaba al desenfreno del alcohol y el baile en
soledad, sonriendo con la mirada baja. El regreso al amanecer ha sido
silencioso, transpirado por el rock que sonaba en la radio del auto y que
clamaba por la libertad de los corazones. De nuevo en su casa, los ánimos se
han calmado y las sonrisas han vuelto a aflorar a los rostros. Con el día
encima Javi quería marcharse pero el humano no se lo permitía. Le abrazaba y le
hacía promesas irracionales. En cuanto ha tenido la oportunidad lo ha hecho y
yo he dejado sus ojos abatidos para esperarle en los míos.
Ahora está sentado en la puerta
observando cómo corro alegre por la calle y se cura el corazón enviando
mensajes de colores a la nueva estrella. Como ella le responde, sus ojos
brillan de entusiasmo, y se diluyen las fatigas y el sueño. Se pone a escribir en
su libreta y su pensamiento desliza el amor que fluye por sus manos. Cuánto
tiempo puede estar un corazón humano sin amar con todas sus fuerzas si ama con
vocación, eludiendo las sombras y los intereses, latiendo para encontrarse con
un corazón igual.
Día 629
(Superpatri)
El árbol de espirales continúa creciendo. A veces los poemas son
sencillos y otras se enredan en el corazón. Las ramas se estiran y tratan de
abarcar toda una vida, sin embargo el cielo es inconmensurable y la mayor parte
de su concilio resulta ignoto.
SUPERPATRI
Amiga mía
o de alguien
dónde quedaron nuestros sueños
en que parte nos olvidamos de
entender el camino
yo no recuerdo haberte dado otra cosa
que amor
y rebeldía
esperanza y estructuras
y sin embargo hace tiempo que no respondes
mis llamadas
como si el frío hubiera helado
nuestro ayer
tal vez las esferas se estrellaron
enredándose los círculos
cuando deberían abrazarse
sólo quería decirte que mi familia
sigue siendo la tuya
amiga mía
o de alguien
que las montañas anhelan la estela de tu
cámara
y tu sonrisa irreversible
son demasiadas ausencias las que han
de soportar sus faldas
todo ha de cambiar para que
permanezca
¿te acuerdas?
pero hay cambios que carecen de
sentido
pues terminan en nada
quién sabe si algún día volverás a
florecer en primavera
superpatri
amiga mía o de alguien.
Día 630
(Los mensajes)
Javi ha llevado, después del trabajo,
la pantalla tecleadora a arreglar. La nueva estrella, haciendo de guía, le ha
indicado la trayectoria. Ahora Javi le escribe para darle las gracias y los
mensajes se suceden sin tregua, penetrando en la tierra y en la carne,
revelando los sentidos y sus ecos. Su compañera no ha pasado muy buen día y se
resiente del golpe en la cabeza. La angustia se metió aquel día en sus ojos y
siente ahora la tentación de dejarse arrastrar. Javi la ha regañado y ha
conseguido hacerla reír, para terminar llamándola pues la conversación se
volvía trascendente desgastando sus dedos sobre el teclado. Un rato más tarde
el crédito se acababa y los mensajes reanudaban con intensidad. No obstante ha
habido uno que ha abierto un abismo y que ha conseguido entristecer a Javi. La
estrella alzaba con sus manos un muro trasparente y Javi se deshacía en el
silencio de su realidad. Es lo que ocurre cuando el ser al que estamos amando
nos dice que ama a otro, o que no sabe si es amor o escalofrío, como si un
embudo de estragos y relámpagos revolviera su alma golpeada.
SEMANA 91
Día 631
(Inventario emocional)
La abuela Antonia tiene una nueva
recaída y Javi la visualiza tumbada en la cama del hospital con la sonda de
oxigeno tratando de comprender aquello que carece de cualquier sentido: la
vida. Las emociones giran en su cabeza y no le dejan dormir. Acaba de terminar
de mensajearse nuevamente con la estrella y no es capad de abarcar todo con su
cerebro. Un torbellino sacude la habitación y le postra sobre las baldosas.
Javi fuma y escribe, canta canciones que le duelen. Tiene ante sí la inmensidad
de la realidad y la libertad que pretende aplicar sobre ella está cargaita de
dudas. Piensa en el abuelo Victor, del cual no pudo despedirse, piensa en su
primo Samuel, en sus dificultades y fortalezas, piensa en Elenita y en David,
en su valentía, en la familia y los amigos que quedaron allá; piensa en las
estrellas distantes, en su alcance y en el puente que desde que vinimos acá
hemos tratado de construir ¿Debemos regresar ya a nuestra tierra o continuar
esta aventura? ¿Regresamos por un tiempo para luego volver? ¿Pero para qué? ¿Es
cuestión de lograr ciertas metas o se trata de algo más? Durante el primer año
Javi escribió su sueño y ahora se afana para corregirlo, para entregárselo a la
vida. Ha trabajado duro en el hogar de humanos especiales y en la comunidad
humana en la cual nos incluimos para ser aceptados. Hemos aprendido tanto y sin
embargo existe un vacío que no consiguen llenar las pequeñas cosas que nos
suceden. ¿Qué le hace falta a Javi para ser feliz? Desplegó su terapia
optimista, su inventario de caricias y gestos, sus intenciones pacíficas y su
fe en todos los prójimos. Se dio a los demás pero no ha recibido las respuestas
que esperaba. Porque el amor se le escurre. Después de aquellos primeros meses
de esfuerzos inconmensurables en los que la soledad era una aliada ineludible,
la amistad y el sexo vinieron como una forma de enmendar ese alejamiento, pero
tras dos años de exilio, su corazón reclama retornar a las fuentes, saciar su
sed de esperanza, necesitado de que el amor se desate, que se convierta en algo
tangible, recíproco y sincero. Necesita ilusionarse en la profundidad, pues
puede que sea lo único que le permita echar raices en esta tierra. Ni la
rebeldía ni la libertad son suficientes hoy. Necesita besar unos labios que
comprendan la importancia de dichos besos, necesita acariciar el rostro de su
abuela y de sus padres, abrazar a sus amigos, a su primos de sangre y no
sangre, cultivar poesías sonoras y morder cuellos como un vampiró de luz. Ya
tiene el pan, pero le faltan las rosas.
Tumabado sobre la cama, Javi apura
ahora un pitillo, separando los hilos desgastados, intentando desenredar la
maraña de sus sentimientos. Su mano acaricia mi cabeza mientras la luz del amanecer
atraviesa las cortinas. Pronto tendrá que irse a trabajar y por ello se levanta
para poner agua en la pava y tomar infusión con el palito metálico.
Día 632
(Con las patas enredadas)
Javi se ha marchado a trabajar y yo
me he quedado en el patio como siempre, aguardando su regreso. Tal vez no sabe
que su sino es marcharse para luego regresar, al menos su sino en el presente.
Yo sólo necesito olerle tranquilo, momentaneamente feliz para estarlo yo.
Probablemente nunca podré entender del todo su corazón humano, pues es un
laberinto demasiado amplio incluso para una perra enamorada. Su corazón de
bicho resulta más accesible, pero lleva sobre él la cultura y el peso de sus
experiencias.
No sé cómo ha ocurrido, pero a media
mañana la humana con gafas ha salido de su casa y nos ha echado unos huesos. Yo
he agarrado uno y me he ido cerca del galpón para mordisquearlo. Nubes enormes
cubrían el pueblo de oscuridad y convertían el aire en una sustancia
amarillenta y pesada. La cuestión es que de un modo absurdo me he enredado las
patas con una cuerda y por más que lo he intentaba no me podía mover. He
empezado a gemir y a ladrar pero nadie ha reparaba en mí. He tratado de morder
las cuerdas y de zafarme, aunque parecía imposible, llegando incluso a lastimarme
con el roce. Luego de bregar durante horas por liberarme he decidido dejar de
luchar. Acababa de entrever el paralelismo emocional con Javi, la misma maraña
consciente, y me arrastrado hacia una sombra para respirar dicha conexión.
Entonces ha empezado a llover como si se hubieran abierto las compuertas del
cielo y en unos minutos el patio se ha convertido en un pequeño lago, con sus
embarcaciones y sus olas. Con la mente y el alma, con todas mis fuerzas,
llamaba a Javi para que viniera a rescatarme. Cuando ha aparecido por la puerta
del patio sonriendo para cortar con un cuchillo la cuerda mi rabo no podía
moverse más aprisa.
Dentro de casa, mientras yo me
secaba sobre una vieja frazada, él se afanaba en cubrir el suelo de baldes pues
decenas de goteras se extendían por el techo de madera. Resultaba divertido
observarle en esa inquietud de vaciar algunos e improvisar otros con cualquier
objeto combado, enviando mensajes sin sentido a la estrella, tocado por lo
irracional, haciendo frente al apagón de luz con velitas y poemas, sin nada en
la casa que comer ni beber, salvo la oscuridad, el deseo y la certeza de la
incertidumbre.
Día 633
(Desastre en el hogar de humanos
especiales)
Javi ha regresado del trabajo
agotado. Y es que ha sido un día muy complicado. El pueblo se inundó con las
lluvias de ayer y en el hogar de humanos especiales la situación rozó el
desastre. Tuvieron que ir los bomberos por la noche porque el agua amenazaba
con entrar. Los talleres y la cocina se llenaron de agua, también el sótano de
la caldera. Ha habido muchos destrozos, pero por suerte paró de llover y el
agua fue bajando lentamente. Pedro, atado como siempre con la cadena en la
cucha, se salvó de milagro y tanto los humanos especiales como quienes los
estaban cuidando no durmieron en toda la noche.
Javi escribe en su libreta y pone
una vela a sus santos para que lo más pronto los humanos especiales y su hogar
se recompongan. Ahora se tumba en la cama, de nuevo sin cenar, y casi sin
querer se queda profundamente dormido con los ojos abiertos.
Día 634
(Bregando rosas)
Hoy Javi se
ha marchado de nuevo a la gran ciudad. Ha ido recorrer los mismos edificios
administrativos que en tantas ocasiones visitó. Bregando rosas, sonrisas y
plazos, enterándose de todo y de nada, olvidándolo todo al instante, pateando
la realidad en forma de avenidas, puertas y esperas. Sólo a la tarde ha
respirado la luz del día, y después de tatuarse la noche y las estrellas en el
hombro ha realizado un recorrido semejante pero disimil, con la máquina de
fotos en una mano y la libreta en la otra, algo triste porque su amiga pintora
no podría acompañarle esa vez, siendo la soledad su sombra.
Con todo, y a pesar del cansancio,
ha vuelto despejado y alegre, como si el contacto con aquella masa humana
hubiera reconfortado levemente su abandono, y ha preparado unos churrascos para
cenar. Ha invitado al humano que vive en el fondo y ahora platican entre
pitillos y canciones sobre temas intrascendentes.
Día 635
(El silencio)
El silencio es una llama que el aire
mueve. Nunca es mudo y posee el poder de todos los significados y ninguno. Es
una condición y un anticipo, un arma y una alarma, un estrago y una zanja
reconocible. Los mensajes han mudado su color y se presentan con cierta
frialdad. La estrella cubre su verdadero yo con capas inaccesibles, se oculta
tras las nubes en el cielo y Javi decide que el silencio es un aullido, que su
calma es sutilmente momentánea, que dice mucho más que las palabras, aunque eso
ya lo sabíamos ambos.
Día 636
(Aceleración)
El tiempo se acelera sin remedio. Ha
empezado a poseer un sentido transcendental. La semana se esfuma y con ella el
agua caída. Los dias se superponen y del almanaque caen las hojas como de un
árbol llegado a un otoño prematuro. La teoría de la relatividad se reinvierte y
la aceleración nos consume. Javi quiere que el tiempo se diluya y a la vez se
cuaje. Pero en su contradicción resulta inexorable. El tiempo camina, y
nosotros sobre él. Se acelera sin remedio, sí, y nos conduce a nuevas
aventuras.
Día 637
(Kata
y Jony)
Como
si se tratara de un lapso de hierro y palabras, un ancla viva, Javi sigue
trabajando en su árbol de espirales. Los pensamientos suben como la sabia bruta
desde las raices y en las hojas se transforman en energía y esperanza. Recordar
y homenajear los buenos sentimientos de los suyos, y también los malos, le hace
bien a Javi. Yo lamo sus pies bajo la mesa porque de pronto me huelen a
alegría, y en tanto los sonidos de la calle se apagan, Javi se concentra para
expresar.
KATA
Y JONY
Creo
que fue vuestra juventud
la
que os preservaba del prejuicio
aquella
inocencia súbita de delincuentes provisorios
como
intuí en vuestros ojos la pérdida
decidí
tenderos una cuerda
vosotros
me devolvisteis el favor de mil formas
sobre
todo con la amistad y el respeto
nos
hicimos así amigos
y
extrañamente os sentía más cerca que tantos otros
que
decían serlo desde siempre
la
juerga fue nuestra custodia
y
derrochamos el alma en su ritmo
y
cuando la vida golpeaba
también
os quedábais conmigo hasta el amanecer
Kata
Johny
muy
pronto volveremos a cantar
rumbas
de sueños prohibidos
fumándonos
la eternidad como una brisa
protegiendo
el paso de aquellos enemigos de la libertad
SEMANA 92
Día 638
(Luminosidad)
Una capa de neblina ha llegado con
el día, y es la humedad contra la que se
reboza el sol intenso provocando una luminosidad nerviosa que cae desde
el cielo y se reinventa sobre la tierra. Las calles, los autos y las casas
parecen pintadas de un gris claro que destella sin ser luz y amasa el aire
comprimiéndolo. Cuesta respirar por la sensación interior, como si los reflejos
estuvieran compuéstomos de átomos de dióxido de carbono. Los animales
permanecen quietos, y se miran, sin asimilar lo que sucede, no asustados sino
aturdidos por la maravilla. Y es así. Una humana vieja, cargada con varias
bolsas de comida entre las manos, camina por la vereda y anhela dejar de
existir.
Cierro los ojos y veo a través de
los de Pedro a Javi trabajar con los humanos especiales. Sin embargo regreso,
para seguir contemplando la luminosidad, hipnotizada y silente, tratando de
oler su esencia, hecha un ovillo en un rincón del patio, antes de que el viento
la arrastre y mis sentidos se desplacen hacia lo cotidiano.
Día 639
(El paraguas)
La estrella regresó ayer al trabajo, recuperada no del todo del golpe en
la cabeza. Javi sabe que muy pronto lo va a estar y ese miedo que a ella le
toca el corazón, fruto de su huella, del absurdo del accidente, de dudar si
seguirán contando con ella, pronto desaparecerá. Tiene unas condiciones
increíbles para cuidar a los humanos especiales y es por ello que Javi confía
que los lazos se sostengan. También se reincorporó la antigua coordinadora y de
este modo las cosas van volviendo a la normalidad. La armonía despierta en las
pestañas de los chicos, y asimismo aflora entre los compañeros y compañeras.
La estrella ha olvidado hoy su paraguas y ha llamado a Javi para que se
lo guarde. Javi la ha propuesto quedar a tomar unos mates, como ella le dijo
ya, y devolvérselo, pues tenía que bajar al sitio de los perros a recoger su
pantalla tecleadora. Ella le ha dicho que sí y Javi se ha pasado un buen rato
silbando alegrías. Sin embargo unas horas después le enviaba un mensaje para
decirle que le dolía nuevamente la cabeza y que mejor lo dejaban para otro
momento. Los silbidos se transformaban así en soleás.
Ahora, tecleando en su pantalla, Javi se limpia de imprecisiones e
incoherencias, y envía calladamente energía a la estrella para que brille sin
dolor esta noche. Comienza a corregir nuevamente su sueño y le da las gracias a
la vida por conservar sus compromisos y sus ilusiones.
Día 640
(Por alegrías)
Y en este intervalo ambiguo, a Javi
le vuelve a sonreír la suerte. Anoche una amiga con la obró un proyecto
conjunto para escribir un libro, es decir, que Javi, después de escribirlo, le
propuso a ella que lo cerrara colmándolo de ilustraciones locas, le envío un
mensaje sencillo en el que le explicaba que habían ganado un premio literario y
que van a publicarles el libro.
Javi se ha convertido en perro por
unos minutos. Movía una cola intangible por dentro de la casa, a cuatro patas y
llamándome. Revueltos por el suelo éramos una especie de ritmo, una alegria
tenaz que desafiaba el espacio para borrar los sonidos de acá. A un lado
quedaban las radios de los vecinos, con sus chacareras, cumbias y milongas. La
pantalla tecleadora se ha convertido de
pronto en una fiesta flamenca y, ahora, mientras suena, Javi sale a la puerta
para marcar esta esencia nuestra entrada.
Día 641
(Tutifrutti)
Y como en todo el verano Javi no se
había acordao de comerse un helado, hoy durante el paseo por el barrio ha
pasado a una despensa y se ha comprado uno de tutiftutti que le brilla en los
ojos mientras chupa y camina.
Día 642
(Grandísima joda)
Javi se ha
pasado el día tecleando y yo deambulando por el patio. La vecina vieja nos ha
regalado unos huesos a la mañana y cualquier rincón resultaba válido para
acometer su regusto a caramelo.
Después de
una larga siesta hemos dado un paseo por el barrio. La temperatura agradable
lograba que decenas de humanos se arremolinaran en el parque y la plaza a la
caída del sol, los potreros llenos de cachorros y las veredas cubiertas de
conversaciones humanas y las radios a todo volumen.
Luego de regresar a casa Javi se ha
preparado y me ha sacado al patio. Sus pensamientos me revelaban su plan para
esta noche. Una grandisima joda con algunos compañeros y compañeras del
trabajo.
Cerrando los ojos durante las
siguientes horas, y abriendolos en los suyos, he podido verle en flases
marchando en vehículo colectivo al sitio de los perros, llegar a una casa
humilde donde ha estado bebiendo y riendo con sus compañeros, marchar en un auto
por la gran carretera para tomar un desvío ignoto que conducía a una isla,
donde una finca enorme henchida de humanos y humanas, en orilla del río enorme,
aguardaba con el foco de la luna en el cielo, las luces de colores y la música
incesante para que se extraviara una vez más rompiendo su mente en el concilio.
Sentir así su alegría, su libertad, el movimiento de su cuerpo, sus
sentimientos reconocibles, sus ojos brillando en el reflejo de otros ojos
cercanos, vacilar, flipar y desescadenar situaciones cristalinas, conocer,
platicar con desconocidos, acercarlos a su locura para que reflejen la suya, ha
vuelto a ser para mí un modo de emprender la magia de la empatía.
Javi no quería regresar y a punto ha
estado de quedarse. Ahora le siento cerca. Sin ver a través de sus ojos siento
que camina ya por las calles de nuestro pueblo con el sol en las pestañas y el
optimismo en sus pies. Me situo cerca de la puerta porque sé que en cuanto
llegue iremos a dar de nuevo un paseo. Estoy nerviosa, y mis gemidos despiertan
a Oso, que me mira con envidia artificial.
Día
643
(Chao
ventilador)
El
calor está creciendo en los últimos días. Después de un verano suave, ahora que
viene llamando el otoño, las temperaturas suben y las horas del día se
convierten en una chasca de llamas vivas.
Javi
le ha prestado el ventilador a una vecina de nuestra calle porque se le
estropeo el suyo. No puede evitar hacer estas cosas, y ahora, mientras teclea en
la pantalla, sonríe sin inquietud. Son las tres de la mañana y no puede dormir
porque la casa se ha transformado en un horno de sentimientos e ideas.
Día
644
(La
canción precisa)
Una
dulce melodía sale de la pantalla tecleadora y los ojos de Javi brillan con
intensidad sentado en la puerta de casa. Unos vecinos discuten pero Javi no lo
escucha. Es la canción precisa, y por ello llega sin alarmas. Javi tiene la
melodía dentro y sus pies descalzos siguen el compás arcano. Con el pensamiento
dibuja la estrella y se la envía, pero la estrella permanece inmovil en un
cielo inamovible. Al bajo eléctrico le sigue la guitarra flamenca, y después de
la percusión de la caja y el saxo primaveral, se oyen de fondo una flauta
travesera y un piano. La melodía posee la habilidad de destrozar cualquier
fatiga o tristeza y hace crecer sobre la tierra seca hierbas y flores.
La
canción dice así: yo sólo quiero caminar,
como corre la lluvia en el cristal, como camina en brillos y a la mar…
La
voz de uno de los santos de Javi resuena en la pantalla, y algunos vecinos y
otros tantos perros callejeros se acercan curiosos para escuchar la luz en nuestra
puerta.
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