martes, 15 de julio de 2014
Diario de una perra en Argentina (Semana 57)
SEMANA 57
Día 400
(Nido de chorros)
Son apenas unos cachorros humanos,
pero han pasado tanto tiempo en la calle que en cierto sentido conocen más de
la vida que los adultos. Se mueven en manada, pues saben que así su fuerza es
mayor, y odian a todos aquellos a los que la suerte les sonríe, tal vez porque
a ellos casi nunca les sonrió. Los otros humanos los llaman chorros y se reúnen
al atardecer a fumar pitillos de faso y a tomar cuanta cerveza les permitan sus
botines. En todos los barrios hay algún grupo de chorros y la pobreza de los
mismos cifra su número variable. Se dejarán ver en sus motos trucadas, robadas,
desmembradas en piezas ininteligibles, por parejas, en busca de humanos
incautos e inocentes a quienes atracar, con sus gorros sobre las gorras
caladas, sus chándales del equipo favorito, el rostro áspero, curtido con
cualquier cicatriz borrosa, la mirada curiosa, siempre altiva, del que se siente
fuera de todo, o por encima de las leyes y las normas. Los más peligrosos
llevan pistola, pero normalmente se apañan con una navaja o un cuchillo. La
ignorancia, la exclusión social y la miseria los engendran y los sostienen.
Tienen familia, pero perversamente desestructurada. Y su condición les conduce
a pertenecer a un nuevo gremio olvidado.
En nuestro barrio hay un nido de
chorros en uno de los laterales del parque. Javi evita pasar por allí cuando
están todos en concilio pero ya conoce a cada uno por separado. Son hijos de
inmigrantes, de viejos campesinos, de obreros fabriles, de oprimidos, demasiado
jóvenes aunque alguno pareciera incluso mayor que Javi. A Javi le interesan sus
vidas, sus sentimientos gastados, su forma de sobrevivir y de contradecir el
llamado bienestar inteligente. Huelen a gasolina, a plomo, a soledad cautiva y
a esperanza vil. Conmigo son muy amables. Les gustan los perros de la calle
quizá porque se sienten sus hermanos. Javi fuma puchos con ellos y les hace
preguntas, pero como la curiosidad es de trayectoria doble, ellos le preguntan
a su vez cosas sobre nuestra tierra. Su vocación para con estos cachorros
grandes le viene ya de antiguo, y le sirve para no olvidar que lo que hoy se
deja de lado… mañana regresará revelando la injusticia de la cual hicieron
desarrollo.
Día 401
(Cuentos antifascistas)
Javi teclea con ojos brillantes y
positivos. Añade a su sueño nuevas historias. Serán un anexo incandescente.
Relatos de quienes lucharon por la libertad humana. En la calle suenan las radios
y convergen las noticias. Nuevos imperios se preparan y los viejos se resisten.
Las guerras recorren el mundo y los mercados manejan a los gobiernos electos.
Los pueblos pasan hambre pero su desesperación es también moral. La memoria es
una falla entre dos placas tectónicas. Los pensamientos de Javi me dirigen y me
llaman. Son un aullido reinventado que denuncia y comprende. En todos los
lugares es lo mismo. Seres aullando contra el terror, en combate consigo mismos.
Día 402
(El ofrecimiento)
El día ha transcurrido como un
inventario de rutinas. El patio ha amanecido entre la niebla y horas más tarde
el sol le ha colmado de luz y color. Javi ha regresado del trabajo y nos hemos
ido de paseo por la villa. Hemos cenado temprano y Javi se ha puesto a teclear.
Por la noche nuestro vecino humano
ha llamado a la puerta y Javi se ha armado un pitillo para fumar con él. Ha
venido para hacerle a Javi un
ofrecimiento. Al parecer en la escuela de adultos donde va él necesitan
profesores para organizar nuevos talleres. A nuestro vecino humano le gusta
mucho hablar con Javi y suele pedirle ayuda cuando tiene que hacer algún
trabajo de historia, filosofía o literatura. Se lo ha dicho a la directora y le
quiere entrevistar. Javi se ha puesto muy contento pero le ha dicho al vecino
que se lo va a pensar. Ahora trabaja mucho y no sabe si podría sacar tiempo
para más. Tendía que dar clase dos días a la semana, por las tardes y preparar
los contenidos. Resulta un reto educar a humanos adultos; la mayoría obreros
que pretenden terminar los estudios básicos y mejorar con ello su situación.
Desde la manta verde huelo los
pensamientos de Javi y la indecisión le impide dormir. Finalmente decide darse
un mes para dar una respuesta definitiva. Debe ser que la experiencia le
advierte que antes debe resolver otras cuestiones y que hay sueños que aún se
han de esclarecer.
Día 403
(Visa y título en suspenso)
De cuando en cuando los pensamientos
de Javi se deslizan desde la pantalla del interior de su mente. Hoy se somete a
la incertidumbre de los asuntos burocráticos. No tiene noticias de la
Universidad donde tiene que hacer efectiva la homologación y lo de la visa
permanece en suspenso porque ahora, cuando su jefe ha de terminar los trámites
con el pre-contrato, éste se está desentendiendo. Ya ha hablado con él varias
veces y le ha explicado lo que ha de hacerse. Y él, aunque le asegura no hay
problema y que le quiere ayudar, sigue sin materializarlo. Javi está cansado de
tanta dialéctica y tiene ganas de reventar todas las escaleras ascendentes.
La burocracia deshumaniza. Tanta
esperanza para sostener la desigualdad. Mientras la vida huye. Porque los días
pasan, Javi se hace un poco más viejo y le salen alegremente nuevas canas de
perspectiva.
Día 404
(Sentimiento che)
Banderas en las ventanas, en los
coches, casi en cada humano con el que nos cruzamos por la calle. Esa tierra
está en suspenso, casi como si esperara un milagro. No es tanto por patriotismo
sino por unión de clases desfavorecidas. El humano argentino es patriota, pero
sus fanatismos se asientan en otras cuestiones menores. Las clases pobres
encumbran el fútbol y a los jugadores de la selección porque muchos de ellos
salieron de las villas miserables, condensando así los sueños perdidos de
millones de humanos y los que lentamente podrían realizarse mañana. Los ricos
son los que después van al estadio mundialista, con pack y reservas hoteleras,
y los tratan como gladiadores de su doctrina. Existe así un sentimiento bueno,
positivo, y otro denostado por la comodidad y la injusticia. El sentimiento
bueno es un sentimiento che, un sentimiento que parte de la libertad y que
eleva del mismo modo, por humanidad y compromiso, a un delantero explosivo, a
un escritor extraordinario y a aquel revolucionario inolvidable.
Día 405
(El día en que Argentina pudo ser
campeona y ya fue)
Las calles están silenciosas,
vacías. Hoy pertenecen por completo a las ignotas manadas de perros callejeros que,
a falta de humanos, parecen crecer en número y convicción. Javi se fue al
mediodía y como voy dentro sus ojos sé que se encuentra ahora en el sitio de
los perros, con Noa y con los dos hermanos y su cachorra. Es la final del
mundial de futbol y como Argentina es finalista el país por completo se ha
paralizado en todas sus vertientes. Desde los glaciares del sur a los altos
cerros del norte pasando por las llanuras pampeñas parece como si faltara el
aire y la luz se doblara sobre el agua. Los humanos tienen un sentimiento
contradictorio. Nadie lo creía hasta hace unos días, pero ya han conseguido
llegar a la final. Es tan importante el futbol para ellos y hace tantos años
que no ganan, que el escepticismo reina pero sin poder estragar su fe. Los ojos
crecen en brillos, las ilusiones se agrandan, se agarra el optimismo con la
cuerda y de pronto rumores de entusiasmo recorren todas las provincias. Si llegaran
a creer de verdad que resulta posible es seguro que ganarían pero una secuela
de inseguridad logra desvanecer el sueño. Y es que Argentina seguía soñando,
hasta hace apenas un instante, pero un gol de Alemania acaba de despertarla. De
nuevo el poderoso termina por batir al pobre. La realidad está llena de
historias en la que los buenos nunca ganan; si se quiere los favoritos. Un
caballero con armadura ensarta de nuevo al indio y al negro con su espada
filosa. Ya venderán a los esclavos y sus tierras pródigas.
Como si la victoria hubiera sido
suya, los humanos de acá colman las calles de alegría. Las murgas traen la
música y aunque el desenfreno se sujeta, la celebración se extiende hasta la
madrugada. Hasta la victoria siempre, dijo una vez un hijo de este pueblo; y
este lema pesa tanto como las nubes que descargan lluvia. Javi tardará varias
horas en regresar a casa y tengo miedo de lo que pueda ocurrirle. No hay
colectivos, todos los comercios están cerrados y los humanos se sumergen en un
ambiente exultante y contradictorio. Los perros callejeros corren a sus
refugios porque en breve comenzarán a sonar los petardos y los disparos. Habrá
muertos y saqueos, y mañana pocos humanos irán a trabajar, contagiados por el
eco de las masas. Argentina pudo ser campeón y este es el agradecimiento del
pueblo, destrucción y culpa, descubriendo su esperanza subdesarrollada.
Día 406
(Un millón de fuegos)
Javi se ha marchado a trabajar a
pesar de saber que hoy es un día complejo, un día en el que los humanos de acá
tienen personalidad múltiple, y son al mismo tiempo poetas y verdugos, críticos
y protagonistas, entendidos y desentendidos, custodios y liberales, amargos y
optimistas. Las resacas deben cubrir los rostros somnolientos en las paradas de
los vehículos colectivos y muchas fábricas cerrarán la producción con pérdidas
sustanciales.
El mejor modo de pasar el mal trago
es comprar unos cuantos kilos de carne para recuperar las fuerzas, para quedar
con los compañeros y amigos, para renegar del jefe y el amo, para doblar su
vista prisionera, para reducir el silencio tras la derrota; encender un fuego,
un millón de fuegos, y curtir alrededor de las ascuas, la mirada de lo que pudo
ser y no.
Esta mañana ya habían desaparecido
todas las banderas de los balcones y ventanas y nadie habla del mundial, ni de
futbol. La niebla es el mejor clima para hoy. No se ha levantado en todo el día
emborronando la realidad. Javi teclea para recoger este trigo, y yo huelo sus
pensamientos nítidos desde la manta verde, cuando en el aire aún se sienten las
llamas.
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