martes, 22 de julio de 2014
Diario de una perra en Argentina (Semana 58)
SEMANA 58
Día 407
(Musicoterapia)
Voy en los ojos de Javi y le veo así
preparar uno de sus talleres con los humanos especiales. Reparte un objeto
musical a cada uno. Maracas, tambores y panderetas. Saca de dentro de una caja
un peluche de un león con cara fiera. Les explica pacientemente que cuando el
león camine han de hacer sonar las maracas, cuando salte lo harán los
tambores y cuando ruja las panderetas. La escena empieza con el león
despertándose. Los humanos especiales prestan atención pero rápidamente se
distraen y Javi ha de comenzar de nuevo. No obstante, poco a poco van entrando en la
historia. El león despierta en medio de la selva y lo primero que hace es
desperezarse. Los humanos especiales le imitan y aunque alguno se evade a su
mundo de fantasías propias, la mayoría parecen dispuestos a continuar porque
les pincha la curiosidad. El león inicia su recorrido por la selva y las
maracas así lo corroboran. Puede que se cuele algún tambor y alguna pandereta pero
Javi va corrigiendo estos deslices y la orquesta de sonidos despliega toda su
capacidad. Javi mueve el león con sus manos pero es como si las manos no
existieran y sólo estuviera el león. De pronto salta y los tambores repican su
movimiento. Cuando ruje las panderetas lo refutan. Javi, que está dentro del
león como cuando yo me meto dentro de él, es el director de la orquesta y los
músicos aguardan sus indicaciones y gestos, que no son otra cosa que los
movimientos del mismo león por la selva. Los ritmos surgen en distintas
combinaciones, en tantos las miradas se concentrar para no perder el hilo. La
canción termina con un enorme rugido al que todos los humanos especiales se
unen para imitarlo. Durante unos minutos han estado creado una historia con
fondo musical y han participado con su potencialidad en la composición. Javi
pide un aplauso y todos los músicos responden aplaudiendo. Sus sonrisas están
cargadas de satisfacción. El león se despide ahora y vuelve a su caja. Ya es la
hora de hacer un descanso y los humanos especiales tornan cada cual a su
embudo. Los rostros se ablandan, los ojos se sumergen y los codos se apoyan en
la mesa. Antes de salir por la puerta, Javi se gira, y por un momento el león
asoma de nuevo su gran cabeza del interior de la caja para despedirse de sus
amigos con una pata. Los humanos especiales se iluminan y le dicen adiós con
sus manos, pensando como panderetas, maracas y tambores.
Día 408
(Kilombo en nuestra pequeña
comunidad)
Desde por la mañana se sentía la
tensión en el patio y los árboles doblaban sus ramas con el viento. Los humanos
andaban enfadados, se echaban la culpa unos a otros porque nunca se paran a
hablar de lo que ocurre o lo que piensan. La madre del cachorro grande se ha
quedado sin trabajo y los apuros económicos han desatado la tempestad. La vecina
vieja, la abuela del cachorro, ha aprovechado para atacar al humano que vive
con ella en el fondo, gritando que lleva años sin trabajar y que es un vago. No
le falta razón a la humana vieja, pues el humano siempre está cimentando
negocios millonarios en el aire pero no mueve un músculo para concretarlos y
rechaza muchos trabajos que le salen. El cachorro grande está en una etapa muy
egoísta y no ayuda en nada su comportamiento. Su madre brega entre su relación
de pareja y su hijo y se ve atrapada en los pliegues irracionales. La única que
no se mete es la humana con gafas, tal vez porque su vida ya es de por sí
demasiado complicada. Cuando Javi ha regresado del trabajo se ha encontrado
este kilombo, todos discutiendo con todos, gritándose e insultándose y aunque
por un momento parecía no querer intervenir, ha seguido sus impulsos, ha
aplacado las voces momentáneamente y los ha mandado cariñosamente cada uno a su
casa.
Después de nuestro paseo, acortado
por las circunstancias, ha ido hablando uno por uno, sabiendo que la simple
expresión de sus frustraciones y ansiedades lograría mitigar en parte su
estado. La humana vieja está cansada de dar y dar sin recibir nada y como el
cachorro humano vive prácticamente con ella termina por incidir en su educación
más que su madre. A esa madre humana le cuesta poner límites y se aprovecha de
la situación para evadirse de sus responsabilidades. Del humano, que es su
pareja, únicamente hay que decir que pese a que no contribuye poco en aspectos
materiales ejerce de autoridad para el cachorro, es baremo emocional de la
madre, y ayuda a unos y a otros en lo que puede. La vieja no le traga. La
humana madre del cachorro no es capaz de expresar lo que siente ni de separar
su relación de pareja de su familia. El humano habla de la abuela como de una
bruja manipuladora, pero después se sienta cada día a comer lo que ella le
prepara y pone su mano cuando ésta le da plata. El cachorro, siempre el más
vulnerable de todos, rinde a su antojo estos tirones y se está convirtiendo en
un psicopatilla practicante dispuesto a crear un infierno cotidiano y a hacer
lo que sea para conseguir sus querencias y caprichos.
Javi
ha obrado como un cirujano para separar cada problemática individual y
ha hecho la puesta en común durante la cena. Todos le han escuchado y se han
comprometido a seguir sus consejos. El ambiente cargado se ha diluido cuando
para terminar Javi ha propuesto que cada uno dijera algo positivo de los otros.
Las risas han llegado con los mates y poco después Javi y yo entrábamos en
casa. Javi rendido, yo con un gran hueso en la boca. La humana vieja me lo ha
dado como una especie de recompensa por el esfuerzo de Javi. Por hoy todo ha
regresado a la normalidad. Esperemos que la calma dure al menor por un tiempo y
que cada humano se conciencie para hacer sostenible la convivencia. Gos y Oso
me han mirado con envidia al pasar con el hueso, y ahora Javi cae rendido en la
cama mientras yo me acurruco en la manta verde mordisqueando en silencio la
verdad.
Día 409
(Bar-rotisería)
Cuando Javi ha salido del trabajo
traía ojos de loco escéptico y durante el paseo era como si buscara algo o a
alguien. Hemos pasado por la puerta de un negocio en cuyo cartel se lee
rotisería. Este establecimiento es una mezcla de bar, cafetería y restaurante.
Se sirven igualmente copas que cafés o infusiones que platos simples como
milanesas y empanadas. Javi ha pasado y yo me he quedado fuera temblando porque
justo un momento antes han tirado un petardo y me da miedo. Javi ha salido a la
puerta con un whisky con coca-cola en la mano y se ha sentado en una silla para
saborearlo. El interior del local estaba lleno de parroquianos humanos con
boinas y las paredes mostraban mapas del país, banderines de los distintos
equipos de fútbol, de tenistas, de boxeadores, de caballos y de pilotos de
coches de carreras. Todos bebían vermut combinándolo con soda en sifón. Me ha
recordado un poco al bar que había en aquel pueblo de la sierra donde vivimos
una vez. Algunos humanos amables le han preguntado a Javi de dónde era y pronto
se ha reunido a su alrededor un pequeño corro de curiosos. Le han invitado a
otro whisky aunque después de algunas explicaciones e indagaciones pronto han
vuelto a sus conversaciones de siempre.
Javi ha sacado entonces una libreta
de su mochila y se ha puesto a escribir un poema irracional, como si estuviera
poseído por una voz ajena que en verdad no lo es. La luna iniciaba su camino en
el cielo. El atardecer era apenas un último envite del sol moribundo. Nuestro
barrio se oscurecía hacia la selva del río enorme y las casas parecían formar
parte de los árboles. Las risas sonaban en la rotisería mientras un olor a
fritos y carnes me envolvía la nariz haciendo que mis miedos se disiparan. Javi
escribía:
No
rotures tu silencio/ sigue preguntándote si más allá de vos hay una espera/ un
sentido que transgredir
No bajes la vista/ cuando tus ojos
tendrían que brillar entre las nubes/ transformando la realidad prisionera/
aquella que pretendes libre
No me digas que me calle/ que deshaga
mis palabras en impulsos/ que aguarde a otro día/ a otro instante impredecible/
si lo que yo quiero es pintar sobre el vacío/ comerte la boca y la razón/
sobrevivir momentáneamente a la controversia de la soledad elegida y el deseo
continuo.
Ahora regresamos a casa y Javi
sonríe no con ojos de loco escéptico sino de loco optimista. Un nuevo petardo
en una esquina me hace temblar pegada a sus pasos. Ya se ve la puerta de
nuestra casa, blanca con un sol unas nubes pintadas sobre un mar azul desde el
pomo. Sopla viento frío, y me siento sobre mis patas mientras Javi busca sus
llaves con la ebriedad en sus bolsillos.
Día 410
(La bici vuelve a casa)
Tiene la rueda de atrás destrozada y
la de adelante torcida, el sillín hecho mierda, los guardabarros doblados y
raspones en el pedal y el cuadro. Sin embargo, así apoyada como está, como
siempre estuvo apoyada en la pared, resulta una sobreviviente rotunda. No es
una sombra ni un eco. Pronto volverá a rodar, volverá a llevar a Javi al
trabajo y le permitirá sentir el viento y la velocidad sin más protección que
la piel latente.
Javi la ha traído esta tarde a casa
y la pared que permanecía vacía se ha llenado con su presencia. Javi sonríe
ahora mientras teclea. Y de cuando en cuando la contempla ensimismado, como si
recordara. Yo me acerco a ella muy despacio para oler aquella escena que el
destino marcó en su pintura gastada.
Día 411
(Safari fotográfico en el Paraná)
Aunque a Javi no le tocaba trabajar,
hoy nos hemos levantado muy temprano. Desde el principio he sentido que algo
especial poblaba los ojos de Javi, y cuando hemos salido a la calle,
dirigiéndonos después hacia el fondo de la villa, marchando más allá de los
contries de los ricos, siguiendo la paralela de los canales de esteros y
lagunas del río enorme, he entendido el porqué.
Hemos caminado durante varias horas
por senderos desconocidos, siempre hacia el este. Javi consultaba
frecuentemente un mapa para asegurar nuestra dirección, pues era la primera vez
que nos alejábamos tanto del pueblo, bordeando la selva impenetrable y su red
de árboles, plantas y flores. De pronto el sonido del agua nos anunciaba que el
río enorme estaba cerca y al acercarnos un poco más el estruendo era tan fuerte
que asustaba. El sol convertía este espacio en un rincón maravilloso. El verde
brillaba con toda su intensidad. Javi ha sacado la cámara y se ha puesto a
fotografiar todo cuanto veía. Nos hemos sentado en una especie de ensenada,
sobre unas piedras blancas desde las cuales podíamos distinguir las dos
orillas. Al poco rato de estar allí, la fauna ha comenzado a surgir de su
aparente inexistencia. Javi ha retratado decenas de pájaros distintos, cuyos
colores variaban como un arcoíris, grandes como un gato, con garras y picos
impresionantes o tan pequeños que podían entrar dentro de las flores para libar
su néctar, sacudiendo con rapidez sus alas casi invisibles, cazadores y presas,
también serpientes, ranas, lagartos, insectos y arañas, y unos roedores
descomunales que nadaban y pastaban hierba entre los árboles. Yo me he vuelto
loca literalmente persiguiendo a unos y a otros, y he registrado sus rastros y
olores para no olvidar esta locura.
Al mediodía hemos regresado hacia el
pueblo, cuando las nubes ocultaban el sol y presagiaban lluvia. Hemos tornado
justo cuando empezaba a llover y el barrio se embarraba de silencio y el sonido
de las radios se distorsionaba con el gris del cielo y los relámpagos
inconcebibles. Javi prepara una infusión para tomar con el palito metálico
mientras yo me hago una bola sobre la manta verde y me dejo cautivar por el
cansancio y la molicie. Estas lluvias intensas harán subir el caudal del río
enorme y probablemente ahora todos sus animales habrán buscado un buen refugio
como nosotros para pasar el temporal.
Día 412
(Nuevo día del amigo)
Hoy me ido dentro de Javi a su
trabajo. El sol lucía en el amanecer después que lloviera durante toda la
noche. Los domingos la estación de vehículos colectivos está casi desierta a
esas horas y salvo los cachorros grandes que vienen de esas jodas infinitas y
del interior de los portales voluptuosos, ciegos de alcohol y claridad, sin un peso
en sus bolsillos, asidos a la ideología del sueño sin distancias y a la espera
de cualquier accidente prometedor, pocos humanos más acontecen por las dársenas
vacías.
Como el círculo del nuevo año ha
dado un giro completo hoy en el hogar de los humanos especiales se celebra
nuevamente el día del amigo. Javi y sus compañeros han intentado así que los
humanos vivieran un día diferente. Por ello han estado haciendo carteles y
tarjetas para regalarse unos a otros, han decorado los talleres, han cocinado,
han bailado. Javi ha hecho un cuentacuentos con títeres y los humanos han
disfrutado de lo lindo. Y como el día lo ha permitido han merendado fuera
tomando mate con los palitos metálicos.
Al llegar a casa, Javi ha recibido
algunos mensajes de sus amigos de acá y él ha enviado otros. Parecía muy
emocionado porque no se esperaba tanto afecto. En esta aventura nuestra, lo que
ayer resultaba extraño o distinto a nuestra costumbre, poco a poco se va
convirtiendo en una realidad que toca nuestro corazón hasta abarcarlo.
Día 413
(Luna-uña)
La luna es apenas una uña flaca
que ondea en el cielo de este amanecer. Javi debe estar esperando aún el
vehículo colectivo en la esquina de nuestra calle porque puedo oler desde aquí
su sombra insomne. Se pasó media noche tecleando en la pantalla y únicamente ha
dormido un par de horas. Oso y Gos me miran desde un rincón del patio y los
patos y las gallinas extrañas aún permanecen dormidas. Sólo los gallos hace
rato que cantan al alba subidos en el tejado de la casa como gatos. Hace un
poco de viento porque los árboles mueven sus ramas con ritmo. El barrio despierta
y no, echándose la manta de nuevo por encima. Las semanas se suceden y los
sueños avanzan con lentitud. ¿Qué será de la visa, del título de Javi, de su
ilusión por trabajar con caballos y animales, por aprender todo lo posible, por
continuar siendo lo más libre y lo más despierto, por descubrir insólitas
esperanzas y bregar contra las tragedias de la vida?
Somos un humano y un perro
luchando en un mundo inmenso y diverso. El mundo es mucho más que nosotros,
mucho más que humanos y perros. Vivimos en esta tierra hermana de nuestra
tierra. Y en verdad todas las tierras son hermanas, pues son una misma
sustancia geológica, un mismo útero vagando en el espacio alrededor de una
estrella ávida de átomos y amor. Por eso sé que al contemplar esta luna-uña,
flaca y luminosa, nuestros amigos del otro lado, también la estarán viendo
ondeando en este cielo que amanece para traernos otro día que se sumará a todos
los anteriores en su lucha.
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